Atrevernos
a romper con los convencionalismos, a ir más allá de lo que la burocracia
estatal o una economía de banqueros, nos permiten. Encontrar respuesta a las
múltiples interrogantes con las que nos desafía este presente. Vemos a diario
tanto a políticos como a líderes empresariales, dando las respuestas de hace 30
años para los problemas de hoy. Inercia, pereza intelectual, comodidad, razones
puede haber muchas. Prefiero equivocarme, que pretender que tengo el mundo
resuelto. No se puede dar las mismas respuestas, si las preguntas son otras.
Innovación,
nuevas tecnologías de información (TI), inteligencia artificial (IA),
investigación científica de avanzada. Son lo que separan al mundo hoy día,
entre quienes pueden lidiar mas o menos exitosamente con la pandemia, y quienes
yerran una y otra vez, con la muerte respirándote en la nuca.
En
esta ocasión, he traído a esta columna, reflexiones que leí en artículos
publicados recientemente. Uno perteneciente a la revista “The conversation”, de
Tufts University, el otro publicado por Knowledge Wharton, Pennsilvania
University.
En
el primer artículo el profesor Bhaskar Chakravorti, decano de negocios globales
de The Fletcher School, se explaya acerca de las distintas estrategias de
salida de los bloqueos impuestos por el Coronavirus. Es muy interesante,
conocer como lo han hecho seis países distintos, considerando nuestra propia
experiencia como país. Vemos que la grave afección a la calidad de vida de las
personas, la pérdida de medios de subsistencia, ha sido común en todo el orbe.
La presión por poner fin al bloqueo, y reanudar las actividades, se adopta
incluso en países donde los fallecidos por el Covid19, suman decenas de miles.
De la observación de las estrategias de cierre y de apertura, que varios países
han adoptado, el profesor Chakravorti, ha extraído algunas características o
rasgos, que pueden orientar a otros países.
“La
capacidad de una nación para manejar el brote depende de muchos factores: la
voluntad de los gobiernos de tomar medidas decisivas; cumplimiento
ciudadano en quedarse en casa y distanciamiento social; y la capacidad
para realizar pruebas adecuadas de la enfermedad, incluido el "rastreo de
contactos", que rastrea a las personas que han estado en contacto con las
personas infectadas.”
Todos los países se vieron en la
necesidad de cerrar comercios, salas de espectáculo, estadios, y cualquier otro
lugar donde se congreguen personas. Pasar a realizar actividades a distancia,
requiere en todas partes, contar con la infraestructura adecuada. Según observó
el profesor Chakravorti, esta falencia no afecta sólo a los países del tercer
mundo, o en vías de desarrollo. Desde luego, están los países que han estado a
la vanguardia en la respuesta a la pandemia, Alemania, Nueva Zelanda y Corea
del Sur. De estos, dice “Son países fuertes tanto en la lucha contra
enfermedades como en la preparación de la economía digital.” En estos lugares
el desarrollo de la actividad económica, “No depende tanto de las interacciones
de persona a persona”. Estos países, cuentan con altos niveles de acceso a
internet, pagos digitales, y servicios públicos, y empresas preparados para
realizar trabajo remoto.
En contraste con estos países,
reconocidos transversalmente, por su exitosa estrategia, se encuentran países
que también pertenecen al primer mundo, como Estados Unidos (para muchos la
primera potencia mundial), Italia y Japón. En el caso de Italia, cuya
estrategia inicial fallida, fue minimizar el impacto del virus. Posteriormente
debió imponer controles y bloqueos muy rigurosos. Con altos niveles de cumplimiento
a estas medidas, favorecidas “por pruebas y rastreos generalizados”.
Según
el estudio realizado por el profesor Bhaskar Chakravorti, “Italia se encuentra
entre los miembros de la Unión Europea menos preparados para un cambio hacia
una economía digital”.
Paradójicamente,
un líder tecnológico como Japón, también erró su estrategia inicial, aliviando
las restricciones demasiado pronto. Al igual que Italia, debió después imponer
fuertes bloqueos para detener brotes posteriores. Según el estudio, este
gigante de la industria, “se encuentra relativamente poco preparado en términos
digitales”. Algunas razones serían, las presiones ejercidas para regresar al
trabajo presencial. Pero fundamentalmente, por razones de falta confianza. Se
ha observado una preocupación desmedida por la seguridad, que obliga a contar
con seguimiento en papel de cada transacción. Estas aún deben visarse con
sellos corporativos oficiales, y existe renuencia a efectuar pagos digitales.
Otra
gran conclusión del estudio del profesor Chakravorti, y que permite develar una
verdad más grande que una catedral. No basta con que un país sea rico y
desarrollado. “Se requiere no solo fondos sino también un liderazgo con visión
de futuro, creíble y transparente y la confianza de los ciudadanos en ese
liderazgo.” Una clave importante del
éxito de cualquier estrategia, no sólo para enfrentar una contingencia
sanitaria mundial. Un líder que tome decisiones oportunas y firmes, y una
ciudadanía que confíe en el liderazgo, y coopere con sus decisiones.
Acá,
resalta con fuerza el perfil de la canciller alemana Angela Merkel, con una
sólida formación científica, ha contado con la credibilidad y apoyo de la
ciudadanía. Asimismo, se destaca el perfil de la primera ministra de Nueva
Zelanda, Jacinda Ardern. Quién tuvo una reacción enérgica desde el primer
momento. Su enfoque " ve
temprano, ve duro ", a las restricciones de cierre, fue
respaldado y cumplido por sus ciudadanos.
En Corea del Sur, las autoridades controlaron el virus a través de
" un
liderazgo decisivo y transparente basado en datos, no en emociones ",
con amplio uso de medios de control tecnológico, respaldados por la ciudadanía.
El análisis de las experiencias de
manejo de la crisis sanitaria, nos lleva a una reflexión, sobre los alcances
que tendrán los cambios tecnológicos que se avecinan. Próximamente tendremos,
la necesidad, o la conveniencia, de mantener de manera permanente, amplios
campos de la economía, bajo un sistema de trabajo remoto, o a distancia. Una
mayor inversión en la construcción de infraestructura digital, abrirá espacio
para nuevas actividades económicas, sociales y culturales.
Con esto en mente, leímos la
entrevista a Frank Chen, socio especializado en IA de la firma de capital
riesgo Andreessen Horowitz, que publicó Knowledge@Wharton.
Sobre el estado actual de la
inversión en Inteligencia artificial, Frank Chen refiere que desde la invención
de la IA a mediados de los años 50’ en Darmouth, se ha tenido “ciclos de
expansión y fracaso”. A los períodos de fracaso, en el rubro de la IA, se les
denomina inviernos. El analista Chen, señala que desde los años 50’, al menos
han existido “cinco inviernos”. El tiempo actual sería distinto, ya que existen
muchas oportunidades, para que las empresas apliquen alguna técnica de IA, y
resuelvan un problema empresarial. Técnicas como las denominadas “De
aprendizaje profundo”, cuando se aplican a grandes cargas de datos, “obtienen
predicciones muy precisas”. Una aplicación práctica es para conocer la rotación
de clientes. O para determinar con precisión qué productos específicos están
demando los usuarios en la red. Del análisis de esas grandes cargas de datos,
líneas de productos como Amazon Basics, decide que nuevos productos lanzar. De
este modo, la Inteligencia artificial, puede participar en todo el ciclo de
vida de un producto. En palabras de Chen “Piense en el ciclo de vida del
producto: debe averiguar qué productos o servicios crear, determinar cómo
ponerle precio, decidir cómo comercializarlo y venderlo y distribuirlo para que
llegue a los clientes. Después de que lo hayan comprado, debe averiguar cómo
apoyarlos y venderles productos y servicios relacionados.”
A
juicio de este experto en IA, de una compañía de inversiones en capital de riesgo.”
La IA, entendida como un conjunto de técnicas informáticas, al igual que las
bases de datos, entrarán en todas las aplicaciones”.
La construcción de infraestructura
digital, como los tendidos de Fibra Óptica, los reservorios de big data. Y las
técnicas de IA, hacen más barato el almacenamiento, el transporte y el análisis
de grandes cargas de datos. Sin las técnicas de IA, sería materialmente
imposible extraer información útil.
El desafío de hoy, es contar con esa
infraestructura básica, asimismo contar con el personal que podrá manejar con
facilidad las técnicas de IA. Chen, señala que “Las tres mejores clases de
informática de IA en Stanford son “Intro to AI”, “Natural Language Processing”
y “Vision Processing”. … Cada una de esas clases tiene o se acerca a 1.000
estudiantes”. Este personal calificado junto a la IA, puede identificar a los
clientes que están por abandonar un negocio, o un producto. Con IA puedes
predecir y maximizar, el número de personas que verán la publicidad de un
producto o servicio en Facebook, Youtube, Instagram.
De todos modos, los expertos nos
tranquilizan, no nos vamos a encontrar próximamente, con un ser dotado de una
Inteligencia artificial similar a la del hombre. Principalmente porque las
aplicaciones existentes, son de la denominada IA “estrecha”, que permite a
ciertos dispositivos leer información de fotos o imágenes, o saber lo que las
personas dicen. Pero no están dotadas de la inteligencia general, que sólo la
permite hasta ahora el cerebro humano. Que le permite aprender de cualquier
cosa, y a través de razonamientos crear o imaginar nuevas soluciones, nuevas
ideas, nuevas creaciones.
Obtener análisis de grandes cargas de
datos, en tiempo real, predecir el movimiento de las personas a través de una
ciudad, al final de una jornada de trabajo, o al inicio de un finde semana. O
mas cercanamente, analizar la carga de datos derivados de la pandemia del
Coronavirus, permite hoy a líderes de países exitosos en su control, el adoptar
medidas como el cierre o a la apertura de la economía. Sobre la base de datos y
no sobre la base de emociones. Eso distingue a los liderazgos creíbles,
confiables, y exitosos.
Ernesto Sepúlveda Tornero
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