El
tiempo que nos toca vivir, no tiene parangón. La inmediatez en las
comunicaciones, que nos permiten saber lo que pasa en todas partes, en tiempo
real. La facilidad y costo asequible del transporte, aún a los lugares mas
recónditos, nos ha convertido en verdaderos vecinos de la aldea global. Esta
misma cercanía y facilidad de desplazamiento, ha permitido que el Coronavirus, llegara
a Puerto Williams, muy distante de su origen en Wuhan, China. Escenas de dolor indescriptible,
por los miles de fallecidos se vivieron en China, y se han vivido en España e
Italia, quizás los lugares mas golpeados. Un familiar me contaba que en algunos
pueblos de Lombardía, los féretros hacen fila varias cuadras, esperando ser
enterrados en el cementerio que no da abasto.
En
Chile, hasta hace un par de semanas atrás, nadie se preocupaba del Covid19, el
Coronavirus. Nos ha costado asumir la realidad, la crudeza de esta verdadera
amenaza a nuestra existencia. Estimaciones del ministerio de salud, en un
escenario más negativo, cifran en varios miles de víctimas fatales en Chile.
Algo que muchos aún se niegan a aceptar. Se ha dicho en todos los tonos, que
para cuidar nuestra vida y la de nuestros seres queridos, debemos cumplir las
siguientes Indicaciones: Quedarse en casa; no dar la mano ni saludos de beso;
guardar distancia mínima de un metro; lavarse las manos con agua y jabón con
frecuencia; estornudar tapándose la boca con el antebrazo. Aún así, hasta hace
unos días atrás, se veía en distintas ciudades gente saliendo a divertirse,
como si estuviera de vacaciones. Esto mismo pasó hace un par de meses atrás en
Italia, y hoy los jóvenes entierran a sus padres y abuelos. El actuar
inconsciente se da en todas partes. En Chile, personas diagnosticadas con
Coronavirus, abordaron aviones, y buses, atravesando el país, y reuniéndose con
decenas de personas. Esto ha obligado a adoptar crecientemente, medidas mas
restrictivas. La declaración del estado de excepción constitucional, de
Catástrofe, obliga a todos, incluso a los mas remolones, a tomarse en serio
esta crisis.
Hoy sabemos como ha afectado a la economía de otros
países, el Coronavirus, el primer sector en caer fue el sector turismo.
Balnearios tradicionales de la Riviera Maya, se encuentran desiertos, y varias
cadenas de hoteles declarándose en quiebra. Las líneas aéreas, incluso las más
importantes, están pidiendo ayuda a sus países, para evitar la bancarrota y el
despido de cientos de miles de trabajadores.
No es momento de discursos de campaña, ni de fotos de
candidatos. No es tiempo de sacar ventajas infames de los errores del gobierno.
Sin duda, que esta administración ha cometido errores en todas las áreas, pero
en el momento que vivimos, tenemos la obligación de acatar y respaldar las
medidas sanitarias y de orden público que se han adoptado. De pronto nos
llenamos de expertos en temas pulmonares,
todos difunden en la TV sus recetas infalibles. Ha habido quienes
enseñan a preparar alcohol gel casero, con el riesgo grave para la salud de las
personas, y el riesgo enorme de incendio. No es momento de ponerse originales,
hay que acatar las instrucciones, y salvar la vida.
No seremos inmunes al impacto económico de la crisis.
Tal vez tengamos suerte y no seamos infectados por el Coronavirus, pero el
riesgo de la pérdida del empleo es alto. Que escasee el dinero, en tiempos de
crisis, agrava mas aun la propia crisis. El país requiere que se mantengan los
ingresos, un nivel mínimo de consumo de las personas, para que la actividad comercial,
la industria, el transporte.
Las medidas anunciadas extraordinariamente por el
ministro de Hacienda, van en el sentido correcto. Sin embargo es urgente que se
incluya, un plan de rescate que permita mantener las fuentes de trabajo. Que
las personas puedan guardar cuarentena en sus casas, y conservar sus empleos, y
el pago de sus remuneraciones. No sólo para la micro y pequeña empresa. Los
trabajadores chilenos, no pueden pagar la crisis económica, no puede ser
responsables de lo imprevisto e imprevisible. Ningún empleador puede mantener
los pagos de sus trabajadores, sin percibir ingresos. Debe generarse un plan
integral que permita mantener, al menos por 90
días a la planilla completa de trabajadores.
Nos vamos a gastar casi 4 puntos del PIB en las
medidas anunciadas por el gobierno, podemos hacer más para defender a los
trabajadores y sus fuentes de trabajo. En la crisis bancaria del 82’, el
estado desembolsó el equivalente a un
35% del PIB. No sólo se puede, sino que se debe hacer un esfuerzo mayor para
salvar a mas de 9 millones de
trabajadores.
La banca privada también debe hacer un aporte a la
recuperación de la economía de los hogares. Con los recursos de todos fueron
rescatados de la debacle de los años ochenta, y luego se han desarrollado y
crecido, gracias a las acciones compradas con los fondos de pensiones. Es de
toda justicia, que lancen un plan de rescate de hogares y empresas, hace falta
mayor proactividad.
Sin duda que hay mucho trabajo por delante. Por de
pronto, todos quienes puedan trabajar a distancia, deben hacerlo, existen las
plataformas informáticas que lo permiten. Otros serán los trabajos
indispensables para asegurar el abastecimiento de alimentos, medicamentos,
combustible, y otros servicios de primera necesidad, que deberán seguir
funcionando con turnos extraordinarios. Para que el grueso de la población se
mantenga en cuarentena total en sus casas, existen servicios de primera
necesidad que deberán seguir funcionando, así como los que aseguran la
conectividad y el transporte de suministros y alimentos.
Los trabajadores necesitan conservar sus empleos para
poder cuidar y proteger a sus familias. Mas allá de consignas y panfletos, son
los trabajadores y trabajadoras los creadores de toda riqueza, y debe valorarse
su aporte al desarrollo de la región y del país. Este esfuerzo colectivo para
salir adelante, exige a todas las autoridades el compromiso y la voluntad, de
resolver los problemas, de ser flexibles y proactivos para evitar escollos y
burocracias.
La orden del día, es actuar con responsabilidad,
quedarnos en casa, y trabajar de todas las formas posibles, para que podamos
cantar victoria, para que podamos seguir viviendo.
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