El Papa Francisco, dictó el 3 de octubre su Encíclica “Fratelli Tutti”,
que puede traducirse como “Hermanos todos”, una frase que San Francisco de Asís,
uno de sus inspiradores, decía con frecuencia. Las encíclicas papales, son
cartas que el Papa envía a todos los obispos y fieles católicos del mundo. En
ellas, fija la doctrina y la posición de la iglesia respecto de alguna materia.
En este caso, está orientada a destacar la importancia de la fraternidad y la
amistad social. Reconocernos como hermanos, como miembros de la naturaleza
humana, dotados con igual dignidad y derechos. Con inspiración en los textos
bíblicos, en los escritos de San Francisco de Asís, pero también en el
pensamiento de grandes hombres de otras creencias. Mahatma Gandhi, Martin
Luther King. El papa destaca especialmente sus conversaciones, con una autoridad
de la religión islámica, el Gran Imán Ahmad Al-Tayyeb “Dios
ha creado todos los seres humanos iguales en los derechos, en los deberes y en
la dignidad, y los ha llamado a convivir como hermanos entre ellos».
Las relaciones interpersonales en el mundo de
hoy, dominado por la tecnología, y las comunicaciones a distancia. El impacto
de la pandemia. Los cambios culturales producidos por los fenómenos
migratorios. Las necesidades humanas básicas, no resueltas en gran parte del
planeta. El riesgo del populismo. Los cantos de sirena del consumismo, que
lleva a la alienación, y al individualismo sin freno.
Todos
estos aspectos, son tratados en FRATELLI TUTTI, por el papa Francisco, con una
inspiración central. El amor por el hermano, “Sea el que está lejos, como el
que está junto a ti”. El propósito es un aporte a la reflexión, de “todas las
personas de buena voluntad”, “Para que frente a distintas formas de eliminar o
ignorar a otros, seamos capaces de reaccionar con un nuevo sueño de fraternidad
y de amistad social que no se quede en las palabras”. En otro pasaje Francisco
nos recuerda, “Nadie puede pelear la vida aisladamente. Se necesita una
comunidad que nos sostenga, que nos ayude, y en la que nos ayudemos unos a
otros a mirar hacia adelante.”
Estas
son ideas introductorias a la Encíclica Fratelli Tutti, que invito a leer. Mi
propósito es destacar el espíritu de encuentro, de diálogo. La invitación a
construir comunidad, a vivir en el amor de unos a otros, que inspira esta
carta. En momentos en que en el mundo es asolado por una pandemia que ya se ha
llevado a millones. En tiempos en que, en nuestro país, vivimos tiempos de
convulsión social, pero también de esperanza. El llamado al amor a nuestros
hermanos, debe ser central, en todos, cristianos, judíos, musulmanes, personas
agnósticas, todos somos miembros del género humano. Nos debemos el trato
fraterno, el trato de hermanos. Nos debemos amor de los unos hacia los otros.
Es lo único que nos va a salvar como comunidad.
Cuando
en Chile estamos a escasos días de vivir, el evento político mas importante de
nuestra historia, con el plebiscito constituyente. Tenemos en nuestra mente,
muy fresca la memoria de esas imágenes, que llenan de esperanza. Decenas de
miles de personas, marchando pacíficamente, en medio de cantos, de danzas y de
juegos. Esa es la forma en que se
expresa nuestro pueblo. El pueblo de Chile es así, alegre, festivo, pacífico.
Esas imágenes irradian fraternidad, irradian paz.
El
contraste no puede ser mayor, cuando vemos las otras imágenes, esas donde
grupos minoritarios de personas, destruyen el mobiliario público, saquean
comercios. Para luego en el clímax de su orgía de violencia, terminan
incendiando dos iglesias en Santiago, la capital de Chile.
La
destrucción de objetos de culto religioso, o lugares sagrados para los
integrantes de una determinada profesión religiosa, está asociada a los
momentos mas oscuros de la historia de la humanidad. Es realmente una herida en el alma nacional,
cuando vemos que un grupo de personas, puede llegar a ese extremo en las
expresiones de odio.
Nuestro
país, necesita del dialogo social, de la fraternidad, necesita del amor que
tenemos por nuestros mas cercanos, pero que también debemos tener por los
otros. Por esos que no son tan parecidos a mí, o los que piensan distinto. No hay otra forma de construir una sociedad
sana, que no sea sobre la base del dialogo fraternal, pacífico, abierto. Eso
deben entenderlo en primer lugar, los líderes políticos, tanto los que
gobiernan, como los que esperan gobernar en el futuro. El único camino para
Chile, es el del dialogo y la paz. Nadie puede justificar en Chile, la
violencia como recurso político. Como nunca antes, tenemos a nuestro alcance la
participación, las llaves de nuestro propio destino. Los líderes sociales y
políticos, deben tener el coraje de defender el dialogo y la paz, ahora más que
nunca. Y decirlo sin titubeos, sin dobles lecturas, sin justificación ni
condiciones.
FRATELLI
TUTTI., hermanos todos.
Ernesto
Sepúlveda Tornero
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