domingo, 27 de octubre de 2024
LA FIESTA DE LA DEMOCRACIA
Esta semana fue la fiesta de la democracia, una nueva elección popular, esta vez de gobernadores, consejeros regionales, alcaldes, alcaldesas y concejales de todo el país. Hasta el cierre de estas líneas, la participación ciudadana había superado todas las expectativas, rondando el 75% del total del padrón electoral. Las elecciones con voto obligatorio, producirán el esperado incremento del espíritu cívico, tan ausente en elecciones pasadas. El aumento de la incertidumbre, al desconocer cómo se van a inclinar, vastas masas de electores que antes no votaban, es muy saludable para la calidad de la democracia. Punto aparte, es la ausencia de una cultura de discusión púbica de contenidos, limitándose los partidos políticos, a ocultar sus colores y banderas. Se ha llegado al extremo que incluso los eslóganes y jingles electorales son parecidos. Eso debe cambiar, dejar entregado el resultado de la elección sólo a las redes sociales, es lo que ha producido los mayores vuelcos este domingo.
Como es tradicional en la política chilena, en los programas de análisis electoral, los expertos y políticos de lado y lado, se arrogan todos los triunfos. Cada quien tiene un dato que celebrar, nadie pierde. Es insólito, incluso un poco chocante, después de un mes de campaña donde se dice de todo y se dan con todo, contados los votos, todos los sectores se dan por vencedor.
Lo bueno de las elecciones municipales y regionales, es que las autoridades electas, están directamente en contacto con los vecinos y vecinas, su gestión se puede evaluar en el día a día. No se soluciona los hoyos de las calles, la falta de luminarias, los perros vagos, o los caballos sueltos, con lindos discursos o talleres namasté. Hace falta gestión eficiente, la que es fiscalizada por los propios ciudadanos. La mayoría de las autoridades bien evaluadas se re eligieron. Esto es una importante lección para quienes están en la carrera política, no basta con ser mediático, y popular, si no se hace una buena gestión. La ciudadanía premia con su confianza la consistencia.
En la región de Magallanes, en una elección muy competitiva resultó re electo en primera vuelta el actual gobernador Jorge Flíes, su visión anticipatoria del desarrollo de la región para los próximos diez años, fue reconocida por la ciudadanía. Las personas adhirieron a un proyecto de futuro, a una oportunidad de soñar y de trabajar para cumplir esos sueños. La tarea que se viene por delante para toda la región, es la implementación del nuevo plan de desarrollo de zonas extremas. Un instrumento que orientará el esfuerzo regional para la próxima década, que nos permitirá aunar esfuerzos de todos los sectores, sociales, económicos y políticos. Lo que cautiva la adhesión de la ciudadanía, es el trabajo integrador, inclusivo, con una mirada esperanzadora y optimista.
En las regiones extremas, se miran distinto las contiendas políticas, se vota por las personas, antes que por los partidos. Y así, los grandes vencedores en la región de Magallanes, fueron el gobernador re electo, Jorge Flíes, y el alcalde re electo de Punta Arenas, Claudio Radonich, este último con una de las diez mayorías nacionales en alcaldías. Pese a pertenecer a conglomerados distintos, las necesidades de los vecinos y vecinas, van más allá de las diferencias partidistas. El éxito de alcaldes y concejales, demandan un trabajo coordinado con el gobernador y consejeros regionales. Esa es una lección aprendida en Magallanes, y permite aventurar alguna de las razones, de las caídas de las figuras políticas del centro del país. Al parecer, que alcaldes y gobernadores se dediquen a la política nacional, más que a resolver los problemas del día a día de la gente, termina pasando la cuenta. Dedicarse por entero a la tarea encomendada, sin agendas paralelas, es lo mínimo que se puede esperar de una autoridad electa. Eso tan esencial, parece insuficiente, para las lumbreras del estado central, dan la impresión de estar siempre buscando la frase ocurrente, la cuña más golpeadora, para ganar likes en las redes sociales. Esta elección parece haber favorecido, a quienes apuntaron al trabajo metódico, ordenado, más que a los ofertones irresponsables.
La incorporación de los nuevos electores, obligará a los partidos políticos, a redoblar sus esfuerzos, volver a las calles, poblaciones y juntas de vecinos. No sólo ir cada cuatro años, no sólo ir a mendigar un voto. Trabajo territorial, abnegado, altruista, ese que se hacía en los lejanos 80’ cuando ni siquiera había elecciones. Esa tarea responsable que se continuó haciendo en los 90´, y se empezó a abandonar el último decenio.
La democracia chilena, una vez más da muestras de un saludable estado de salud, los votantes parecen ser más sensatos, de lo que los expertos opinaban, y se inclinaron más bien por las alternativas moderadas, que por los dos extremos del espectro político. Terminado este proceso, se abre la temporada presidencial, y con eso el inicio del cierre del actual gobierno. Esperamos por el bien de Chile, que prime la sensatez, y se ponga el acento en este último año de administración, en los proyectos que unen a Chile. Se necesita otros (as) actores (as) que interpreten lo que el país requiere para recuperar la confianza, y para recuperar la senda del crecimiento.
Con la alegría serena de ver una región completa movilizada, para perseguir los sueños, para conciliar, incluir y convocar, a la construcción de La Región que queremos.
Ernesto Sepúlveda Tornero
Punta Arenas, lunes 28 de octubre de 2024.-
domingo, 20 de octubre de 2024
LEVANTARSE MAS TEMPRANO Y COMPRAR FLORES
Esta semana se cumplieron cinco años del estallido social, ese fenómeno social y político, que aún hoy día, produce discusiones acerca de su origen, sus fines, su contenido, etc. La fecha de 18 de octubre de 2019, se recuerda como su inicio por la masiva evasión en el metro de Santiago, protagonizada por estudiantes secundarios. Esta fue motivada por el alza de la tarifa del metro en 30 pesos. De ahí luego se acuñará la frase “No son 30 pesos, son 30 años”. Estando tan próximos a ese proceso, es muy improbable que se pueda construir el relato fidedigno, y circunstanciado, el relato histórico tendrá que esperar un tiempo más. Por lo mismo, sólo demos algunos retazos. En elecciones presidenciales de 2017 se había impuesto por segunda vez en las urnas el candidato conservador, el inversionista Sebastián Piñera, hoy fallecido. Terminaba su segundo mandato la presidenta Michelle Bachelet, la que debía entregar por segunda vez la banda de O´Higgins al presidente Piñera. Pero ¿cómo se llegó a eso?, En 2017 la coalición gobernante denominada Nueva Mayoría, que reunía desde la DC al PC, se dividió en varias opciones presidenciales. Por negativa de sus dirigentes, cálculos de grupo, u otras razones que se desconocen, a diferencia de campañas anteriores, no hubo elecciones primarias para elegir la candidatura del sector. EL oficialismo designó al periodista y senador Alejandro Guillier, para que fuera directo a la papeleta, sin concurso ni sorteo. De paso, la decisión de la cúpula socialista dejó sin opción de competir al presidente Ricardo Lagos, apoyado por un sector de la centro izquierda. En el ínterin la derecha realizó una primaria donde Sebastián Piñera se impuso con el 58,35% de los votos, a Manuel José Ossandon que obtuvo el 28,25% y a Felipe Kast que obtuvo el 15,40% de los votos. Por su parte grupos de izquierda provenientes de los movimientos estudiantiles, que se habían incorporado con éxito al congreso, realizaron una primaria, donde se impuso la periodista Beatriz Sánchez con un 67,58% de los votos, al sociólogo Alberto Mayol, que obtuvo el 32,42% de los votos. A la primera vuelta presidencial se presentaron ni más ni menos que ocho candidaturas. Dos de ellas del sector conservador, y las otras seis del progresismo. Cuando venos el nivel de dispersión del micro cosmos político actual, debemos mirar un poco para atrás. Quienes eran estas personalidades, llamadas a conducir a Chile, y a cuantos representaban. La primera vuelta la ganó por lejos la derecha, con Sebastián Piñera, con un 36,64% de los votos. De su mismo sector, José Kast, obtuvo en esa ocasión 7,93% de los votos. En el progresismo, quien se impuso de los seis en carrera, fue Alejandro Guillier con 22,70% de los votos, seguido de cerca por Beatriz Sánchez con 20,27%. El resto de las candidaturas del progresismo, obtuvieron magros resultados. En orden decreciente, la candidata de la DC Carolina Goic con 5,88%; el candidato por enésima vez Marcos Enríquez, con 5,77%; luego el candidato Eduardo Artés con 0,51%, para finalizar con el eterno candidato Alejandro Navarro con sólo 0,36% de los votos.
El candidato del sector conservador en la segunda vuelta de las elecciones de 2017, Sebastián Piñera, obtuvo el 54,57% de los votos, imponiéndose al candidato del progresismo Alejandro Guillier, quien obtuvo 45,43% de los votos. El presidente Piñera asumió su segundo mandato con varias promesas de campaña, fin a la puerta giratoria de la delincuencia, que la economía del país vuelva a crecer, generar una migración ordenada y regular. Lo que al parecer nadie quiso ver, es que los problemas sociales del país eran más agudos y profundos, de lo que se creía. Y la sombra de movilizaciones sociales masivas, rondaba desde 2006, con el movimiento “pingüino” el 2011 con nuevas movilizaciones estudiantiles en todo el país. Pero también con eventos masivos ocurridos en regiones, en el Chile profundo, donde la desigualdad es más cruda producto del centralismo. Paralizaciones totales en Magallanes en 2011, con el paro del gas, y en Arica Parinacota y la región de Aysén, en 2012. Fueron las advertencias que nadie quiso ver o recordar. El inicio del segundo mandato conservador, venía precedido de un discurso triunfalista y arrogante, que los nuevos gerentes del aparato público, replicaron con entusiasmo. De ahí salieron frases como la del ministro de Hacienda, que, ante un alza del IPC, destacaba que habían bajado las flores. O las del ministro de transportes que mandaba a la gente a levantarse más temprano, cuando usuarios del transporte público de Santiago denunciaban su colapso. Y como olvidar al ministro de salud, que destacaba lo bueno que era la fila del consultorio, para hacer vida social, cuando se reclamaba por las largas colas y los tiempos de espera. Tampoco hay que olvidar los sucesivos casos de corrupción empresarial detectados y denunciados a la justicia, la colusión del papel Tissue, la colusión del pollo, la colusión de las farmacias, y el caso Penta, que termina en las famosas clases de ética. El propio presidente Piñera aportó lo suyo con el caso de la pesquera Exalmar, y luego la minera Dominga, casos sobre los que se tendió un velo de reserva.
A 5 años del estallido, los líderes políticos se siguen culpando recíprocamente, nadie asume su responsabilidad en la génesis del conflicto. En la base de este fenómeno, que algunos pretenden reducir sólo a una dimensión delincuencial, olvidando que amplias masas de la sociedad clamaron por un cambio. Quizás la dimensión en que el país está más en deuda, es en torno a las masivas violaciones a los DDHH ocurridas durante las movilizaciones del año 2019. Los miles de heridos por perdigones lanzados a mansalva por la policía militarizada, las personas que sufren hoy ceguera o ceguera parcial, producto de las lesiones inferidas por agentes del estado., han sido invisibilizados. La política cambia tan rápido, que, en el transcurso de estos 5 años, tratando de encauzar el descontento social, se realizaron y fracasaron dos procesos constituyentes. Hubo una nueva elección presidencial, y consiguió la victoria, un representante de los movimientos estudiantiles de 2009, con el apoyo de los sectores más críticos de los gobiernos de la concertación, y también con el apoyo de los partidos que protagonizaron los 20 años de gobiernos de centro izquierda. En estos cinco años, además enfrentamos como el resto del mundo, la pandemia Sars Covid 2, y tuvimos que despedir al único presidente que ha elegido el sector conservador, desde que reconquistamos la democracia.
Ningún sector político tiene clavada la rueda de la fortuna. Y hacen muy mal los líderes de gobierno y de oposición, actuando como si lo que vivimos hoy, durará por siempre. A la distancia de una calle concurrida, de una asamblea universitaria o en los abarrotados vagones del metro, anida una desesperanza, un descontento y una angustia, que ni los discursos bonitos, ni las buenas intenciones del actual ejecutivo podrán contener. La fragilidad de nuestras instituciones y de nuestra democracia, se prueba con cada nuevo episodio de corruptela, con cada nuevo caso de abuso de las isapres o de las AFP. Hace cinco años muchos dijeron que no lo vieron venir, luego todos nos lamentamos de la destrucción, el caos de nuestras calles y ciudades. Para quienes detentan el poder, es sólo un ejercicio intelectual, se inventan nuevas disquisiciones semánticas, para deslindar en otros, la responsabilidad que antes, imputábamos a quienes estaban al mando. Las nuevas camadas de parlamentarios (as), se suma con entusiasmo a las peleas impostadas, a las discusiones grandilocuentes, donde el resultado final siempre es cero. Derechas e izquierdas son igualmente
responsables de la situación actual. Y si el diagnóstico generalizado es que a 5 años estamos igual o peor, deténganse esta vez a escuchar un poco, y aporten soluciones.
En vísperas de la elección que definirá las autoridades locales, en comunas y regiones por todo Chile, miremos con detención lo que las candidaturas nos están diciendo. Ojo con aquellos que sólo se dedican a destruir al adversario, sin proponer nada constructivo. Ojo con aquellos que ofrecen lo que no tienen. Elegir representantes es una oportunidad que no se puede desaprovechar, no sólo hay que fijarse en el envase, también hay que revisar el contenido. En estas elecciones nos equivocamos menos, porque conocemos más, estamos más cerca de alcaldes, concejales, gobernadores y consejeros regionales. Para reconstruir lo que aún no se reconstruye, lo que aún no se repara, lo que aún no se pinta, vota por los que hacen la pega y por los que inspiran a pensar en el mañana.
Ernesto Sepúlveda Tornero
Punta Arenas, lunes 21 de octubre de 2024.-
domingo, 13 de octubre de 2024
EL LOOP ELECTORAL
La noticia de la semana fue el rechazo de la acusación constitucional en contra de la ministra del interior Carolina Tohá. Pese a los esfuerzos del sector ultra conservador de arrastrar a toda la derecha consigo, finalmente sectores levemente moderados desistieron de aprobar el libelo acusatorio. En una escalada más en la crispación del ambiente político, y cuando llevábamos semanas conociendo los entresijos del caso audios, se intentó defenestrar a la ministra más fuerte del gabinete, y probable carta presidencial. El traspié de la acusación, fue precedido por un imprevisto apoyo del general en retiro, y ex general director de Carabineros Héctor Yáñez. Invitado a exponer en la antesala de la votación, los acusadores fueron testigos de una clara y contundente defensa de la ministra Tohá. El general Yáñez puso sobre la mesa, la entrega de recursos materiales y humanos, que supera con creces las de gobiernos anteriores, y el apoyo permanente a la institución. Quitando todo argumento a los acusadores, quien hasta hace pocas horas dirigía a Carabineros de Chile, sostuvo que era totalmente injusto responsabilizar a una persona, del problema de seguridad que existe hoy en Chile. El golpe de efecto que se pretendió dar en contra de la administración Boric, tuvo un efecto boomerang, y la ministra Tohá salió fortalecida de la instancia.
Más allá de las simpatías políticas, la fracasada acusación constitucional, parecía un despropósito, cuando todas las instituciones de la república están abocadas al combate frontal de la delincuencia, y a resolver la grave crisis de seguridad del país. Muchos analistas de la plaza coinciden, que la medida fue más bien una cortina de humo, para que la opinión pública, olvide el escándalo de la candidata Cubillos y la Universidad San Sebastián. También se pretendería ocultar la delicada situación en que queda el sector, con los informes que vinculan al ex ministro del interior Andrés Chadwick, en el entramado de contactos del abogado Hermosilla. Al parecer han sido vanos estos intentos, puesto que recientes estudios de opinión, ya reflejarían el impacto comunicacional que han tenido estos casos.
En el ínterin se entregaron los resultados de una nueva encuesta del Centro de Estudios Públicos, la CEP, que refleja con meridiana claridad, la mirada que tiene la ciudadanía sobre el actual momento en nuestro país. Un 58% piensa que la situación política de Chile está mala o muy mala. Sólo un 7% encuentra que es buena o muy buena. En coherencia con las calamitosas noticias que transmiten los medios a toda hora, el estudio refleja una fuerte pérdida de confianza de la ciudadanía en las instituciones. El congreso cuenta sólo con un 8% de confianza ciudadana, en tanto, los partidos políticos son las instituciones con menor confianza con un magro 4%. Los partidos políticos en una sociedad democrática sana, son el vehículo, el canal a través del cual se expresan las ideas, los modelos de sociedad que se ofrecen al electorado. Partidos políticos débiles y fragmentados, sólo favorecen a los enemigos de la democracia, los sectores populistas y autoritarios. En esto, no sólo los políticos han errado el camino, también los “expertos” que propusieron las leyes que hoy nos rigen. Extrema permisividad y mínimos requisitos de constitución han favorecido la existencia hoy de 22 micro partidos políticos, que pronto serán 25, considerando los que están hoy en tramitación en SERVEL.
Las instituciones que cuentan con mayor confianza de la ciudadanía, son la PDI con 59%, las universidades y Carabineros de Chile, ambas con 57%. Las FFAA con 51% y las radios con 45%. De ahí el umbral de confianza baja varios escalones, y vemos que los municipios tienen un 24% de confianza. La empresa privada un 21%, y el gobierno con un 19%. Los tribunales de justicia y el ministerio público ambos con 17% de confianza, este es el caso más preocupante, ya que la medición no alcanza a reflejar en su totalidad el impacto de los chats del abogado Hermosilla. Caso aparte la confianza existente en el sistema de pensiones que sólo alcanza el 10%, ratificando una vez más la urgencia de su reforma.
En este escenario convulso, Chile se prepara para ir nuevamente a las urnas. Nuestros ágiles y sabios legisladores, y expertos afines, no previeron el efecto que tendría en el electorado, la ráfaga de votaciones en tan corto tiempo. Cada tanto, lo vuelvo a mencionar porque me parece de una irresponsabilidad mayúscula. Es la lógica del asambleísmo, que al parecer se ha tratado de replicar en el congreso y en el gobierno. Como si la calidad de la democracia dependiera de la cantidad de veces que vamos a las urnas. Desde 2020 al 2024, considerando las votaciones de fines de este mes y eventuales segundas vueltas de gobernadores, en el lapso de cuatro años, habremos ido a votar, nada menos que diez veces. Si no me cree, le hago el recuento: Plebiscito Nacional 2020; Elecciones Primarias de Gobernadores Regionales y Alcaldes 2020, en los casos en que las hubo; Elecciones de Convencionales Constituyentes, Gobernadores Regionales, Alcaldes y Concejales 2021; segundas vueltas de gobernadores regionales; Elección Presidencial, Parlamentarias y de Consejeros/as Regionales 2021; Segunda vuelta presidencial 2021; Plebiscito Constitucional 2022; Elección del Consejo Constitucional 2023; Plebiscito Constitucional 2023; Elección de gobernadores regionales, consejeros regionales, alcaldes y concejales 2024; segunda vuelta elección de gobernadores donde proceda.
Dentro de esta multiplicidad de elecciones, también hubo aspectos positivos. En las elecciones municipales de 2021, entró a regir reforma de 2020, que impide la re elección consecutiva en más de tres ocasiones fijando un límite de 12 años de ejercicio. De este modo, 96 alcaldes y alcaldesas no pudieron repostularse. De los alcaldes y alcaldesas en ejercicio se repostularon 259, pero fueron re electos sólo 87. En 258 comunas de 345 comunas existentes en el país, hubo recambio de autoridades comunales. Otra innovación es la restitución del voto obligatorio. Este ya debutó en el Plebiscito de 2023 donde las personas habilitadas para votar llegaron a las 15.278.800 en Chile de las cuales, concurrieron a votar 12.991.322 votantes con un histórico 85,03% de participación. En la región de Magallanes y de la antártica chilena, los habilitados para votar eran 157.304, de los cuales concurrieron 118,341 con un 75,24% de participación.
Defiendo el derecho a elegir a nuestros representantes en elecciones libres y competitivas. Lo que deploro, es la desprolijidad del legislador, la poca previsión, la poca empatía con el pueblo que dicen representar. La multiplicación de eventos electorales, y ahora con voto obligatorio, no hará más que agotar al electorado, a producir hastío y rechazo. Para evitar que la manifestación más pura de una democracia, el derecho a elegir y ser elegidos, se vuelva superflua, debemos informarnos adecuadamente. Tomar la mejor decisión, y optar por los liderazgos que hagan más sentido, con nuestra forma de vida, liderazgos constructivos, con altura de miras, y que nos permitan soñar con una comuna y con una región más segura, más prospera y más feliz.
Ernesto Sepúlveda Tornero
Punta Arenas, lunes 14 de octubre de 2024.-
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https://www.servel.cl/centro-de-datos/resultados-electorales-historicos-gw3/
https://www.cep.cl
domingo, 6 de octubre de 2024
PARADOS SOBRE HOMBROS DE GIGANTES (AS)
Este año se cumplieron 36 años desde ese glorioso 5 de octubre de 1988, cuando el pueblo de Chile conquistó su libertad. Sobre esta fecha, cito datos obtenidos desde el INE por Ernesto Laval, que compartió en redes sociales, ¿sabían ustedes que un 47% de las personas vivas en Chile hoy (2024) nacieron después de 1988?, prácticamente la mitad de los chilenos y chilenas, no vivió la gesta del plebiscito. Y yendo un poco más atrás, ¿sabían Ustedes que un 69% de las personas vivas en Chile hoy (2024) nacieron después de 1973? Este dato es demoledor, la inmensa mayoría de los chilenos y chilenas de hoy, no había nacido cuando se produjo la tragedia del golpe de estado de 1973. No son quienes protagonizaron el gobierno de la Unidad Popular, ni los civiles que lideraron el régimen dictatorial de Pinochet, quienes deciden y conducen los destinos de Chile. Y sin embargo…… la creciente crispación del debate político, la degradación del prestigio de las instituciones, la incapacidad de la institucionalidad de dar curso a las demandas ciudadanas, son más o menos parecidas, a las que se vivieron antaño. Rostros más lozanos protagonizan por lado y lado del espectro político, un debate público, abundante en descalificaciones y lugares comunes. Chile ha sido presa de una elite económica que torpedeó persistente y continuamente, los tímidos avances de los gobiernos de la concertación. Curiosamente, cada tanto, algún líder conservador hace un recuerdo entusiasta de ese período, pero no dice la enconada oposición que hicieron a ese conglomerado político. De las entrañas de la Concertación, fatigada por la endogamia de sus vetustos líderes, salió una generación de líderes decididos a matar al padre político. Hicieron tabla rasa, y aniquilaron en los nuevos muros del pueblo, cualquiera sombra de reconocimiento de las décadas más exitosas del Chile democrático. Así debía ser, a lo viejo lo sucede lo nuevo, y rápidamente se echaron por tierra los logros de los gobiernos de coalición de centro izquierda, por insuficientes, tibios, alguno incluso aventuró que se había gobernado con cobardía. Al ritmo de esos cantos juveniles, Chile eligió en dos oportunidades, una opción presidencial conservadora, la que curiosamente, era precedida por sendos gobiernos progresistas. Como si la historia no fuera una sabia maestra, luego de un gobierno desastroso, que concluyó con un estallido social sin precedentes, el último gobierno conservador, debió enfrentar una pandemia sin precedentes. Las decisiones ejecutivas necesarias e imprescindibles para salvar la vida de compatriotas, se adoptaron por el liderazgo conservador, y fueron respaldadas hasta por sus adversarios más duros.
Como si viviéramos atrapados en un loop eterno, donde nos volvemos a enfrentar a decisiones similares, las elecciones presidenciales de 2022, nos pusieron frente a alternativas radicalmente contrapuestas. Por un lado, en un bloque conservador, formado post primera vuelta, se fundieron en uno sólo, los herederos políticos del dictador Pinochet, junto a incipientes y famélicos sectores de derecha moderada. Por el otro lado, la irrupción de los nuevos movimientos políticos, que fueron virtualmente, los sepultureros de la Concertación y de la Nueva Mayoría, que, para segunda vuelta, contaron con el apoyo de esos mismos viejos tercios, vapuleados y despreciados.
Así llegamos al momento actual, donde un rápido y obligado aprendizaje presidencial, hizo girar la brújula y el timón, para encontrar aguas aptas para navegar. Quienes antes de ayer, eran humillados de todas formas por reaccionarios, anquilosados y pasados de moda, ayer, los mismos fueron acogidos en un gobierno de coalición. Y hoy, se valora con emoción los avances conseguidos, en veinte años, que se iniciaron precisamente en aquel 5 de octubre de 1988.
Los datos muestran que, en la población actual de Chile, son predominantes las generaciones que no habían nacido para 1973, y al menos la mitad no había nacido para el plebiscito del 5 de octubre de 1988. La tragedia que vivimos en carne propia las generaciones que enfrentamos en las calles y cerros a la dictadura, y que plantamos cara al terror, hoy es valorada, y en buena hora por los jóvenes gobernantes. Es cierto que ganamos esa noche, y que lo hicimos con un lápiz y un papel, como dice el presidente Lagos. Pero llegamos a ese día final, tras un proceso progresivo de movilizaciones sociales, amplias, y participativas. Hasta los santos padres de la iglesia, reconocieron hace siglos el derecho del pueblo a rebelarse, contra un gobierno injusto. Chile no fue la excepción, una generación completa de jóvenes, ofrendaron sus vidas combatiendo para liberar a su pueblo. A esos hombres y mujeres que se arrojaron de frente, a la máquina represiva fascista, Chile les debe plazas y monumentos, como se les ha otorgado a quienes nos liberaron del yugo español.
Nunca van a haber páginas suficientes, para describir la alegría del 5 de octubre, no era todo lo que muchos y muchas queríamos, pero fue lo que conquistamos entre todos, y eso nos llenó de risas y lágrimas los rostros. Hay una esperanza en los hombres y mujeres de esta generación, y de todas las generaciones nacidas en libertad desde 1990. No importa que no todos piensen lo mismo, esa es la gracia de la democracia, poder pensar y decir lo que te dé la gana, sin temor a que te persigan o asesinen. Ese es el legado que debemos preservar. Debemos justificar con nuestra vida, el sacrificio de quienes ahora no están.
En buena hora, nuestro joven presidente, reconoce en este 5 de octubre, la gesta y la lucha por la libertad y la democracia de las generaciones precedentes. Todos y todas estamos parados hoy sobre hombros de gigantes, gracias a eso podemos mirar con esperanza el futuro de una patria más prospera y más justa.
Ernesto Sepúlveda Tornero
Punta Arenas, lunes 7 de octubre de 2024.-
Ver datos de edades en https://x.com/elaval
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