domingo, 29 de octubre de 2023

MALA MEMORIA

Amigos y amigas, en los últimos días he reflexionado bastante sobre nuestra mala memoria como sociedad. No hay siquiera que remontarse al siglo XX ni a los albores de la causa social, y las luchas obreras, para darse cuenta. Es que, con más frecuencia de lo razonable, hemos ido tomando decisiones como país, que van hacia una banda, para al cabo de los 4 años presidenciales, nos vamos a la banda contraria. Lejos estamos de ser un país desarrollado, aunque un reducido grupo de chilenos y chilenas, sí vive con un estándar de país del primer mundo. Lo ha dicho el banco mundial, y también distintos informes de la OCDE, Chile se encuentra entre los países de mayor desigualdad de ingresos. Pese a los avances logrados a través de la política pública, aún hoy día, la resistencia a una reforma tributaria profunda impide introducir los elementos correctivos. En los países desarrollados, la corrección de ingresos se produce a través del sistema impositivo. Un modelo de estado de bienestar, que ha sido el leit motiv, del progresismo chileno, requiere una estructura tributaria distinta, con mayores aportes de las grandes fortunas. Se viene intentando este camino, desde hace décadas, pero no han existido los consensos necesarios en las fuerzas políticas. El problema de Chile, es que debe hacerse cargo de su grave problema de desigualdad, al mismo tiempo, que de recuperar el ritmo de crecimiento económico. Sin aumentos en la productividad, no se produce el efecto virtuoso de la formación de empresas, creación de empleos, e ingreso de más personas al consumo de bienes y servicios. Los problemas que impiden que Chile alcance el desarrollo, y con esto se asegure un mayor bienestar a los ciudadanos de a pie, se vuelven a expresar, una y otra vez, cada vez que tenemos elecciones presidenciales. Así lo vimos en 2013, en la segunda candidatura de la presidenta Michelle Bachelet. El propósito declarado de su gobierno fue la lucha contra la desigualdad, en todas sus dimensiones. Para ello una reforma tributaria para financiar entre otras cosas, la gratuidad en la educación para los hogares del 50% con menores ingresos. Una generación de estudiantes ya ha sido beneficiada por esta política pública. Tenemos pésima memoria, el proyecto de gobierno de la presidenta Bachelet, dio respuestas a necesidades concretas, problemas reales, que se expresaron en manifestaciones sociales, en movilizaciones que se dieron en todo Chile. En el caso de quienes vivimos en las zonas extremas del país, el gobierno de la presidenta Bachelet se hizo cargo de la insatisfacción, el descontento que existía en este territorio con el estado central. Seguro que en el centro del país pocos lo recuerdan, pero en 2011 existió una enorme y transversal movilización social en Magallanes. Fue el denominado “Paro del gas”, trabajadores, empresarios, funcionarios públicos, estudiantes, paralizaron la región durante una semana, protestando contra un aumento en el precio del gas. Elemento esencial para la vida en la zona austral. El gobierno del presidente Piñera, debió echar pie atrás en su decisión. En el año 2012, se producen movilizaciones similares en las regiones de Aysén y de Arica Parinacota, también allí protestando contra acciones decididas en el gobierno central. Estas situaciones producidas en las zonas extremas, fueron fundamento de una política pública, muy exitosa que apuntó a la raíz de las condiciones de vida de los habitantes de las zonas extremas. Se buscó a través del Plan especial de desarrollo de zonas extremas, enfrentar la desigualdad territorial, la que implica que los habitantes de estos territorios, acceden a bienes y servicios de inferior calidad, o de mayor precio, que en el centro del país. El plan de zonas extremas benefició a las regiones de Magallanes y de la antártica chilena, la región de Aysén, la región de Arica Parinacota, y la provincia de Palena y comuna de Cochamó. El segundo gobierno de la presidenta Bachelet, acertó en el diagnóstico, y generó políticas públicas como la gratuidad en el ámbito de educación superior. También la reforma al sistema electoral, eliminando el sistema binominal, permitiendo una mayor representatividad, y diversidad en la integración del congreso. También se hizo cargo de la inestabilidad social, que generaba las limitaciones constitucionales, para llevar al país a un estado social y democrático de derecho. Durante el período 2016 al 2017, se efectuó un proceso participativo en todo el país, con más de 200 mil personas, en encuentros locales para la nueva constitución. El resultado, una propuesta de reforma constitucional, para aprobar un nuevo texto constituyente, el que quedaba para ser tramitado por el gobierno siguiente, y aprobado por el primer parlamento sin binominal. Pero tenemos mala memoria, y en las elecciones de 2017, se impuso la alternativa conservadora, que desechó continuar con el proceso constituyente propuesto. Se planteó desmantelar la reforma tributaria, y revisar la gratuidad en la educación, y todas las iniciativas impulsadas por el gobierno anterior. A la elección siguiente, la rueda volvió a girar, y los chilenos y chilenas en 2021, volvieron a elegir un gobierno progresista. La administración del presidente Boric, ha procurado retomar la agenda de transformación social interrumpida por la administración conservadora, una propuesta de pacto fiscal, para enfrentar el financiamiento de un mayor monto de pensión garantizada universal. Una nueva propuesta de reforma de pensiones y la reforma de salud. También en este gobierno se ha retomado el impulso constituyente, que se inició en la administración conservadora, forzado por el estallido social. Como ha sido la regla en nuestra democracia del empate de fuerzas políticas, el sector conservador ha bloqueado todo avance legislativo de la agenda progresista. Y ya estamos próximos a un nuevo ciclo electoral. En un juego de suma cero, en que los más pobres y postergados, pagan las consecuencias, de las malas decisiones que tomamos como sociedad. En principio la alternancia en el poder, es saludable en una democracia. Pero para que la sociedad realmente se beneficie, de mejores políticas públicas, mejor gestión, o mayor cercanía con los problemas y necesidades de la gente, se requiere continuidad de las políticas públicas de probada eficacia. Si nuestra memoria no mejora, seguiremos tomando malas decisiones, y nuestro país seguirá esperando para retomar su camino al desarrollo. Ernesto Sepúlveda Tornero Punta Arenas, lunes 30 de octubre de 2023.-

domingo, 22 de octubre de 2023

UNIDOS POR UN PROPÓSITO COMÚN

Amigos y amigas, esta semana concluyó la gira presidencial a la República Popular China, el principal y primer socio comercial de nuestro país. Chile fue el primer país de latino américa, en iniciar relaciones internacionales con China, decisión adoptada por el presidente Allende en 1970. Una relación que no se ha interrumpido, ni siquiera durante el quiebre democrático. En efecto, el dictador Pinochet, a instancias del sector civil que formó parte del régimen, mantuvo relaciones con China. La estabilidad y continuidad en las relaciones internacionales, es una condición virtuosa extremadamente valorada por el gigante chino. Una pequeña muestra del especial aprecio a nuestro país, es la amplia cobertura en los medios de comunicación chinos, lo que contrastó con la escasa y débil cobertura en medios chilenos. A ratos daba la impresión que se buscaba encontrar los chascarros, los puntos bajos, se cuestionó la comitiva que acompañó al presidente Boric, en circunstancias de que en este viaje no se incluyó a parientes presidenciales, como sí ocurrió en giras de otro presidente. No sólo el carácter de principal socio comercial, estuvo en el centro de la visita, sino también el interés chino de profundizar las relaciones, en el ámbito científico y cultural. Se avizora el inicio de nuevos negocios en el ámbito de las nuevas tecnologías, y en la energía verde, con el anuncio de la construcción de un moderno complejo industrial, para la producción de baterías de Litio. El presidente Boric, realizó una visita a la Universidad de Sichuan, donde dictó una clase magistral. Esta es una de las principales universidades nacionales, con sede en Chengdu, y una matrícula de más de 40.000 estudiantes, de las áreas de Economía, Filosofía, Derecho, Historia, Filosofía, Ingeniería, Administración y Medicina. Fiel a su estilo, el presidente Boric, no sólo les habló de Chile, sino también de la importancia de que los jóvenes mantengan una dosis de rebeldía. “No conformarse con lo que se da por hecho, ya que es la forma de avanzar en el conocimiento y comprender cómo el mundo evoluciona”. Aunque desde la oposición algunos se apresuraron a exigir, declaraciones enfáticas sobre los DDHH, sobre la democracia, dichas críticas no prosperaron, debido al carácter de visita de estado, donde prima el interés nacional, por sobre cualquier otro interés personal o de grupo. Es muy probable que, en la percepción ciudadana, la gira presidencial a china, redunde en un aumento de la aprobación del presidente. En ese contexto se discutió en los corrillos políticos, la presencia de la ministra Vallejos, en la gira a China. Se comentaba que su presencia no se justificaba, por el carácter de su cartera, y que parecía más un gesto presidencial para potenciar su figura, de cara a la presidencial de 2025. Rápidamente, estas versiones fueron descartadas desde La Moneda, y por la propia ministra Vallejos, que descartó tener una agenda presidencial, estando dedicada exclusivamente a tareas propias de la vocería de gobierno. La delegación chilena estuvo integrada por los ministros de Relaciones Exteriores, Alberto van Klaveren; de la Segegob, Camila Vallejo; de Economía, Nicolás Grau; de Agricultura, Esteban Valenzuela; de Transportes, Juan Carlos Muñoz, y de Obras Públicas, Jessica López. Asimismo, fueron invitados 10 parlamentarios del Congreso Nacional y representantes del mundo empresarial. El broche de oro de la gira, fue la reunión del presidente Boric y el presidente chino Xi Jinping, donde abordaron el interés recíproco de profundizar el intercambio entre nuestros países, para incluir ciencia, tecnología, conocimientos, y cultura. Para la anécdota ha quedado el récord de horas de viaje desde Santiago de Chile, a China, viaje aéreo que debió considerar, ni más ni menos, que treinta y seis horas, y seis escalas, hasta aterrizar en Chengdu. A su retorno al país, le correspondió al presidente Boric, dar inicio a la décimo novena versión de los Juegos Panamericanos, que tiene a Chile de anfitrión. Contra los comentarios de agoreros y peladores, de distintos pelajes, la jornada inaugural fue un espectáculo sorprendente, con despliegue de figuras artísticas de renombre, como Los Jaivas, Los Tres, Los Bunker. A las 22.32 horas, las luces del estadio se apagaron, y en medio de la oscuridad, un foco ilumina el paso de la nadadora chilena Kristel Köbrich, quien ingresó por la llamada escotilla 8, de fondo se iluminó la frase “Un pueblo sin memoria es un pueblo sin futuro”. El ingreso de Kristel Kobrich por donde ingresaban los prisioneros políticos, al estadio nacional, en los días posteriores al golpe de estado de 1973, fue un momento de gran emotividad. Nicolás Massú y Fernando González. Medallistas olímpicos del tenis, también portaron la antorcha, en medio de aplausos, lo mismo sucedió cuando fue el turno del ex futbolista Iván Zamorano. Ha sido destacado por todos los países participantes, el nivel de la organización, la calidad de las instalaciones, y el lujo de nuestro metro de Santiago. El momento más significativo, a mi juicio, fue cuando el presidente Boric, da por iniciados los juegos panamericanos, donde recibe una inesperada ovación. Me parece significativo porque en el palco estaban los tres últimos presidentes de la república. Michelle Bachelet que en 2017 dio inicio a la organización de los juegos, Sebastián Piñera, que continuó los trabajos, y el presidente en ejercicio, que inaugura los juegos. Con un propósito común líderes políticos de distintos sectores, han trabajado durante 12 años para sacar adelante una tarea país. Esa es la tarea para la política chilena, unidad de propósitos, deponer diferencias con miras al alto interés del país. Mas altruismo y menos oportunismo. Ernesto Sepúlveda Tornero Punta Arenas, lunes 23 de octubre 2023.-

domingo, 15 de octubre de 2023

Que la guerra no me sea indiferente

Amigos y amigas, escribo estas líneas embargado por una profunda pena, al igual que ustedes, estoy impactado por los hechos que hemos conocido, primero el ataque terrorista a territorio de Israel, con múltiples muertos y heridos de población civil, y más recientemente, la cruenta represalia militar sobre la franja de Gaza. El horror de los jóvenes que fueron sorprendidos mientras disfrutaban de un festival de música, las familias que les fueron arrebatados sus hijos e hijas, víctimas de secuestro. Y luego las bombas cayendo sobre un territorio densamente poblado, donde habita el pueblo palestino, y que carece de ejército o fuerzas militares. No creo que con lo que hemos vivido en Chile en los últimos cincuenta años, podamos permanecer inermes, ante el mal desatado sobre tantas víctimas inocentes. No voy a ahondar aquí en el origen del conflicto árabe-israelí, porque de esa materia se ha escrito bastante, y lo que abunda son las posturas partisanas de lado y lado. Yo simplemente, abogo por la paz, al igual que sienten millones de personas por todo el mundo, que no sea el poder militar, el que determine el destino de los pueblos. Que de una vez por todas se escuche a los organismos internacionales, que llevan décadas advirtiendo, del polvorín que se está formando en medio oriente. En Chile somos privilegiados, vivimos en una sociedad libre y democrática, y hemos aprendido, no sin dolor, a resolver nuestras diferencias conversando, y si no, votando en las urnas. En nuestro suelo reside la mayor comunidad palestina, fuera de su país, también residen en Chile, miles de personas de ascendencia judía. Todas estas personas conviven en paz, cohabitan en nuestro territorio, aceptando nuestras reglas, nuestros usos y costumbres. Lo hace posible, una sociedad laica, tolerante, donde la libertad de culto se respeta, desde los orígenes de la república. La inmensa mayoría de las personas de origen árabe o palestino, están por la paz y la convivencia pacífica. Del mismo modo, sucede con la población israelí. Lamentablemente, por un lado, en el extremo, existen líderes de movimientos terroristas, que propugnan la destrucción del estado israelí, y la muerte de los judíos y cristianos, estos liderazgos acallan e invisibilizan, a liderazgos moderados, que no están por la muerte y destrucción. En el otro extremo, un liderazgo autoritario y ultra conservador, conduce Israel con mano de hierro, impulsando una guerra sin cuartel, y sin respeto a regla alguna. Ambos extremos, se retroalimentan. El ataque terrorista ha fortalecido un liderazgo israelí, que estaba en una baja en su popularidad, y en medio de múltiples críticas. Hoy el tambor del combate, no para de sonar, y prestos están miles de jóvenes, hombres y mujeres, a marchar a la batalla. Pasó desapercibido, la información que daba cuenta, de una notificación del gobierno egipcio al gobierno israelí, de que se preparaba un ataque a su territorio. Una información confirmada por el gobierno israelí, que habría tomado conocimiento semanas antes, sin haber tomado ninguna acción. La máquina de inteligencia y de guerra más acerada del mundo, fue sorprendida de la forma más alevosa y cruel, y nadie da explicaciones, ni paga las consecuencias. Se sabe que un mando medio, asumió la responsabilidad, renunciando a su cargo. Pero el liderazgo principal, no da pie atrás, y ya anuncia que el mapa de Gaza va a cambiar por los próximos cincuenta años. La muerte y destrucción, afecta como ha sido siempre, a los más débiles, a los más dependientes, los niños y niñas, los adultos mayores, los enfermos. El asedio sobre la franja de Gaza, rompe con todas las convenciones internacionales sobre la guerra, se ataca a civiles desarmados, una población que cuenta con más de un millón de niños y niñas. Ellos sufren hoy con sus padres, el sitio de Israel. A la usanza medieval, se ha cortado los suministros de agua, comida, también el gas y la luz eléctrica, intentando doblegar a una población palestina, que ha vivido bajo asedio los últimos 75 años. Nada bueno, saldrá de este capítulo del conflicto, ni Israel podrá destruir totalmente a los grupos terroristas, que por esencia no se comportan como ejércitos convencionales, ni los grupos radicales islámicos, van a conseguir su objetivo de destruir el estado de Israel. Estados Unidos y la Unión europea, se han cuadrado detrás de Israel, sin critica ni cuestionamiento alguno, y el liderazgo militar israelí actúa en consecuencia, desatando un ataque por aire, mar y tierra, sobre un territorio sin defensa alguna. Veo dormir a mis hijos, en la tranquilidad y el silencio de la noche de Punta Arenas, pienso en mi hermana que vive en Israel, y que debe estar alerta a las alarmas de ataque con misiles, para ir los refugios. Pienso en las mujeres y en los niños de Gaza, sintiendo el terror de las explosiones y las llamaradas. Pienso en el misterio que entraña, que, en la tierra considerada santa, por las tres grandes religiones monoteístas, no pueda reinar la paz, y, por el contrario, viva presa de las furias de la sangre y el dolor, desde hace siglos. En la tranquilidad de la noche magallánica, elevo una oración pidiendo porque vuelva la paz, y cesen las balas y las bombas. Amigos y amigas, que la guerra no nos sea indiferente. Ernesto Sepúlveda Tornero Punta Arenas, lunes 16 de octubre 2023.-

domingo, 8 de octubre de 2023

Feliz 5 de octubre

Amigos y amigas, esta semana se cumplieron treinta y cinco años, desde el 5 de octubre de 1988, el día del plebiscito en que derrotamos a la dictadura civil-militar. Venció la opción NO, con un 53%, fue el principio del fin del régimen que oprimió a Chile durante 17 años. No deja de alarmar que poco más del 40% de los electores estuvo por la opción SÍ, la que permitía al dictador permanecer en el poder hasta 1997. Pese a que por primera vez se pudo decir en la televisión, la verdad sobre las violaciones a los derechos humanos, sobre la persecución, crímenes y atrocidades de la dictadura, hubo más de un cuarenta por ciento de chilenos y chilenas, que ignoraron esa información. Cuando acabamos de conmemorar los cincuenta años, del golpe civil militar en Chile, adquiere mayor valor, y se puede dimensionar mejor, el tamaño de la gesta del 5 de octubre de 1988. Tuvimos la posibilidad de enfrentar la tiranía, “con un lápiz y un papel”, como decía Ricardo Lagos en la inolvidable franja de propaganda del NO, pero no se llegó a esta opción, por arte de magia. Desde 1983 por todo el país, el pueblo se lanzó a las calles a protestar contra el régimen. En Punta Arenas, fue quizás el evento que tuvo más connotación ese año, fue el “Punta arenazo”, donde cientos de personas se reunieron en torno a la iglesia catedral, para gritar consignas en contra del dictador, encontrándose el propio tirano Pinochet, a escasos metros, recibiendo honores de las tropas. Se llegó a una salida pacífica, gracias al sacrificio de miles de jóvenes, estudiantes, trabajadores y pobladores, quienes, con valentía y arrojo, enfrentaron la represión, por todo Chile. No fue fácil, fue un proceso largo y doloroso. Se enfrentó una máquina de muerte y terror, con las manos limpias, con audacia más que con medios o recursos. El himno del NO, se llamó “Chile la alegría ya viene”, y se hizo canción popular, se hizo verso. Aunque muchos de nosotros desconfiábamos del proceso del plebiscito, finalmente, nos incorporamos masivamente a la campaña por elecciones libres, y a la campaña del NO. Se ha dicho y repetido hasta el cansancio, que el dictador pretendió hasta último minuto, desconocer los resultados, y hacer un auto golpe. Lo supimos esa misma noche, cuando el resultado se retardaba, y en Televisión rellenaban con “El coyote y el correcaminos”, horas de horas de dibujos animados. De madrugada el subsecretario del interior, Alberto Cardemil, finalmente entrega el resultado que da el triunfo al NO. En el ínterin, los cuatro generales golpistas, se reunían para resolver el camino a seguir. En la oposición se desarrolló un sistema de conteo rápido, con voluntarios en todo el país. Fui uno de miles, que fue al escrutinio, registró los resultados y los envío, a un número telefónico previamente señalado. Fue muy tenso todo, estaba por ese entonces en Quillota, con mi amigo Checho, totalmente seguros del triunfo, nos habíamos apertrechado con una jaba de cervezas para celebrar. Recuerdo despedirme de él de madrugada, y partir caminando a la casa de mis viejos. Por el camino me encontré con unos focos que me alumbraban desde la altura, un vehículo se detuvo. Era una tanqueta tripulada por militares con tenida de combate y la cara pintada de negro. Cualquier cosa podía pasar en el Chile de ese entonces, pero yo con la audacia de mis jóvenes años, no les hice caso, y seguí caminando nomás. Llegué sin novedad, y al día siguiente salimos a las calles a celebrar. Con el correr de los años, se ha dicho mucho, que fue mentira, que la alegría no llegó a Chile. Los años noventa fueron muy difíciles, la transición se extendió demasiadas décadas, nos tardamos mucho tiempo en derribar los enclaves autoritarios, es cierto todo eso. Pero el 5 de octubre, sí que fuimos felices, sí que se sintió una esperanza de un nuevo comienzo. Quienes combatimos la dictadura, pudimos mirarnos y reconocernos, pudimos pensar en el futuro, sin el temor de caer, como tantos y tantas que ofrendaron sus vidas. Que nadie diga lo contrario, cómo celebramos ese triunfo, fue memorable. Cientos de miles sin ni un disturbio, sin ni un enfrentamiento. El tiempo ha transcurrido, y en buena hora, los liderazgos políticos, han ido mutando, nuevas generaciones protagonizan la disputa del poder, pero en un sistema democrático, con plena libertad y respeto a los DDHH. La gesta protagonizada por quienes enfrentamos en las calles, y en las urnas a la dictadura, ha legado un régimen de libertad, que permite el despliegue de toda la potencialidad, la creatividad, la imaginación de nuevos liderazgos y de nuevas expresiones colectivas. Sin embargo, pese al tiempo transcurrido, la lucha por mejores condiciones de vida, la lucha por la dignidad de las grandes mayorías, sigue estando vigente. Se revalida hoy la urgencia, de la lucha por los derechos esenciales, por las libertades. La democracia no puede darse por sentada, la amenaza de hoy, no proviene de los cuarteles, proviene de grupos políticos organizados, en torno a ideas ultra conservadoras, populistas y autoritarias. La responsabilidad de las nuevas generaciones, es impostergable, no basta con la simple conquista del poder. En democracia no se puede imponer las ideas o un proyecto político a raja tabla. Por muy justas o razonables sean estas ideas, no se pueden inocular a la población. Se debe seguir el camino largo, de la persuasión, del convencimiento. Es un camino lento también. Es un aprendizaje duro, pero es imprescindible. El gobierno progresista chileno, ha dado pasos en el sentido correcto, la soberbia inicial, ha dado paso al inevitable pragmatismo, de un gobierno con minoría parlamentaria. La lucha de las ideas está más activa que nunca, de la disputa por la hegemonía en las fuerzas de izquierda y centro izquierda, dependerá la prolongación del proyecto político transformador. En los 35 años del triunfo del NO, se hace necesaria, una relectura honesta y libre de prejuicios, de la gesta de reconstrucción democrática, el progresismo debe reivindicar la obra, de la alianza de gobierno más exitosa de la historia republicana. ¿Se podía hacer más?, el progresismo en el actual gobierno, puede responder. En la actual administración, se ha aprendido, o recordado, las complejidades de gobernar sin mayoría parlamentaria. Se sabe que no basta ni con el voluntarismo, ni con la retórica. Los problemas sociales y económicos de las grandes mayorías, son agudos, se requiere expertise política, conocimiento y cercanía con los vecinos y vecinas. Se requiere más calle en las poblaciones y menos Tik-Tok. Ernesto Sepúlveda Tornero Punta Arenas, lunes 9 de octubre 2023.-

domingo, 1 de octubre de 2023

Romper el estancamiento

Amigos y amigas, nos acercamos a pasos agigantados a un nuevo desafío electoral. Esta vez será un nuevo plebiscito constituyente, a efectuarse el domingo 17 de diciembre. Esta semana, se advertía que, de no conseguirse los tres quintos en el consejo constitucional, para aprobar la propuesta final, no existiría texto a plebiscitar, y por tanto quedaría subsistente la constitución del 80’. Esta situación podría producirse, debido a la falta de consenso en las enmiendas aprobadas en el consejo, donde una mayoría electoral transitoria, pretende imponer un verdadero programa de gobierno. Es un escenario posible, pero altamente nocivo para el proceso constituyente. Lo paradójico es que quienes más alegaron contra la propuesta partisana por la banda izquierda, ahora pretendan imponer su propia propuesta partisana por la banda derecha. Parece ser un sino que ha marcado los últimos veinte años de la política en Chile. Entre 2006 y 2025, se han sucedido gobiernos progresistas y gobiernos conservadores, de Bachelet a Piñera, de Piñera a Bachelet, de Bachelet a Piñera, y de Piñera a Boric, así han sido las sucesiones presidenciales. Los electores han ido a los bandazos a la izquierda y a la derecha. La alternancia en el poder es inherente al proceso democrático, y una democracia saludable, vive los cambios de signo manteniendo el funcionamiento de las instituciones, en orden y sin grandes trastornos. Pero otra cosa es la construcción de una nueva carta magna, una nueva constitución no puede ser producto de la imposición de una mayoría, que arrase con cualquier diferencia. Una nueva constitución política, para la estabilidad del país. Requiere contar con acuerdos más amplios, que la esfera política propia. Hay que ir más allá de los partidarios, de los incondicionales. De no ser así, estamos dejando sentadas las bases de un nuevo estallido social, o le abriremos las puertas a experiencias populistas y autoritarias. Es cierto que la discusión constituyente, ya ha producido hastío y cansancio en la ciudadanía. No hay paciencia que resista, pasar de los despropósitos protagonizados por algunos (as) constituyentes del proceso anterior, a los desvaríos argumentales, y a las propuestas afiebradas, de algunos (as) consejeros (as) constitucionales, del proceso actual. Ese hastío, es muy nocivo para la calidad de nuestra democracia, además, existe el riesgo de que la ciudadanía se canse de acudir con tanta frecuencia a las urnas. Tendremos votaciones con voto obligatorio, en el plebiscito de diciembre (si finalmente el consejo constitucional aprueba una propuesta de constitución). Luego el 2024 tendremos elecciones de alcaldes y concejales, y elecciones de gobernadores regionales y consejeros regionales. Al año siguiente, en 2025, será el momento de elegir presidente o presidente, y habrá elección parlamentaria. Las personas comunes y silvestres, se encuentran ajenas al alborozo, que producen estos constantes eventos electorales, en quienes detentan el poder político, los políticos profesionales. Quienes son los destinatarios finales de las políticas públicas, quienes se benefician o sufren, con los cambios del ciclo político, viven su día a día, presa de la inestabilidad laboral, bajos sueldos, alto endeudamiento, consumismo. ¿Cómo se hace para que las grandes discusiones acerca del futuro institucional, les llegue a los más humildes?, esa debiera ser la primera preocupación de quienes ejercen el poder. Cómo se aterriza el discurso de salón, a la calle y a la junta de vecinos. Recordemos que ya vivimos un proceso constituyente fallido, y hasta ahora, hay muchos indicios de que nos aproximamos al mismo escenario. Las preocupaciones del hombre y mujer comunes y corrientes, no pasa por los salones del ex congreso nacional. La lucha por la subsistencia, conservar el empleo, o recuperarlo después de la cesantía, asegurar el bienestar de los hijos e hijas, son preocupaciones que orientan el diario vivir. Ahí entra a jugar un rol fundamental, la política pública. Un gobierno de sello progresista tiene el deber de hacerse cargo de manera prioritaria, de las necesidades más angustiantes de la comunidad. Promover el empleo, al mismo tiempo que se dicta una ley de ingreso mínimo, que llevará éste hasta los 250 mil pesos. Promover nuevas formas de contratación laboral, más flexibles. Al mismo tiempo que se dicta la ley de las 40 horas semanales. Impulsar un cambio profundo al sistema de pensiones, al mismo tiempo que se busca financiamiento, a través del pacto fiscal, para subir la pensión garantizada universal a 250 mil pesos. Las necesidades sociales son múltiples, y no existe presupuesto fiscal que pueda dar responder a todas ellas, en un período de gobierno. De ahí que también en el ámbito de la política de corto plazo, la que se mide elección a elección, cada cuatro años, se requiere construir acuerdos y consensos. El primero que lo entendió así, fue el presidente Boric, él fue el primero en su coalición, que se dio cuenta, que, sin los votos de sectores ajenos al gobierno, no existía agenda legislativa viable. Es lo que sucede en una democracia moderna, existen ciertos avances, que podríamos llamar civilizatorios, que requieren de un apoyo transversal en la sociedad. El respeto y la consagración de derechos sociales y económicos, que permitan sentar las bases de una sociedad más justa, requiere del concurso de distintas voces. Es una lección por aprender de la clase política, el trabajar colaborativamente, cuando no se controla el poder ejecutivo. El ciclo de negaciones de sal y agua, a uno y otro lado, ya se agotó, y este año hemos recordado con angustia, con pena, y desaliento, que, pasados cincuenta años del golpe civil-militar, aún persisten las miradas sectarias, y también el negacionismo. El drama de la democracia chilena, es que vuelve a quedar en jaque, cada vez, que se esboza un proyecto de transformación social profunda. Deseamos, al igual que millones de personas de a pie, que quienes tienen en sus manos los destinos del proceso constituyente, entren en razón y no persistan en una visión monocolor de la sociedad. Así mismo, esperamos que los cambios que la gente anhela, en pensiones, salud y en materia de empleo, logren aunar voluntades en el parlamento, y se piense en el superior interés de Chile, antes del de un sector en particular. Ernesto Sepúlveda Tornero Punta Arenas, lunes 2 de octubre de 2023.-