Sin mucho buen juicio, y apelando en todo momento a las mas variadas
razones, nuestras autoridades políticas, postergaron varios eventos electorales
de 2020, los que terminaron indefectiblemente en el 2021. Es así, que nos vemos
ya enfrentados a las más variadas convocatorias, todas de suma importancia, las
que por angas o por mangas, terminaron amontonándose en el nuevo año. Las vamos
a enumerar, para que nadie se quede sin participar, o sin saberlo, al menos. 11
de enero: plazo final para inscripción de candidaturas, y 11 de abril:
elecciones generales (gobernadores regionales, alcaldes, concejales,
convencionales constituyentes)
5 de mayo: plazo final para inscripción de candidatos
presidenciales
9 de mayo: eventual segunda vuelta de gobernadores regionales
4 de julio: primarias presidenciales
21 de noviembre: elecciones generales (presidente, senadores,
diputados, consejeros regionales)
19 de diciembre: eventual segunda vuelta presidencial
A
este calendario se suman otras votaciones, que son acordadas o convenidas por
los partidos o movimientos sociales. De las cuales sólo en Magallanes, ya se
han efectuado dos. Una para elegir a candidatos, para una lista de las listas
de independientes, a la convención constituyente. La otra se efectuó este
domingo, para elegir al candidato a alcalde de la oposición en Punta Arenas.
Hay
que reconocer, que al menos en Magallanes, nos gusta esto de ir a votar.
Incluso a las votaciones convencionales, va mínimo 4 mil personas y de ahí para
arriba. En esta ocasión se hizo con el triunfo el concejal del FA, Arturo Diaz.
Es digno de destacar el espíritu cívico, personas haciendo la fila, fuera de
los locales de las JJVV, con viento y chubascos ocasionales. No hay caso, nos
gusta participar. Ya será hora de que quienes asumen las candidaturas,
respondan al interés y entusiasmo de la gente. Lo que menos se necesita es liderazgos
populistas o despóticos, de esos ha habido ya, y no nos gustan.
Quizás
el desafío mas importante que enfrentamos, como país, es valorar adecuadamente
el sistema democrático. Hemos iniciado un proceso constituyente, que requiere
de buenos candidatos, gente honesta y trabajadora, emprendedores, gente de la
ciencia y la cultura. No sólo políticos profesionales. Lamentablemente, el plazo
de inscripción de candidaturas vence, muy pronto, el 11 de enero. Y con toda
seguridad, habrá muchos que quedarán sin inscribir candidaturas, por no cumplir
con el número de firmas. Se avanzó mucho en ese plano, sólo se exigía
patrocinios electrónicos, a través de la clave única. No se obligaba a
concurrir a un notario, somo sí se exige para patrocinar candidaturas a los
demás cargos de elección popular. Pero aún con esa facilidad, muchas personas
que no militan en partidos, y quisieron inscribirse, van a quedar en la
estacada. Esto nos lleva a pensar, que se requiere una mayor valoración del
sistema de partidos políticos. Ellos son los órganos encargados de canalizar la
participación ciudadana. No militar está bien, nadie está obligado, y en buena
hora, existe libertad de afiliación. Pero, el sólo hecho de no tener militancia
política, no otorga ninguna credencial, ni virtud especial. Y las personas
deberán ganarse su espacio en la vida pública, a través de su participación
activa, sea militando en partidos, o en movimientos sociales, en gremios, u
otros. La vida política de un país, con un sistema democrático se nutre de esa
participación. Ninguna autoridad política, adquiere esa condición ni por
herencia, ni por la gran fortuna que posee. Y, asimismo, ningún vecino por
simpático o bien intencionado que sea, llegará al concejo municipal, o a la
convención constituyente, si no reúne los votos suficientes.
En
el tiempo actual, vemos que en redes sociales se ataca sin piedad, a unos por
ser “amarillos”, ex concerta, otros por ser defensores del sistema neoliberal,
otros por no ser lo suficientemente radicales o revolucionarios. Disputas
bizantinas, acerca de quien o quienes son los que realmente encarnan al pueblo.
Discusiones que en el pasado ya se dieron, con igual vehemencia, e incluso con
encono. Sólo a un destino conducen, al de la dispersión y desintegración de las
fuerzas políticas. La idea de una sociedad de derechos, seguirá siendo una
utopía, si no se construyen amplios y sólidos acuerdos. No hay nada más
transformador que construir colectivamente. En Chile, eso es una exigencia
transversal. Quien no quiera oír, o entender, no conseguirá la adhesión
mayoritaria, que permite alcanzar el poder político en democracia.
Se
requiere oxigenar los ambientes para combatir la pandemia Covid. En política
pasa lo mismo. No hay mejor antiviral, que una buena participación electoral. Pero
necesitamos entusiasmarnos, enganchar con alguien que nos mueva. Y yo creo que
esa persona está. Una cara nueva, como lo pide la gente, una mujer joven y
empeñosa. Una persona con experiencia, pero con una mirada integradora. Una
persona que nos permita encantarnos de nuevo con lo público, un liderazgo
transversal, que se libere de las etiquetas del pasado. Que nos entregue una
alternativa, capaz de mirar más allá de la confrontación y polarización actual,
y nos permita eso que Chile tanto necesita, el re encuentro, la reconstrucción
de confianzas, y de la amistad cívica.
Partiendo
el año, ya con una votación en el cuerpo, esperanzado en que florezca la opción
de esta persona tan especial. Y tengamos pronto, a Paula Narváez, como
candidata presidencial.
Ernesto Sepúlveda Tornero.
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