En mis tiempos de estudiante de derecho, donde abundan
los latinasgos, solía reparar en el lema de la Escuela, "Augusta per angusta",
que se traduce en algo así como “A lo grande por caminos estrechos”.
Existe una gran sabiduría conservada por miles de años, en esa breve frase.
Y cómo nos llega!, si pareciera ser el resumen de los
desvelos, de las preocupaciones y las dificultades que hemos tenido que superar
cada uno de nosotros para alcanzar nuestras metas, desde las más pequeñas,
hasta aquellas que nos toman toda la vida.
Nada se logra o consigue, sin esfuerzo. Y aplica en
nuestra vida cotidiana, en el trabajo, los negocios, el amor, pero también en
la política.
Esto se ha ido olvidando en Chile. Da la impresión,
escuchando al gobierno, de que hemos sido favorecidos porque tan instruidos
líderes tomen las decisiones por nosotros. Es como si todo lo hiciesen bien, y
no cometieran errores, todo lo adverso es culpa del gobierno anterior, o de
factores externos. Pretenden no sólo una adhesión ciega de sus partidarios,
sino una aceptación tácita de todos los demás. Al que critica, se le ataca con
toda la artillería y con los medios afines.
No es fácil gobernar. No es como gerenciar una
empresa. Hay que formar equipos y saber escuchar.
Y conseguir avances en
materia legislativa, requiere además de un sutil arte, dialogar, negociar, seducir, con los adversarios a
objeto de conseguir la aprobación de los proyectos de ley.
Esta tarea cuesta, requiere oficio. No es solamente un
“toma y daca”. Requiere confianza, credibilidad, seriedad.
No es lo que hemos visto en la última semana. La
oposición había acordado, algunas
condiciones a tratar con el gobierno, para aprobar la idea de legislar la
reforma de pensiones. Pero también su camino se ha puesto angosto y pedregoso.
Al poco andar, lo que parecía monolítico, se disuelve
como sal en el agua. Dos de los partidos de la vieja concertación, decidieron
acordar con el gobierno, fuera del compromiso colectivo opositor. Permite así
al gobierno introducir a tramitación su proyecto que busca legitimar el
repudiado sistema de AFP.
Algunos políticos, dejando atrás todo pudor, salieron
a sacar cuentas alegres, por el rol que habían jugado en esta aprobación. A
poco andar se empezaron a preocupar, ya que al igual que con la reforma
tributaria, en que también otorgaron sus votos al gobierno un no se presentan
las indicaciones que negociaron con el ejecutivo.
No es fácil el rol opositor. Como defender los
principios, sus propios postulados, sin caer en la intransigencia. Por otro
lado, como ser propositivo y constructivo, sin terminar en el entreguismo, sin
tranzar la esencia de tu posición política.
No se ha escuchado el clamor popular. No más AFP, es
ya una condición para el apoyo a cualquier pacto opositor. Si las fuerzas progresistas
no asumen con claridad este mandato, nuevamente se verán sobrepasadas en las
urnas por los conservadores, por los partidarios del estatus quo, que favorece a
los poderosos.
No se encanta al electorado, con pasos de baile en
grandes salones, tampoco con bailes de máscaras en el palacio de Versalles.
Quienes se sienten tentados por el poder del dinero, mas les vale no haber sido
nunca candidatos a cargos de elección
popular.
Quienes sacaron una pequeña ventaja, de una
negociación espuria, a espaldas de sus electores, deberán rendir cuentas ante
el soberano, dentro de un breve tiempo. No valdrán allí las frases
rimbombantes ni las apelaciones a la república.
Por sus actos serán votados o rechazados.
Aun es tiempo de recapitular.
En las presidenciales de
2017, el pueblo castigó la falta de unidad del progresismo. Quienes cursaron
una navegación en solitario fueron los mas castigados. Ese camino conduce a una
nueva derrota. Hay que hacerse responsable de las decisiones que ahora tomemos.
ANGUSTA PER ANGUSTA
PUNTA ARENAS, 20 de mayo 2019
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