domingo, 27 de julio de 2025
LA DECISIÓN DE LA DC
La semana quedó marcada por la política. Sendos debates presidenciales organizados, uno por la industria salmonera, otro por el comercio, y otro por las organizaciones de camioneros. Todos ellos centrados en aspectos económicos y de seguridad que preocupan a estas importantes industrias, todas ellas con uso intensivo de mano de obra.
Haciendo gala de su gran cercanía con el mundo empresarial, las candidaturas conservadoras, mostraron que se sienten muy cómodas en ese ambiente. Más que esbozar un programa, se limitaron a “aleonar” a la concurrencia a punta de frases hechas, cuñas y eslóganes, archiconocidos, pero no por eso menos efectivos con los adherentes del mundo conservador. La candidatura del progresismo, partió con algún grado de timidez, inhibida tal vez, por la barra brava que aplaudía y vitoreaba las cuñas de la vereda conservadora. Estos ejercicios, retóricos podrían verse como un ejercicio de masoquismo político, por parte de la candidata Jara, que sabe que es pollo en corral ajeno en el mundo de la gran empresa. Sin embargo, según diversos analistas, son actividades imprescindibles si aspira a consolidar su ventaja en primera vuelta. Y más aún, si se plantea seriamente competir en segunda vuelta. Esto resulta bastante obvio considerando que ha ido agrupando los eventuales votantes del progresismo en todo el abanico, restándole solo crecer hacia los electores más moderados. La condición de militante comunista de Jeannette Jara, parece ser la mayor carga que debe sobrellevar. Por lo que la realización de debates frente al mundo empresarial, a los grandes inversores y empleadores del país. permite evaluar los atributos, las capacidades y los conocimientos necesarios. ¡Oh! Sorpresa, los mejores preparados en los debates efectuados, no han sido con claridad las candidaturas conservadoras. Un exceso de confianza, le ha jugado en contra a uno de estos candidatos, en tanto, la inseguridad exhibida (leyendo láminas o textos cortos), y cierta fragilidad, al evitar el contrapunto directo, ha sido muy evidente, en la candidatura conservadora de más larga data.
Contra lo que pudiera haberse pensado hace unos meses atrás, las candidaturas favoritas han ido cambiando. La centro izquierda jugó mal sus cartas, y terminó perdiendo una primaria que en principio nadie quería. Organizaron la fiesta y terminaron celebrando los invitados. El escenario inédito de que sea el PC quien encabece una alianza de gobierno en elecciones democráticas, como ya se ha dicho, es inédito en Chile y en el mundo. No obstante, el progresismo ha conseguido a fines de la semana, algo muy valioso, el apoyo del PDC el único partido de la ex concertación, que tenía opciones de levantar candidatura propia. La DC, el partido fuerte de los años 90, encabezó la coalición en los primeros diez años de gobiernos democráticos, y consolidó una hegemonía indiscutida en alcaldes y concejales y en el parlamento. De sus años de gloria, solo quedan los recuerdos. Diezmada por las disputas internas, afectada por el caudillismo que llevó a varias de sus figuras a emigrar e intentar la conformación de otros partidos, que han tenido escasa adhesión ciudadana. Años atrás fue el PRI, en este tiempo ha sido Demócratas y Amarillos, los emprendimientos electorales encabezados por los ex DC. Las presiones de estos sectores para impedir que la DC adhiriera a la nueva coalición progresista, contó con la cobertura total de los medios conservadores. Desde el finado Piñera, que el sector conservador soñó con una alianza mayoritaria con el centro político. Hoy la disputa por los electores moderados, estará dada por la DC que forma parte de las fuerzas que respaldan la candidatura de Jeannette Jara, y los micro partidos constituidos por ex DC. La elección de noviembre constituye un importante hito, que abrirá el inicio de un nuevo ciclo político encabezado por la centro izquierda, o será un nuevo paréntesis de cuatro años, con un gobierno conservador con minoría parlamentaria.
En efecto, algo de lo que se habla poco, es que, junto a la consolidación de una única coalición progresista, con la decisión de este sábado de la DC, se inicia la construcción de una única lista parlamentaria. Por vez primera desde 1990, existirá una sola lista parlamentaria en competencia del mundo progresista, lo que incrementa sustancialmente la electividad de sus candidatos y candidatas. Enfrente en el sector conservador, junto a la lucha encarnizada y nada fraternal por la candidatura presidencial, donde disputarán los electores entre cuatro candidaturas distintas, repartirán votos también en la elección parlamentaria. Ni el llamado a la unidad de un grupo de ejecutivos y empresarios conservadores, fue escuchada por los partidos conservadores. Está descartada la lista parlamentaria única, y con esto queda una grieta en la confianza del mundo conservador.
Frente al escenario de segunda vuelta, donde deberán trabajar denodadamente para impedir el triunfo progresista, el germen de la división está sembrado. En una campaña donde han regresado los bots, difundiendo mentiras o videos trucados con IA, siendo la más afectada la ex alcaldesa de Providencia. A doña Evelyn, poco menos le inventan que no está en las condiciones mentales adecuadas. Si analizamos el tema es absurda y suicida la estrategia política conservadora, pero el hábito de fagocitarse recíprocamente, está muy arraigado en el sector. Se da lo insólito que ante una candidatura considerada más fácil de derrotar que la de Carolina Tohá, el sector conservador exhibe sus flaquezas y sus pulsiones entrópicas.
En esta campaña presidencial, sea que se imponga la alternativa del progresismo o alguna de las alternativas del mundo conservador, se podría decir que estaría marcando el cierre histórico de la transición a la democracia. Esto es así, porque podría ser electa por primera vez una militante del PC, marcando un hito político para este partido y las ideas que representa, desde el retorno a la democracia. En caso de imponerse el sector conservador, podría darse que por primera vez desde 1990, sea electa una persona que apoyó a la dictadura, votando por la opción SÍ, en el plebiscito de 1988.
Así estamos en Chile, amigos y amigas, sólo dos sectores políticos se enfrentan en las elecciones, uno que reúne a todos los partidos del progresismo y otro disgregado en cuatro opciones del sector conservador. Como ciudadanos de a pie, nos interesa conocer los planteamientos concretos de las candidaturas, para resolver los agudos problemas económicos y sociales que persisten en nuestro país. Más que disquisiciones filosóficas, queremos conocer la capacidad de gobernar, de gestionar los disensos y de generar diálogos eficaces. Eso es lo que va a inclinar la balanza en noviembre.
Ernesto Sepúlveda Tornero
Punta Arenas, lunes 28 de julio de 2025.-
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