domingo, 26 de septiembre de 2021

EL PRIMER DEBATE

Esta semana partió la presidencial. Fue el inicio de las campañas electorales a presidente, parlamentarios y consejeros regionales. Lo que marcó la pauta fue el primer debate televisivo, que transmitió CNN-CHV. Un nuevo formato, que quitó el protagonismo a los periodistas, y lo entregó a los candidatos. Un acierto, dado el espectáculo brindado en las campañas de primarias, donde entrevistadores, no dejaban a hablar a candidatos, a fuerza de interrupciones. Fue bueno, escuchar más a los protagonistas de la elección, que a las figuras de los medios. Fresco está en la memoria, como un joven diputado por una zona extrema, fue capaz de derrotar, a la figura icónica de la izquierda tradicional, gracias a su notable desempeño en la TV. El formato en que los candidatos administraban su tiempo, y el hecho de que fueran definidas por sorteo las interacciones entre ellos, restó intensidad, le faltó sazón, a los emplazamientos. Frases hechas, cuñas preparadas y ensayadas, no surtieron mayor efecto. Le pasó a Provoste con la frase que le dedicó a Boric, sobre su pacto con el PC. Donde le enrostraba que dicho partido “apoyaba dictaduras”. El aludido, respondió, recordándole a Provoste, que la democracia cristiana, había formado parte del gobierno anterior, junto al PC. Y que éste, a diferencia de la DC sí se leyó el programa y fue leal con el mismo. Los candidatos que se mencionan en las encuestas, como favoritos en primera vuelta, Gabriel Boric y Sebastián Sichel, procuraron emplear su tiempo para exponer contenidos de sus programas. Se vio a Boric, estrenar un aspecto más formal, vistiendo un saco gris. De hecho, su performance en el debate, fue de mayor contención, lo que a algunos les pareció, que le restaba espontaneidad. En cuanto a Sichel, hizo uso de su locuacidad habitual, sorteando con mayor o menor dificultad los emplazamientos. Nunca se le vio complicado, pero quien mejor logró atrincarlo, fue el profesor Artés, cuando lo invitó a asumir su condición de candidato de derecha, y candidato de gobierno. Lo que dejó en evidencia, los amplios giros que ha tenido en su postura política Sichel. Caso a mencionar, fue el candidato Kast, quien, aplicando un esquema de campaña, propio de la ultra derecha en todo el mundo. Abundó en frases tajantes, afirmaciones sin sustento, y otras manifiestamente erróneas o falsas. Como cuando le sacó en cara a Provoste un hecho comprobadamente falso, que le atribuye responsabilidad en malversación de caudales públicos el mineduc. Fue un momento tenso, ya que Provoste, le respondió con firmeza, aludiendo a que Kast usaría la mentira como recurso político. La pregunta de Boric a Kast, permitió a este diferenciarse con claridad del gobierno, y sus desaciertos, y dirigir su discurso a los desencantados de la UDI, partido en el cual militó en el pasado. Respecto de este primer debate, puede señalarse que las candidaturas deberán revisar sus estrategias, para poder expresar con mayor claridad sus ideas fuerza. Candidaturas que figuran en tercer y cuarto lugar, deberán arriesgar más, caso contrario su suerte va a estar sellada. Los temas que preocupan a la ciudadanía, deben estar más presentes, y con mayor visibilidad, para que destaquen las ideas y propuestas, más que las disputas o descalificaciones personales entre los candidatos. Hay una frase paradigmática en las campañas políticas: “Es la economía, estúpido”. Fue acuñada por James Carville Jr., abogado y destacado asesor de las campañas demócratas en Estados Unidos. Formó parte de la exitosa campaña que llevó a la Casa Blanca, a Bill Clinton en 1992. Alude a que siempre debe estar en el centro de la campaña, las preocupaciones de la gente. En Chile, debemos enfrentar la situación económica post pandemia, la necesidad de generar una potente agenda de reactivación, no se puede esperar a marzo de 2022, para definirlos. Un primer tema, es el presupuesto que deberá ejecutar el próximo gobierno. La reducción del déficit fiscal, es una necesidad que todas las candidaturas asumen como imprescindible. Sin embargo, la velocidad e intensidad con que se retire el estímulo fiscal, provoca controversia. El proyecto del gobierno representa un recorte en el gasto público del 22,5% sobre la ejecución proyectada para el presente año. En una reducción estimada excesiva, el presupuesto presentado por el gobierno reduce el déficit fiscal de 11,5% a un 3,9% del producto interno bruto. No es un tema para dejarlo al azar, el retiro del impulso monetario, puede ralentizar la recuperación económica, y un bajo crecimiento económico, incide en baja capacidad de generación de empleos. En otro aspecto fundamental de la economía, que parece correr, en un sentido contrario al estímulo monetario. El Banco Central, ha advertido de los nefastos efectos sobre la inflación, que tienen los llamados “retiros de las AFP”. En una escena que sólo recordábamos de los años 80’, el fantasma inflacionario, se nos aparece, en el momento menos propicio, en medio de una campaña electoral. Estas son decisiones de estado, que requieren que el liderazgo escuche a los especialistas, son decisiones técnicas, que repercuten en el éxito o fracaso de los gobiernos. Otro tema que debe estar en la definición presidencial, y que esta semana se ha tomado los espacios de noticias, es el fenómeno de la migración. Somos receptores de un flujo constante de migrantes de otros países del continente, donde predominan venezolanos, colombianos, y dominicanos. El pésimo gobierno de Piñera, ha sido contradictorio e irresponsable, montó un show en Cúcuta, frontera de Colombia con Venezuela, invitando a migrar a Chile, miles de venezolanos han venido. Hoy tenemos en Colchane e Iquique una situación sanitaria y social insostenible. La presión sobre la escasa población local, es inaudita, las autoridades locales entregadas a su suerte. Las candidaturas presidenciales deben presionar al gobierno. Se debe garantizar condiciones mínimas de salud e higiene a los migrantes. Se debe sensibilizar a la población sobre el infierno del cual vienen escapando estas personas. Y como sociedad debemos asegurar, que nunca más sucedan hechos de violencia, como los vistos en Iquique. Gran parte de nuestros candidatos presidenciales descienden de migrantes. Somos una sociedad inclusiva y tolerante, hemos sido crisol de pueblos y culturas, es hora de demostrarlo con actos nobles, generosos, que engrandezcan el espíritu, y mostremos al mundo lo mejor de nosotros. Ernesto Sepúlveda

domingo, 19 de septiembre de 2021

INDEPENDENCIA DE CHILE

Amigos y amigas. Hemos cumplido con los ritos y tradiciones populares, que celebran un nuevo aniversario patrio. En cada rincón del país, se compartió con alegría, en familia, con los amigos y seres queridos. Un momento de solaz en medio de un año que ha sido difícil para todo Chile. Se volvieron a ver las disputas en redes sociales, sobre la verdadera fecha de nuestra independencia. Se cuestiona, no sin razón, que celebremos la fecha de constitución de la Junta de gobierno de 1810, como el inicio de nuestra independencia. En ningún caso, podría interpretarse como un acto de independencia, la instalación de la Junta de gobierno el 18 de septiembre de 1810. Dicho evento, marca un hito en una incipiente organización política de la colonia de Chile. Sin embargo, la junta de gobierno, se enmarca dentro del movimiento, que se dio en toda la península ibérica, y en los dominios de ultramar, para defenderse del invasor francés. La primera de estas fue en Cádiz, expidiéndose a todos los dominios de la corona española, recomendaciones de obrar de manera semejante. El texto suscrito, en tales juntas, es explícito, y así lo consigna el acta de la Junta de Chile de 1810, que se conserva en bóveda del Archivo Nacional. Esta declara que se desea “conservar el dominio de estas tierras a su legítimo dueño y desgraciado monarca, señor don Fernando Séptimo”. Es probable que mas de alguno de los connotados vecinos de Santiago, convocados a este evento, albergaran ya, ideas de independencia, pero en esta ocasión no se hicieron visibles. Por otra parte, el acta de la independencia en su texto original se encuentra desaparecido, presumiblemente destruido. Se conserva en el Archivo nacional, una copia del texto usado como proclamación de la independencia. Este texto aparece fechado en Santiago a 12 de febrero de 1818, sin embargo, hace mención al acta suscrita por el director Supremo don Bernardo O´Higgins, en el “Palacio directorial de Concepción, el 1 de enero de 1818”. Existe controversia sobre el lugar de la firma, ya que algunos sostienen que materialmente se habría producido la firma, en los morrillos de Perales, cerca de Talcahuano, el 1 de enero de 2018. De cualquier modo, nuestra independencia se habría sellado formal y materialmente, en 1818, el 1 de enero, fecha de la firma del acta, o del 12 de febrero, fecha de su proclamación. Se estima que la fecha se optó por trasladarla a septiembre, por dos consideraciones. El propio texto del acta de independencia, señala: “La revolución del 18 de septiembre de 1810 fue el primer esfuerzo que hizo Chile para cumplir esos altos destinos a que lo llamaba el tiempo y la naturaleza; sus habitantes han probado desde entonces la energía y firmeza de su voluntad, arrostrando las vicisitudes de una guerra en que el Gobierno español ha querido hacer ver que su política con respecto a la América sobrevivirá al trastorno de todos los abusos.” En el texto los propios padres de la patria, le otorgan un carácter de revolución, a la constitución de la junta de 1810. Esto a su vez, admitiría interpretaciones, ya que se habría buscado fijar una línea de continuidad que le conferiría legitimidad, al esfuerzo de incipiente organización política. Asimismo, es dudosa esta interpretación, por la declarada lealtad y devoción al “legítimo dueño y desgraciado monarca Fernando séptimo”. Otra consideración, que pesó en la decisión de celebrar en septiembre, es que, en aquella naciente República de inicios del siglo XIX, la economía se sostenía fundamentalmente de la actividad agrícola. Chile era rural, y las actividades mas importantes, eran las de cosecha, que se efectúan precisamente en los meses de verano, Por tanto, con un espíritu práctico notable, se optó finalmente por celebrar en septiembre, permitiendo la continuidad sin interrupciones de las cosechas agrícolas. Es hermoso, y muy ilustrativo, leer ese texto de la proclamación de la independencia de Chile, para recordar de donde venimos. “...No permitiendo las actuales circunstancias de la guerra la convocación de un Congreso Nacional que sancione el voto público, hemos mandado abrir un Gran Registro en que todos los ciudadanos del Estado sufraguen por sí mismos, libre y espontáneamente, por la necesidad urgente de que el Gobierno declare en el día la independencia, o por la dilación o negativa.” “ Y habiendo resultado que la universalidad de los ciudadanos está irrevocablemente decidida por la afirmativa de aquella proposición, hemos tenido a bien, en ejercicio del poder extraordinario con que para este caso particular nos han autorizado los pueblos, declarar solemnemente, a nombre de ellos, en presencia del Altísimo, y hacer saber a la gran confederación del género humano, que el territorio continental de Chile y sus islas adyacentes, forman de hecho y por derecho, un Estado libre, independiente y soberano, y quedan para siempre separados de la Monarquía de España, con plena aptitud de adoptar la forma de Gobierno que más convenga a sus intereses”. La decisión de los padres de la patria, en orden a impulsar un proceso de independencia total y absoluta, a partir de una aparente concesión de la metrópoli, nos muestran la sabiduría y la intrepidez de quienes nos precedieron. Asimismo, ilumina nuestros pasos en la senda constituyente. Es una luz de esperanza que perfora las tinieblas de los siglos, y nos muestra como fuimos capaces de organizarnos y como volveremos a hacerlo. Es un camino de continuidad y cambio, que nos sitúa 200 años después, en condiciones de fortalecernos con miras al futuro. Ernesto Sepúlveda Tornero Punta Arenas, lunes 20 de septiembre de 2021.-

domingo, 12 de septiembre de 2021

LA SENDA INCONCLUSA

Esta semana conmemoramos en Chile, un nuevo 11 de septiembre. Fecha que conecta con el sentir más profundo de los luchadores sociales, de los militantes del progreso social, de los demócratas, y en especial de quienes participamos de la izquierda. Este año en particular, no ha dejado a nadie indiferente. Estamos inmersos en un proceso constituyente, al cual se llegó luego de movilizaciones sociales multitudinarias en el país. En una especie de giro de la historia, esto ocurre, 48 años después del golpe cívico militar, que derrocó por las armas, al gobierno democrático de Salvador Allende. La fractura dramática, sangrienta y brutal de la dictadura, tal vez, con este proceso constituyente empiece a cerrar. No podemos afirmarlo con certeza, más que nada, son nuestros anhelos que afloran. Nuestros deseos de encontrar por fin esa justicia social, esa libertad que llegue hasta los más humildes de los humildes. Nos reencontramos con el corazón apretado, con la promesa de dignidad del gobierno de la Unidad Popular. 48 años después, cobra todo su sentido: “Dueños de nuestro propio destino”, la enseña que distingue al gobierno del Presidente Salvador Allende. Pese a los intentos de silenciar, de ocultar la historia, ésta, tarde o temprano se va abriendo paso, primero por las rendijas, tras bambalinas, dicho en sordina. Hasta llegar al gran escenario. Es lo que ha sucedido esta semana con la gesta del Presidente Allende y su gobierno. Después de haber sufrido la censura en todos los canales de TV, incluido el canal público, se transmitió el galardonado film “La batalla de Chile”, de Patricio Guzmán. Finalmente, 50 años después se pudo ver a través del canal de TV abierto, la RED, las tres películas que comprenden la obra. Causó un gran impacto, fue trending topic mundial en la red social twitter. Y por rating superó los 8 puntos, dejando atrás a todos los canales de TV abierta. Las redes sociales se llenaron de comentarios, de sorpresa, de indignación, de rabia. Las imágenes de época, que corresponden al género documental, constituyen una mirada a como vestían, como hablaban, como pensaban y soñaban, nuestros compatriotas en el año 1970, y hasta 1973. Una muestra palpable, del nivel de conciencia social y política, de los obreros, de los campesinos y pobladores por todo Chile. Las esperanzas y anhelos volcados en el gobierno de la Unidad Popular, se demuestran en la masividad de las concentraciones y marchas, en apoyo al presidente Allende y su gobierno. Y también en el histórico resultado de las elecciones parlamentarias de marzo de 1973, donde la Unidad Popular obtuvo un 43,4%, impidiendo al Partido Nacional y a la DC, contar con los votos para destituir al presidente. Queda en evidencia, lo que hoy está absolutamente comprobado, la injerencia del gobierno de Estados Unidos, a través de su departamento de estado, y de la CIA, en las acciones terroristas contra el gobierno de Salvador Allende. Bombas que volaron puentes, gasoductos, oleoductos, vías férreas, a través de grupos fascistas organizados y financiados por la CIA. Recursos para el boicot del transporte, y para financiar a los partidos opositores. Por primera vez, se muestra al gran público de Chile, las acciones sediciosas de los mandos de las FFAA, que traicionaron su juramento de acatar la constitución y obedecer al poder civil. El inaceptable bloqueo legislativo, la seguidilla de acusaciones a ministros del gabinete e intendentes, todas las mañas de la vieja política, fueron exhibidas en televisión. Y nada impedirá el juicio ciudadano. Para romper el bloqueo político a su gobierno, y para evitar que se concretara una guerra civil en Chile, el presidente Allende, transmite al jefe de la oposición DC en el congreso, Patricio Aylwin, que convocará a un plebiscito, para que el pueblo decida sobre la marcha del gobierno y del país. Los golpistas, que ya habían fracasado en junio de 1973, en el intento de golpe de estado, denominado “Tacnazo”. Adelantan sus planes, asesinan al comandante Araya, edecán naval del presidente, y su nexo con la oficialidad de la Armada. En el ínterin, la DC presenta un conjunto de condiciones, para destrabar la relación con el gobierno, que son consideradas inaceptables. Una de ellas, exigía la incorporación al gabinete de ciertos oficiales de las FFAA, que decidiría la DC. La suerte del gobierno quedó de esa forma sellada, y el golpe de estado era inevitable. Múltiples reflexiones motivan, el ver el documental “La batalla de Chile”, en TV abierta, junto a cientos de miles de personas por todo Chile. Quiero mencionar un par de ellas. El presidente Allende dijo “No se detienen los procesos sociales, ni por la cobardía, ni por la traición, ni por el crimen”. Tenía razón el presidente, en un sentido de tiempo histórico. Estamos ad portas de una nueva elección donde competirá la izquierda, contra la derecha, y una candidatura de la DC. En un sentido histórico, la fractura que sufrimos en los 17 años de dictadura, fueron una suspensión, no la detención de los procesos sociales. Y el movimiento popular de octubre de 2019, la eclosión de procesos que han venido madurando durante 30 larguísimos años. En una vuelta de tuerca de la historia, una candidatura de izquierda tiene grandes posibilidades de triunfar en la presidencial. Con una juventud no exenta de contradicciones, el pueblo de Chile, optará por ese proyecto. No se aprecia indicio alguno de que el electorado se identifique ni con las candidaturas de derecha, ni con la candidatura de la DC. Al parecer, las reacciones a un simple documental histórico, son una pequeña muestra, una leve y fugaz mirada, a una posición política progresista que se ha ido consolidando. Una población distante, del discurso estructurado, y profundamente ideológico del año 70’, pero con una concepción clara, de rechazo del abuso, de la injusticia, y un apego radical a la libertad en los términos más amplios. Lo que narra el documental “La batalla de Chile”, es una gesta inconclusa, es una senda que queda por caminar, y es una invitación que nos hacen, esos hombres y mujeres, a través del tiempo, a través de los años, a través de las penurias y pellejerías. Para que hoy, como herederos de ese proceso, seamos también “Dueños de nuestro propio destino”. Ernesto Sepúlveda Tornero

domingo, 5 de septiembre de 2021

EL SERVEL Y LA PRENSA

Después de la insólita historia de un candidato presidencial y su notario fantasma, parecía que habíamos completado ya, la cuota de episodios chocantes de la política chilena. Pero no, quedaba aún mucho más por lo que sentir pena, vergüenza o rabia. Se sumó la caída de un mediático integrante de la constituyente, electo por la otrora lista del pueblo. Miles de personas se conmovieron por su historia, de lucha contra el cáncer. Se hizo muy famoso en redes sociales por revelar sin pudor detalles, de lo que tenía que padecer para costear su tratamiento. Se exhibió con la cabeza rapada, y portando carteles alusivos, en las protestas callejeras de Santiago. En resumen, una figura pública, que despertaba empatía, por su coraje y valentía. Todo iba bien para él, hasta que sendos reportajes periodísticos, encontraron ciertas contradicciones en las entrevistas que este señor daba a los medios. Como dice Carlos Pinto, “Nada hacía presagiar”, lo que pasaría. Confrontado por una periodista de la prensa escrita, quien le pregunta sobre estas inconsistencias, y contradicciones, se ve obligado a reconocer que nunca estuvo enfermo de cáncer, ni se había sometido a tratamiento alguno. Finalmente reconoció que les había mentido a todos, incluidos sus electores. Era lo que nadie se esperaba. De inmediato se formó la trinchera de costumbre, por un lado, los que le perdonan todo al constituyente en cuestión, y aluden a las mentiras y chanchullos de los políticos tradicionales. La clásica teoría del empate. Por otro lado, los grupos de derecha más extrema, interesados en disimular el escándalo descubierto en Vitacura, la más característica de las tres comunas del rechazo. Se ha planteado entre los especialistas, que la renuncia de un constituyente no está contemplada en la norma, por lo que no sería susceptible de reemplazo. Podría darse que la persona en cuestión, continúe ejerciendo sus labores como si nada hubiera ocurrido. Otros plantean que la solución sería que se ausente de las sesiones, y simplemente no continúe participando del trabajo constituyente. Esto a su vez, produciría la impresentable situación, en que se le seguiría remunerando sin cumplir su labor. Pero lo anterior, por penoso o molesto que parezca, no fue lo único. El Servicio electoral (SERVEL), cumpliendo su notable función pública, ha notificado a más de 200 candidatos parlamentarios de todo el país, el rechazo de sus candidaturas, por el incumplimiento de requisitos de forma o de fondo, según el caso. Entre los damnificados está la lista del pacto del FA con el PC, por un lado, y por otro, la lista del ultraderechista partido republicano. Un golpe a la cátedra del SERVEl, que dejaría virtualmente sin representación parlamentaria a dichos sectores. Existen recursos legales que los afectados pueden ejercer, pero desde ya, se avizora, que no será tan sencillo de resolver. Y es un importante llamado de atención, a realizar las inscripciones con tiempo, previendo la posibilidad de problemas de último minuto. El resto de las vilipendiadas fuerzas políticas, cumplió sin problemas el trámite, lo que habla bien de su responsabilidad y de la importancia que le atribuyen. De esta andanada de hechos políticos impactantes, faltaba uno más. El propio SERVEL, notificó a Marco Enríquez Ominami, el televisivo Meo, que no podría continuar su cuarta carrera presidencial, por encontrarse su derecho a sufragio suspendido. Esto se deriva de la causa conocida como OAS, donde su administrador de campaña fue sancionado y Meo, absuelto. Esta suspensión, será objeto de revisión por el TRICEL, ante apelación del candidato, de ser acogida, podría reinstalarse en la campaña a La Moneda. Todos los eventos reseñados. tienen un denominador común. Afectan la fe pública. Dañan la credibilidad en quienes ejercen la actividad política, y deterioran nuestra democracia. Lejos estamos de animar, al juicio callejero, a la turba pidiendo sangre o que rueden cabezas. Creo en las infinitas posibilidades de errar, de equivocarse, que todos tenemos. Y nadie debiera ser quemado por equivocarse. Pero esto no significa impunidad, no significa tragarse los sapos enteros, porque los de otro lado hicieron cosas peores. Necesitamos con urgencia volver a creer tanto en las instituciones como en las personas. Es el requisito para seguir participando, y es lo que nos protege de caudillos autoritarios, que ofrezcan resolver todo por nosotros. Lo que ha pasado esta semana, es la mentira y la trampa, campeando. Es hacer cualquier cosa para ganar. Y eso no es aceptable, no tenemos por qué tolerarlo. Una lección para todos nosotros, mirar y escuchar con más atención, ojo con las figuras que, en política, se muestran cual seres alados, impolutos y transparentes. Esos que están primeros para lapidar a sus adversarios, pero últimos en reconocer sus errores, cuando son sorprendidos. La buena noticia es que dos instituciones, han cumplido un rol fundamental. El SERVEL y los medios de comunicación, han sido el equivalente a la vacuna y el alcohol gel, para preservar la salud de nuestra democracia. Estos son verdaderos baluartes en Chile, que debemos respetar y defender, una institución electoral, profesional y seria, y prensa libre, dispuesta a develar lo que el poder oculta. Si logramos sumar a eso, una comunidad informada e interesada, podemos estar tranquilos, de que ningún engaño por ingenioso que sea, va a lograr socavar nuestra libertad y nuestro modo de vida. Ernesto Sepúlveda Tornero Punta Arenas, Lunes 6 de septiembre de 2021