Amigos y amigas:
Recientemente se efectuó en
Magallanes, el Simposio sobre clima de
APEC -Alianza de países del Asia pacífico-, de la cual nuestro país forma
parte. Fue una ocasión excepcional para conocer de primera mano, información
pura y dura, acerca del clima a nivel global. Científicos que llevan a cabo hoy
en día investigación avanzada en esta área, nos alertan acerca de los efectos concretos
en nuestra vida cotidiana, de la drástica reducción de precipitaciones en
algunas áreas, y de inundaciones y tormentas, en otras áreas, donde no son
usuales.
En Chile, constatamos la fragilidad de nuestros
sistemas de monitoreo e información. Se evidencia la necesidad urgente de dotar
de mayores recursos tanto a Onemi, como a las universidades y centros de
investigación, que están generando conocimiento sobre el clima, y los fenómenos
meteorológicos.
Todo lo que se nos ha dicho sobre el efecto en la
atmósfera, de la polución ambiental, de la contaminación generada por la
actividad humana, son ciertas. Y por alarmante que parezca, ya existen
proyecciones que indican, cuanto tiempo disponemos como humanidad, para reducir
el alza en la temperatura global. Algunos han llegado a afirmar que serían sólo
12 años.
Gases como el CO2, producidos por la combustión de
combustibles fósiles, es uno de los principales causantes del denominado “Efecto
invernadero”, que produce el aumento de la temperatura del planeta.
Iniciativas para reducir la emisión de carbono, o para
la absorción del carbono que se emite, han estado negociándose entre las
potencias industrializadas, sin que hasta la fecha se haya logrado reducciones
apreciables.
A fines de este año se realizará en Chile la COP25,
la cumbre sobre cambio climático de la Organización de Naciones Unidas. Chile
es responsable del 0,26 % de las emisiones de CO2 globales, y sin embargo se ha
propuesto adoptar medidas concretas para reducir su dependencia de los
combustibles fósiles.
Como resulta evidente, el peso de las emisiones de CO2
la tienen las potencias industrializadas, que a su vez han sido reacias a
adoptar compromisos mas exigentes para reducir el 90% de las emisiones de CO2
que son de su responsabilidad.
Ya lo hemos comentado anteriormente, nos parece
inaudito que los países en vías de desarrollo, o derechamente los países
pobres, deban asumir compromisos que condicionen o limiten su desarrollo
económico. Mientras las grandes potencias desarrolladas continúan con la
explotación de combustibles fósiles, generando la mayor carga de gases de
efecto invernadero.
En Chile, se debe planificar con cautela el compromiso
público-privado, que nos llevará a ser carbono neutrales. El lobby de las
transnacionales extranjeras se siente con mas fuerza en los países pequeños. Y
ya está demostrado, como invirtiendo grandes sumas en publicistas y activistas,
pueden hacer fracasar proyectos de inversión viables, y sustentables.
En el tiempo actual debemos diferenciar la información veraz, verificable,
respaldada por datos científicos. De aquella otra información, que suele
inundar las redes sociales, con notas sensacionalistas, que inducen al temor a
la población.
Está claro, que nuestro planeta, es la CASA COMÚN, no
hay por ahora otra alternativa. Debemos cuidar nuestro medio ambiente, debemos
desarrollar nuestra vida y nuestras actividades productivas, en forma
sustentable. Crecientemente estas actividades además deberán ser carbono
neutrales.
Pero los países en vías de desarrollo, y los países
pobres no pueden asumir el mismo grado de exigencia, que las potencias
industriales. Valga decir que estas mismas potencias, vienen acumulando gases
de efecto invernadero en la atmósfera, desde la revolución industrial, hace mas
de 300 años. No parece justo que naciones jóvenes, como Chile, aún con enormes
falencias en educación, en investigación y desarrollo, en ciencia y tecnología,
deban abandonar la explotación de sus recursos energéticos.
Para un país como el nuestro, que el encuentro sobre
cambio climático de la ONU, se realice en su territorio, constituye una
oportunidad. Estamos en una etapa incipiente de nuestro desarrollo, aspiramos a
lograr un desarrollo pleno, sustentable, pero sobre bases realistas. No podemos
dejarnos intimidar por el lobby de
intereses extranjeros, que busca limitar nuestro desarrollo, y consagrar
nuestra dependencia.
La COP25, probablemente concluirá con otra declaración
de buenas intenciones, ya que las potencias industriales, que son los verdaderos
contaminantes, no asumen el costo económico del cambio climático global.
Las grandes potencias, siguen en el siglo XXI actuando
como los grandes imperios de siglo XVIII y XIX, imponiendo sus condiciones a
todo el mundo, como si se tratara de sus antiguas colonias. La paradoja es que
hoy día, una amplia gama de partidos progresistas, defiende como propios, esos
conceptos y condiciones que las otrora potencias imperiales, no aplican en su
propia casa.
Amigos y amigas, debemos cuidar nuestro maravilloso
medio ambiente en la región de Magallanes. No necesitamos que una ONG
extranjera nos enseñe como vivir en la zona extrema.
Pero no nos confundamos, una cosa es la que podemos
hacer en el plano local, reciclando, reutilizando, reduciendo, y una cosa muy
distinta es la que deben hacer en el norte del país, en los grandes centros de
población.
Soy Ernesto Sepúlveda, y espero que las potencias
industriales asuman el costo económico de la catástrofe climática, y se respete
las características propias de nuestro desarrollo, y nuestro modo de vida.
Punta Arenas, lunes 9 de septiembre de 2019.-
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