domingo, 29 de diciembre de 2019

EL AÑO DECISIVO



Durante la larga lucha por recuperar la democracia en Chile, hubo varios momentos definidos como “decisivos”. Tal vez el más importante fue cuando se determinó que el año 1987 sería el “Año decisivo”. Las protestas de la oposición que se había iniciado el año 1983, iban in crecendo, por todo Chile, las acciones de desobediencia civil, se multiplicaban. Manifestaciones masivas, pero también acciones de grupos armados, cuyo momento culmine fue el atentado en contra del dictador. Cómo se llegó después a una transición pactada entre la oposición moderada y el régimen, ha sido ya materia de anteriores columnas. Lo que me interesa rescatar, como en la historia política de Chile, fechas simbólicas, dan inicio, o abren vías para encauzar el proceso social.

Es el caso de año 2019, a partir del 18 de octubre, es como si el año recién hubiese iniciado allí. Los complejos procesos desencadenados por el “estallido social”, han prolongado el mes de octubre más de 70 días. Y para muchos, implicará que el año 2019 recién concluirá en abril de 2020, con el plebiscito.

Vivimos momentos de tensión histórica, característicos de los cambios de ciclo. Estamos llegando al término de la transición a la democracia. En efecto, lo que se supone había ocurrido en los 90, realmente va a ocurrir, con el fin de la constitución de Guzmán y Pinochet. Son tiempos que generan incertidumbre, pero a la vez, son fuente de una energía muy potente, que surge de las movilizaciones sociales. Es la energía necesaria, para dejar atrás el viejo mundo, las viejas formas. De algún modo, la idea de que nazca un nuevo Chile, una nueva sociedad, con el proceso constituyente, es lo que une a los distintos cambios de ciclo histórico. Desde nuestra independencia del imperio español, hasta nuestros días.

El año 2019, también ha sido en lo personal, un año de definiciones, un año para volver a nacer, y volver a creer. Ha sido para mí también el año del cambio de ciclo. Tanto en el plano laboral, donde dejé el empleo público que serví por 26 años. Como en el plano personal, donde pasé a la soltería después de 28 años. Pero también en el político, donde renuncié  al Partido Socialista, después de 24 años de militancia.

La sensación de libertad que se experimenta, cuando se toman decisiones en el plano personal, es invaluable. De alguna manera todas las mencionadas, tienen una matriz o un origen común, son fruto de una reflexión profunda y prolongada.

Nuestra historia como seres individuales, y como miembros de un colectivo, se entrelaza, en relaciones complejas. La mejor comprensión de estas relaciones que se están dando hoy en nuestra sociedad, es lo que nos permitirá alcanzar el mas alto grado de felicidad a la que podemos aspirar.

El año 2019, nos muestra como la forma en que veíamos y comprendíamos la realidad, era una forma sesgada, parcial. Aprendimos que las fracturas sociales y económicas, han producido heridas en el alma nacional, que debemos sanar entre todos. El año 2019, demostró en Chile, que la división del espectro político entre derechas e izquierdas, ya no da cuenta de la realidad. El surgimiento de una multiplicidad de voces, no representadas por los partidos tradicionales, llevó a una obsolescencia no programada a casi todo el espectro conocido.  El tema medioambiental, el tema de género, derechos de los primeros pueblos, deben ir de la mano con una visión de desarrollo, integral, y territorialmente descentralizado.
Para que podamos iniciar este nuevo camino, con plena libertad y autonomía, debemos dejar atrás las anteojeras ideológicas, propias de la guerra fría que siguen marcando el devenir político de Chile. Es demasiado importante la tarea que tenemos por delante, para detenernos en disputas caudillistas o de pequeña política. Es hora de la mas amplia unidad, para iniciar la construcción de nuestra nueva casa común.

Año 2019, el año decisivo.

Soy Ernesto Sepúlveda en “Crónicas de la Patagonia”.

Punta Arenas, Lunes 30 de diciembre de 2019.

domingo, 22 de diciembre de 2019

UN CUENTO DE NAVIDAD



En época navideña, es un clásico de la TV, alguna de las adaptaciones al cine, del libro “A Christmas Carol”, una canción de navidad, o un cuento de navidad, en su traducción a español. El libro en cuestión es obra del escritor inglés Charles Dickens. Fue publicado el 19 de diciembre de 1843, y en él se narra la historia de Ebenezer Scrooge, un hombre rico y avaro, que detestaba la navidad. Se ejemplifica en él, a una clase acomodada que en la época victoriana, fue indiferente a la pobreza, al analfabetismo, y al trabajo infantil. El propio Charles Dickens debió trabajar en una fábrica de betún para zapatos, a los 12 años. Sus padres habían sido encarcelados por sus deudas. En “Un cuento de navidad”, Scrooge es visitado la víspera de navidad por tres fantasmas de las navidades pasadas, presente y futura, que le muestran cómo fue su vida desde niño pobre, hasta su presente rico y opulento. Cómo el trato despótico con su empleado Bob Crachit, la miseria que le paga, y las condiciones precarias en que vive, con su pequeño Hijo Tim, no impide que tenga un hogar donde reina el amor y la paz. Puesto por el fantasma de la navidad futura, frente a una tumba que en un cementerio sombrío recibe en solitario, un féretro. Scrooge pregunta, de quien es esa tumba, para su horror, comprueba con sus propios ojos, que la lápida lleva su nombre.

El autor pretendía con su obra, remecer las consciencias y ablandar los corazones, de tantos patronos y propietarios, que medraban con la miseria de sus trabajadores, y atender la grave situación de los niños de horfanatos y fábricas.

El capítulo, o la estrofa final de “A Christmas carol”, lleva a la redención, del personaje de Scrooge. Atormentado al ver su futuro en una tumba solitaria, y con la certidumbre de una condena eterna por sus iniquidades y crueldades, Scrooge, se arrepiente. Despierta la mañana de navidad, en su propia habitación, entre sus propias sábanas, y comprende que tiene una nueva oportunidad. Cambia su vida, se transforma en una persona cálida, bondadosa, consciente, comparte con generosidad su riqueza. Aumenta el sueldo de su empleado Bob Cratchit al doble, y entrega grandes sumas de dinero a los hogares de huérfanos y a obras de caridad.  El pequeño Tim, quien no murió, gracias a los cuidados y medicinas, mejora, recibiendo el afecto y cariño del nuevo Scrooge.

Es difícil, hacer una analogía directa entre la época descrita por Dickens, y los tiempos actuales, sin embargo, los tipos humanos caracterizados allí, son perfectamente identificables en todo tiempo.
En el Chile de hoy, cuanto de la injusticia social acumulada por decenios, tiene su fuente no sólo en las condiciones estructurales de la economía, sino también en decisiones personales? Un reducido grupo de personas, el 0,1 % de la población, en Chile concentra  un 30% del PIB. Cuantas decisiones adoptadas por estas personas afectan a millones de chilenos.

El llamado estallido social, despertar de Chile, o revolución de octubre, tiene en lo profundo, un grito de rabia y desesperación.  No ha sido sencillo, ni fácil dar respuesta a la multiplicidad de demandas sociales. Mas allá de la incompetencia manifiesta de un gobierno, que a menos de dos años, pareciera estar despidiéndose. Hay un gran número de reivindicaciones, que se juegan al interior de las empresas. No será momento que los patronos, se tomen en serio la situación social, y conozcan como vive Bob Cratchit y su hijo, el pequeño Tim?

Por estos días, ha cobrado notoriedad  la economista Jeannnette von Wolffersdorff, ex directora de la Bolsa de comercio de Santiago. Primera mujer en ocupar ese cargo, en más de 100 años de historia de ese organismo, que hoy dirige el “Observatorio de gasto fiscal”. Ella plantea entre otras ideas novedosas, que en Chile se debiera crear un registro de dueños finales de las empresas. Un registro que ya existe en otros países, y que genera el saludable efecto de darle rostro a la riqueza. Porque a veces no son las leyes ni los reglamentos los que obliga a las personas a modificar su conducta, sino su propia consciencia. Y también el control social, de sus pares y de la comunidad toda.

La  navidad es una época donde el compartir en familia, con amigos, un momento de paz y de amor. Para nosotros los cristianos, no es sólo eso, es el hecho más importante de la historia de la humanidad. Es el nacimiento del niño Jesús, en un pequeño y humilde pesebre en Belén.  Es la noticia más importante, significa el surgimiento de un mundo nuevo, de una vida que se renueva. Es la esperanza renovada y fortalecida.

Es difícil lograr en Chile, una pronta y rápida solución de todos los males que nos aquejan. Es difícil en el mundo, en la vida, resolver todo de una vez. Pero lo que si podemos lograr, cada uno de nosotros, es tratar con amabilidad, con cariño, a quienes se crucen en nuestro camino. Volver a creer en los demás, a confiar, apreciar al que piensa distinto, valorar las diferencias. Recuperar las ganas de construir en paz, un barrio, una ciudad, un país, mejor para todos.

Y como dijo el pequeño Tim, “Y que Dios nos bendiga a todos”.

Punta Arenas, lunes 23 de diciembre de 2019.-

domingo, 15 de diciembre de 2019

LA VOZ DEL PUEBLO



Mucha agua ha pasado bajo el puente de la historia, en estos dos meses del “despertar de Chile”, del “estallido social”, de la revolución de octubre. Ni los más iluminados predijeron que esto pasaría. Hoy son decenas, los analistas, opinólogos, políticos e intelectuales, que sin ningún pudor, se arrogan la interpretación verdadera de lo que el pueblo quiere. Por esta razón, que son tan importantes los actos, donde el soberano, el pueblo mismo, se expresa. Y es eso, ni más ni menos, que se propusieron alcaldes de más de 220 comunas del país. En efecto, el objetivo de la consulta ciudadana y popular, realizada el domingo 15 de diciembre en la mayor parte de las comunas del país, fue escuchar de primera mano lo que los vecinos comunes y silvestres opinan. Sobre temas país tan importantes como si quieren una nueva constitución, y el mecanismo  a través del cual la redactaremos.

En horas de la madrugada se adelantaba que más de dos millones, habían participado en todo Chile, y en Magallanes más de 14 mil personas en el sistema on line, y a su vez más de 8 mil personas habían concurrido sólo en Punta Arenas a votar. Mención especial merece la Unión Comunal de Juntas de Vecinos.  Frente a la negativa del municipio  de sumarse  a la iniciativa de la asociación chilena de municipalidades, fue doña Raquel Alvarez, presidente de la Unión comunal de Junta de vecinos, quien asumió el desafío.

Un éxito total y absoluto, en cuanto a la concurrencia de personas, como en cuanto a las temática propuesta. Resultados preliminares, daban con un porcentaje cercano al 90% la opción Nueva constitución, y con una cifra similar, que esta se hiciese a través de una convención o asamblea constituyente.

Retorna la esperanza a los corazones, a partir de ahora, y hasta el plebiscito de abril de 2020, deberemos redoblar los esfuerzos, para que la inmensa mayoría de nuestros vecinos, amigos y familiares, escojan también este camino de paz.

Aunque ciertos grupos políticos han optado por minimizar la importancia del plebiscito, donde decidiremos si queremos una nueva constitución. Y se han alzado voces pretendiendo poco menos que caiga el gobierno de la derecha,  por la presión en las calles. El buen juicio y sensatez de la mayoría de los chilenos, afortunadamente queda demostrada, con la maciza participación  a la  consulta ciudadana.

Lo hemos dicho antes, en este espacio, ganándonos críticas de los que piensan distinto, el pueblo de Chile es un pueblo de paz. Merece ser tratado con respeto, con dignidad. La modernización del estado, una nueva distribución del poder político, medidas tributarias que combatan la desigualdad, un gran pacto social que nos ponga en la senda de un desarrollo inclusivo e integral.

La paradoja de este tiempo, es que los sectores mas reacios, al plebiscito donde se decidirá si queremos una nueva constitución, son los dos extremos del espectro  político. Es la nostalgia por el enfrentamiento de suma cero, donde no se avanza ni retrocede, y todos conservan sus posiciones. Un estatus quo que ha sido desafiado y destrozado, con las masivas movilizaciones sociales.

Estamos ad portas de un nuevo Chile. Produce mucha incertidumbre. Los primeros en inquietarse son los mercados, y el nuestro no ha sido a excepción. Expuestos como estamos a una economía abierta, debemos ser cuidadosos en como expresamos el descontento. La justa indignación por los abusos de que somos víctimas la mayoría de los chilenos, no justifica ni saqueos ni incendios. Ni destrozos de semáforos ni estaciones de metro.

Pero, escúchenme bien, no justifica en ningún caso, el actuar desproporcionado de la fuerza pública. Las violaciones a los derechos humanos, las vejaciones, golpizas, disparo de perdigones, no pueden quedar impunes. La salida del ministro de interior, por una acusación constitucional, es una señal fuerte de que la responsabilidad política de los gobernantes, debe exigirse. Pero la responsabilidad política de los ciudadanos también. Y el pueblo así lo ha afirmado,  en resultados preliminares de la consulta ciudadana y popular de los municipios de Chile, ha ganado por un abrumadora 80%, volver al voto obligatorio.

Defender nuestra democracia, nuestro modo de vida, lo haremos todos y en forma pacífica. Decidiremos en una votación que será supervisada por el SERVEL, con voto secreto, libre e informado. Tendremos que hacer educación cívica, en plazas, calles y lugares de trabajo. Escuelas, juntas de vecinos, clubes de adultos mayores. Votar es un derecho y volverá a ser un deber.

La democracia que tanto nos costó recuperar, se sana, se fortalece y se vivifica con mas democracia.
Soy optimista, creo que avanzamos, hacia una sociedad mas justa, mas igualitaria,  y mas prospera, donde se premiará el mérito y no la cuna. De cada uno de nosotros depende apurar el tranco, para que lleguemos mas pronto.

Soy Ernesto Sepúlveda en “Crónicas de la Patagonia”

Punta Arenas, lunes 16 de diciembre de 2019.-                       

domingo, 8 de diciembre de 2019

DE NUEVO ES LA ECONOMIA



A comienzos del mes de octubre de 2019, cuando nada hacía presagiar, lo que vendría después, el Banco Central informaba: “Pese al empeoramiento del escenario externo, la economía tiene las condiciones para crecer a tasas superiores al promedio de años previos y retomar expansiones sobre 3% en los años venideros.” Y señalaba como razones de este diagnóstico, que  para la economía mundial se proyecta una desaceleración importante, pero no una recesión. También, que  la inversión se mantenía creciendo, y que se ha reducido en los últimos años, la vulnerabilidad de la economía a las fluctuaciones cambiarias.

El presidente del Banco Central, Mario Marcel, destacaba la celeridad con que las autoridades, respondían a los cambios en el escenario económico. Dando como ejemplo la reducción en 100 puntos base, de la tasa de política monetaria. Dejando a nuestra economía con una tasa de 1,75%, una de las más bajas de nuestra historia.

Con la perspectiva de tiempo, las palabras de Mario Marcel, del 5 de octubre de 2019, suenan extrañamente proféticas, él decía: “En esta etapa, los países que actúen con mayor coherencia y unidad de propósito tendrán mayor posibilidad de prevalecer que aquellos que lo hagan de manera pasiva, desordenada o contradictoria”.

Cuando el Banco Central, se disponía a entregar el “Informe de percepciones de negocios de noviembre de 2019, que ya estaba prácticamente terminado, se produce al estallido social del 18 de octubre de 2019. El Banco reacciona, e incluye un primer levantamiento de información, con consultas a empresas de todo el país, efectuadas la semana de 28 de octubre.

Esta es la primera aproximación a los efectos de las manifestaciones sociales en la economía. Se constata una baja significativa de la actividad y las ventas, ante la menor afluencia de público. Dificultad para que los trabajadores puedan llegar a las instalaciones. Horarios de operación inferiores a los habituales.

Asimismo, se señala que los problemas en el transporte han afectado la disponibilidad de insumos y/o dificultado la venta de productos. Respecto de los negocios o sucursales, que han sufrido daños, estos han implicado pérdidas superiores. Al menos hasta fines de octubre, no habían logrado recuperar la normalidad en el funcionamiento de sus negocios.

La gran mayoría de los consultados, cree que el desempeño de los negocios se verá afectado negativamente. Mención especial para el turismo, donde se produce un fuerte deterioro de las perspectivas futuras. Se informa una elevada cancelación de reservas y eventos en la expectativa que los efectos  podrían prolongarse hasta el 2020. Algunas empresas, especialmente de menor tamaño relativo, anticipan dificultades para cumplir con sus pagos.

Una visión más completa, de lo que le ha sucedido a nuestra economía, nos la entregó el propio Mario Marcel, presidente del Banco Central, en la presentación del informe de política monetaria (IPOM) de diciembre de 2019. Se informa que la actividad tendrá una caída anual de 2,5% la que se concentrará en octubre y noviembre. El mes de diciembre debería mostrar un desempeño algo mejor, pero con una alta incertidumbre. Con esto, en 2019 el PIB total acumulará un crecimiento en torno a 1%. Lo que es  considerablemente bajo considerando  lo previsto en septiembre (2,25%-2,75%).

El Presidente del Banco Central agregó que “el mal desempeño en el último trimestre de 2019 entrega un bajo nivel de partida para la economía en 2020". De hecho, aunque se estima que trimestre a trimestre vuelva a crecer, su tasa de variación anual nuevamente sería negativa en el primer trimestre del próximo año. Con ello, para el año en su conjunto, se preve que el PIB crezca entre 0,5% y 1,5%.
Sin lugar a dudas, el dato más preocupante que arroja el IPOM de diciembre es respecto del empleo. El Banco Central señala que  de acuerdo a diversas fuentes de información,  el mercado laboral ya estaría deteriorándose.  Y considerando  la relación histórica entre la demanda de trabajo y la actividad, y de no producirse cambios significativos por el lado de la oferta, “la tasa de desempleo podría superar el 10% a inicios de 2020”.

Mario Marcel, presidente de una entidad autónoma como es el Banco Centra, advierte de os imprevisibles efectos para nuestra economía, si el sistema político, no avanza en cerrar pronto los temas pendientes de la agenda social.

Contra toda evidencia, aún hoy día, cuando el deterioro económico es innegable, aún persisten pequeños sectores radicalizados. En el colmo del sinsentido, desechan los avances y acuerdos conseguidos con dificultad entre las fuerzas políticas. Se insiste en pedir a renuncia de presidente de la República, cómo si ese hecho, inédito en la historia reciente, resolverá nuestros graves problemas de inequidad.

Cierta  izquierda nuevamente queda atrapada en su discurso de los años sesenta. Algunos políticos del ayer, alzan su voz, anunciando prontas rebeliones o alzamientos. La conquista del poder político, desde la calle. Olvidan que hace menos de dos años, el candidato que iba a ser a continuidad de gobierno de centro izquierda, fue derrotado amplia y abrumadoramente. Y una de las razones de la derrota, fue el  desprecio hacia las medidas pro inversión y al  crecimiento económico, como base de todo progreso.

Estamos capturados por una minoría vociferante, que denuesta a los políticos moderados, considera aberrante el diálogo, y rasga vestiduras ante los pactos de gobernabilidad. Esa minoría extrema, está en ambos lados del espectro político. Los mismos que aborrecen la idea de inversión privada y emprendimiento, son los que rasgan vestiduras en contra del orden público. Paradójicamente, los regímenes más cercanos a esa cierta izquierda cretácica, son precisamente regímenes tiránicos, sostenidos por un estado policial.

Una vez más, amigos y amigas, serán las grandes mayorías, de trabajadores y trabajadoras, que anhelan el progreso social y vivir en paz, quienes decidiremos los destinos de la patria. Lo hicimos en el plebiscito de 1988, y lo haremos en el de 2020.

Soy Ernesto Sepúlveda, en Crónicas de la Patagonia

Punta Arenas, 9 de diciembre de 2019.-

domingo, 1 de diciembre de 2019

DESEOS DE PAZ



Transcurridos más de 45 días desde el llamado “Estallido social” del 18 de octubre, nuestro país ha vivido las jornadas de movilización mas masivas, desde el triunfo del NO en el plebiscito de 1988. Se han escrito páginas y páginas de sesudos análisis, tratando de explicar lo sucedido. Algunos incluso, sin vergüenza ni pudor, han señalado que el estallido lo habrían advertido hace mucho tiempo.

Sea como fuere, el hecho es que las masivas y pacíficas marchas, de las primeras semanas, han sido opacadas por episodios de violencia y destrucción, nunca antes vista en democracia. El actuar policíaco, sobre exigido por las movilizaciones permanentes y continuas, también ha dado paso, a prácticas represivas con daño grave a las personas. En una discusión sin fin, entre interlocutores que no se escuchan, se han cruzado en estos 45 días, las acusaciones de saqueos y vandalismo, con las acusaciones de graves violaciones de los DDHH por la fuerza pública.

Chile está herido en lo más profundo de su alma. La desconfianza y el descrédito hacia toda figura de autoridad, ha saboteado los intentos de gobierno y parlamento, por resolver la crisis. 

Las acusaciones de traición, están a la orden del día. Sucede con esas añejas figuras concertacionistas, que aparecen en mitad de la tormenta. Ellos advierten que ya lo habían advertido. Que hay que temer, hay que tener cuidado.

Pero también se acusa traición en los nuevos grupos de izquierda que colonizan el parlamento. A la postura de un prudente y razonable diputado Gabriel Boric, se la trata como anatema. Como si hubiese traicionado secretos juramentos, se lo suspende del partido que ayudó a formar.

En medio de una situación caótica en las principales ciudades del país, aún hoy día, surgen voces del pasado, añorando rebeliones populares que no fueron, o focos revolucionarios, que tampoco fueron. Con una olímpica indiferencia por las “condiciones objetivas” de nuestro pueblo, ya anuncia, poco menos que  el “asalto al palacio de invierno”.

No existen liderazgos convocantes, legitimados, que puedan interpretar los anhelos y esperanzas de las grandes masas de asalariados. Lo que hay es cúpulas sindicales, sin autonomía de los partidos políticos, que reproducen la cuenta de la comisión política, sin titubear. Si la representatividad de los parlamentarios está en entredicho, así como sus múltiples beneficios pecuniarios, no debe olvidarse que también en la cúpula sindical, se dan los mismos vicios. Dirigentes permanentes o perpetuos, casi vitalicios, como si no existiera trabajadores más capacitados, más jóvenes.

Nuestro país requiere con urgencia retomar la normalidad. Sí, esa palabra, que los más relamidos y políticamente correctos, hoy no dicen. Necesitamos que cuando una trabajadora se pare en el paradero, a esperar el bus a las 7,00 AM, el bus pase. Y ella pueda llegar segura a su trabajo. Necesitamos que la infraestructura urbana, este funcionando, paraderos de buses, semáforos, estaciones de tren y de metro.

Los trabajadores y trabajadoras de Chile, quieren mejorar sus condiciones de trabajo t remuneración. Eso no significa que quieran asumir la gestión de la empresa, ni mucho menos que a empresa cierre o quiebre.

Cuando dices que para que Chile mejore, necesitamos paz, de inmediato te tildan de facho o momio. Si dices que deben cesar las graves violaciones a los DDHH, que han cometido agentes del estado, te tildan de comunista.

De lo que se trata es de que nos escuchemos entre nosotros. No el que está incendiando un supermercado o rompiendo un semáforo, porque es un delincuente que debe responder ante la justicia. Nosotros, los que queremos que el país progrese, para todos, que crezca para todos.

Por vez primera en la historia de nuestra República, avanzamos hacia un momento en que todas las voces serán escuchadas.  Con toda seguridad una nueva constitución, elaborada en una convención o asamblea constituyente, no resolverá todos los problemas del país. Ni siquiera dará solución a los problemas mas urgentes. Pero sentará las bases de una nueva forma de convivencia, una nueva forma de relacionarnos, y una nueva forma de distribución del poder.

Tenemos antes de eso, muchísimo que hacer, concretar una agenda social de verdad, una que vaya más allá de los 0,4 puntos del PIB, que representa la agenda presentada por el gobierno. No llegaremos a financiar ni a concretar en este gobierno, la totalidad de las propuestas sociales, a juicio de los economistas, representa un gasto cercano a 4 puntos del PIB. Simplemente no puede financiarse.

Don Ricardo French Davis, conocido economista, proponía esta semana, aumentar el royalty a proyectos nuevos, con parámetros similares a Canadá o Australia. Modificar el impuesto a la herencia, que hoy recauda muy poco. Y en el mediano plazo una nueva reforma tributaria.

Podemos hacer todo eso, y mucho más, pero necesitamos volver a producir, para evitar se sigan destruyendo empleos. Los trabajadores del sector privado, no pueden ir a marchas en horario de trabajo, porque son despedidos, si faltan se les descuenta. Esos trabajadores, que son los que perciben las rentas mas miserables en nuestra patria, necesitan nuestro respeto y apoyo. Debemos generar las condiciones de paz y normalidad que nos permita, reconstruir nuestras ciudades, nuestras escuelas y liceos, los almacenes, las tiendas, las farmacias.

 Chile espera más de nosotros, espera que alcemos la voz, somos gente de paz, no queremos mas muertos, heridos o cegados. Tampoco queremos más incendios en hoteles, iglesias o supermercados.

En el mundo cristiano iniciamos el tiempo de espera, que concluirá en navidad. Demos a nuestros niños una fiesta especial este año. Que no sean los objetos ni las cosas materiales, el centro en nuestros hogares. Valoremos la paz en la que vivimos, apreciemos ese regalo que nos llena el corazón de buenos sentimientos.

 Desterremos el odio y el resentimiento, y miremos el futuro con alegría y esperanza.

Soy Ernesto Sepúlveda, en “Crónicas de la patagonia”


Lunes 2 de diciembre de 2019.


domingo, 24 de noviembre de 2019

NACIMIENTO Y MUERTE DE LA CONSTITUCIÓN



A propósito del inesperado escenario constitucional en el que ha entrado nuestro país, hemos estado revisando como se gestó la constitución política del estado de 1980. Cuando se cumplían 7 años desde el golpe de estado, los miembros civiles del régimen, instaron al dictador a generar un nuevo marco constitucional. La  idea era dotar de estabilidad al régimen, asegurando su continuidad.
Resulta muy ilustrativo consignar como se elaboró y cómo se aprobó la constitución del 80, para contrastarlo con el procedimiento iniciado este año, y que nos dejará con una nueva constitución el 2021.

Según un artículo elaborado por la Biblioteca del Congreso Nacional, se consigna, que la Junta Militar, dictó los DL N°1, N° 128 y N° 788, donde se auto atribuyó la potestad constituyente. Cesa en los hechos, la vigencia de la Constitución de 1925.

En la elaboración de la nueva constitución participaron tres instancias. La comisión de estudios de la nueva Constitución política del Estado, creada el 24 de septiembre del  73, conocida como Comisión Ortúzar, porque fue presidida por Enrique Ortúzar, e integrada entre otros por Jaime Guzman, Sergio Diez, Jorge Ovalle, Enrique Evans y Alejandro Silva, Raúl Bertelsen, Juan de Dios Carmona y Rafael Eyzaguirre.

La Comisión Ortúzar sesionó entre el 24 de septiembre de 1973 y el 5 de octubre de 1978, completando 417 sesiones de trabajo. Al término de las cuales, entregaron al dictador Pinochet un anteproyecto constitucional compuesto por 123 disposiciones permanentes y 11 transitorias. Luego de eso, la Comisión se disolvió.
Una segunda instancia la constituye el Consejo de Estado, órgano consultivo del Presidente de la República en asuntos de gobierno y administración civil. En la ficción jurídica creada por los miembros civiles del régimen, el dictador Pinochet se atribuía el cargo de presidente de la república. El Consejo de Estado, estaba  integrado por los ex Presidentes de la República  Jorge Alessandri Rodríguez (presidente) y Gabriel González Videla. Además, Carlos Cáceres, Juan de Dios Carmona, Juan Antonio Coloma, Juvenal Hernández, Vicente Huerta, Renato García, Diego Barros, Pedro Ibáñez, Oscar Izurieta, Hernán Figueroa, Mercedes Ezquerra, Héctor Humeres, Julio Philippi, William Thayer, Guillermo Medina, Enrique Bahamonde y Enrique Urrutia Manzano, entre otros.
El consejo de estado elaboró un nuevo proyecto constitucional, alternativo al de la Comisión Ortúzar, entre el 14 de noviembre de 1978 y el 1 de julio de 1980, a partir de un total de 57 sesiones de trabajo. El 8 de julio de 1980, el Consejo entregó su proyecto a la Junta de Gobierno. El consejo de estado continuó en funciones  hasta marzo de 1990.
La constitución definitiva, fue elaborada en base a los textos antes mencionados, por un grupo de trabajo designado por la junta Militar. El grupo de trabajo estuvo integrado por el Ministro del Interior Sergio Fernández, la Ministra de Justicia Mónica Madariaga, más los auditores de las Fuerzas Armadas. Entre el 8 de julio y el 8 de agosto de 1980, elaboraron el texto final de la Constitución, que fue aprobado por la Junta militar.
 El texto constitucional debía aprobarse en un plebiscito. Este se llevó a cabo el 11 de septiembre de 1980, aprobándose con una mayoría del 65,71% de los votantes.
Sin registros electorales, sin partidos políticos, que habían sido proscritos. Sin libertad de prensa, ni de expresión. La aprobación fue sólo reconocida por los partidarios del régimen. La Constitución entró en vigencia el 11 de marzo de 1981.
Por aplicación del artículo  14 Transitorio de la nueva constitución, se aseguraba  la continuidad del dictador Pinochet, con el cargo de Presidente de la República por 8 años. Al término de estos,  de acuerdo a los artículos 17 y 29  Transitorios, los Comandantes en Jefes de las Fuerzas Armadas y el Director General de Carabineros por unanimidad propondrían al país el nombre de una persona que ocuparía el cargo de Presidente de la República por 8 años más, sujeto a ratificación en un plebiscito. Como era de fácil de prever, el dictador Augusto Pinochet fue el designado.
En el plebiscito del 5 de octubre de 1988, el pueblo de Chile se volcó a las urnas, y derrotó abrumadoramente la opción  de que el general Augusto Pinochet prolongara su mandato por ocho años más.  Para la anécdota, queda el retraso por varias horas de la entrega del cómputo final.  El secretario general de gobierno Cardemil, apareció en horas de la madrugada a dar los resultados definitivos. Durante más tres horas los canales de TV, trasmitieron el “Correcaminos”.
La historia cuenta, que a noche del 5 de octubre el dictador pretendía desconocer el resultado, y disponer el despliegue de tropas en todo el país. No todos los miembros de la junta lo respaldaron. El más notorio fue el general Mathei, comandante de la FACH, que fue el primero en reconocer el triunfo de la opción NO. Si bien hubo patrullajes militares en tanquetas y con rostros pintados de negro, en varias ciudades. La noche del triunfo fue de una tensa espera, y una alegría contenida.
El escenario de triunfo de la oposición sobre la opción de continuidad del régimen, abrió una posibilidad de reformar la constitución para la realización de elecciones libres. El régimen pactó con la oposición  un paquete de 54 reformas,  y fue convocado un plebiscito, que se efectuó el día 30 de julio de 1989 del mismo año, a pocos meses de las elecciones presidenciales y parlamentarias programadas para el día 14 de diciembre de ese año. Donde el candidato del régimen sería Hernan Büchi, ex ministro de Hacienda de Pinochet, el cual fue derrotado por el candidato de la Concertación de partidos por la Democracia, Patricio Aylwin.
Desde 1990 al año 2017, subsistieron las principales trabas y cortapisas, establecidas por los redactores de la constitución del 80, para impedir que las mayorías democráticas pudieran expresarse. La última gran reforma fue el cambio del sistema binominal, que mantenía artificialmente empatadas a las fuerzas políticas.
El estallido social, o la revolución de octubre de 2019, pone a Chile frente a una posibilidad única en toda nuestra historia. Poder decidir dentro del sistema democrático y dentro de nuestra institucionalidad, una nueva constitución para Chile. Por primera vez, mediante la participación de todos, podremos optar por la convocatoria a una asamblea o convención constituyente. Las diferencias con el escenario descrito, en la génesis de la constitución del 80’, no pueden ser más radicales. Es imprescindible que todos quienes hoy se expresan en el espacio público, puedan atesorar el grandioso momento en el que nos encontramos.
Poder concretar una nueva constitución, requiere ahora de un trabajo educativo, instructivo, el cual se puede hacer en las aulas, en los lugares de trabajo, en las juntas de vecinos, en los clubes deportivos, en las iglesias.
Una sociedad avanzada, un estado social y democrático de derecho, no se construye desde una calle incendiada. No hay épica alguna en la destrucción del mobiliario de un liceo, en atentados contra sedes políticas, o en la profanación de tumbas o capillas. La lucha social se debe a sus destinatarios, el pueblo mismo. Y nada ofende más al pueblo trabajador, que se destruya el fruto de su sacrificio.
Es hora de construir, de acercarse, de confiar. Se lo debemos a los fallecidos, a los cientos de heridos, a los miles de detenidos, se lo debemos a Chile.
Soy Ernesto Sepúlveda, en Crónicas de la Patagonia.
Lunes 25 de noviembre de 2019.-

domingo, 17 de noviembre de 2019

DÉJA VU



Desde que se iniciaron las protestas masivas contra la dictadura, en 1983, la movilización social fue en un espiral ascendente. Pese a que el régimen desplegó toda su ferocidad, con crímenes alevosos, torturas y horror, la población no se detuvo. El punto de inflexión fue el atentado fallido contra el dictador. A partir de allí, la oposición debió optar, o se continuaba con la estrategia de movilización social y desobediencia civil, o se buscaba una salida política. El realismo primó, y con el beneplácito del departamento de Estado norteamericano, se iniciaron negociaciones que culminaron con un llamado a plebiscito, que se efectuaría el 5 de octubre de 1988.

Se trataba de decidir, nada más y nada menos, sobre la continuidad del régimen, con el dictador Pinochet a la cabeza hasta el año 1997. Esto correspondía a la opción SI, del plebiscito. En tanto, la opción NO, correspondía a quienes querían el término del régimen, y la convocatoria a elecciones libres.

Las discusiones que se dieron en esa época, entre quienes estaban por profundizar la estrategia de movilización social, y quienes confiaban en las negociaciones iniciadas por el régimen. Lo que se conoció como “El veranito de Jarpa”, porque fue con Sergio Onofre Jarpa a la cabeza de la Segegob, que se desarrollaron esas conversaciones.

Durante todo ese tiempo, la sangre seguía corriendo por las calles, la represión y la persecución a los movimientos de izquierda, se prolongó hasta el último día.

Para participar en el plebiscito de 1988, se abrieron los registros electorales. Los que existían hasta el año 1973, habían sido destruidos. El régimen llamó a inscribirse para participar en apoyo a Pinochet. Lo suyo hizo la oposición. Unos primero y otros más tarde, el grueso de la oposición, aceptó las reglas del juego, se inscribió e hizo campaña por el NO.

Para quienes no estuvieron allí. Fue un período plagado de emociones, quienes luchamos contra la dictadura, por primera vez, veíamos que la TV hablaba de las atrocidades, de las violaciones a los DDHH. Todas las noches las familias se agolpaban frente al único TV de la casa, para ver la franja del NO.

Fue un período hermoso, a ratos épico. Y el triunfo sobre el dictador, es una de las alegrías más grandes que hemos vivido como país.

Estamos ahora en el año 2019, inmersos en un proceso de cambio, de transformación social y política, sólo equivalente, a ese otro proceso que vivimos el año 1988.

También ahora estamos ante un proceso que se inicia, con desconfianza de la población, con descontento, hastío. La certeza de vivir condiciones de vida injustas, o miserables, ha hecho perder el miedo. La gente se vuelca a la calles sin temor, pese a los muertos y heridos.

Existen muchas similitudes, en las críticas de los grupos más radicalizados de izquierda y derecha.  En el año 88’  la UDI quería la prolongación del régimen sin plebiscito alguno. El PC primero se oponía al plebiscito, y luego llamaba a votar nulo.

Llegar a una asamblea constituyente en un gobierno de derecha, es algo que nadie previó. Luego de haber aportillado el proceso constituyente iniciado por la presidenta Michelle Bachelet, ahora muchos miran hacia atrás con admiración y respeto.

El acuerdo suscrito por la inmensa mayoría de las fuerzas políticas de Chile, el 15 de octubre de 2019, constituye un hito histórico. Por primera vez pudimos ver en nuestras propias pantallas de TV, como se realizaban las negociaciones, hasta el acuerdo final.

Un acuerdo que por primera vez no era en la cocina de algún incumbente, sino en la sede del congreso nacional. Por primera vez, no “cortaban el queque”, tres o cuatro señorones de la política, sino que fue con un enjambre de parlamentarios, presidentes de partidos, asesores, y decenas de reporteros y periodistas.

El camino que se ha abierto con este acuerdo, nos dejará al igual que en 1988, ante un mundo nuevo. Un nuevo Chile será posible, con la participación de todos nosotros. No existe razón alguna para marginarse de esta oportunidad. Por vez primera Chile se dará una Constitución, a través de una asamblea o convención constituyente.

Se estima que desde que se apruebe en el plebiscito de abril de 2020, la opción de nueva constitución, hasta que esta entre en vigencia, transcurrirá un mínimo de un año y medio.

Este período deberemos abocarnos como sociedad, a resolver los graves e impostergables problemas sociales. Salarios, pensiones, salud, educación, regiones, entre otros. Durante todo este tiempo la gente continuará movilizada, hasta empezar a ver los frutos de los compromisos. Así deberá ser, para que los políticos de gobierno y de oposición no olviden.

La rebaja en la dieta parlamentaria y de los más altos cargos de la administración, no puede esperar más. Asimismo, la aplicación retroactiva de la ley de no reelección. De este modo, el parlamento completo podrá ser renovado en 2021 y 2025.

El término inmediato de las sistemáticas violaciones a los DDHH, ocurridas en todo el país, en el contexto de las movilizaciones sociales, no obsta al rechazo de vandalismo y la delincuencia. Con posterioridad a la firma del acuerdo político por una nueva constitución, se han seguido disparando balines y perdigones a la cabeza de los manifestantes. Se desconoce por qué aún permanece en su cargo el general director de Carabineros, responsable directo de las directrices impartidas a los escuadrones represores.

Estamos ante un momento histórico que marcará a esta generación, así como el triunfo en el plebiscito del 88’ nos marcó a nosotros. Son tiempos de cambio, y de esperanza que nos permitirán crecer como sociedad, y avanzar en la construcción de un Chile más justo y solidario.

Soy Ernesto Sepúlveda, en “Crónicas de la Patagonia”.

Punta Arenas, 18 de noviembre 2019.-

domingo, 10 de noviembre de 2019

LA SENDA HACIA LA PAZ



Estamos próximos a cumplir un mes, desde el estallido social de Chile, el 18 de octubre. Aun no se puede aventurar la magnitud de la fractura social existente. De pronto afloraron con fuerza incontenible, reivindicaciones históricas de los trabajadores, de los pensionados, de las dueñas de casa, de los estudiantes, de los pequeños empresarios, de los transportistas, de los enfermos. Una ebullición que con el paso de las semanas, se ha mantenido con igual intensidad, y se ha extendido a todo el país.

Las personas movilizadas, que a estas alturas se cuentan por millones, han logrado mantenerse activas, en jornadas de protesta, pacíficas, creativas, ampliamente difundidas y transmitidas en tiempo real, a través de las plataformas tecnológicas que ofrecen las redes sociales.

La destrucción de mobiliario público, asalto y saqueo de supermercados y tiendas, incendio de edificios, ataque a iglesias y capillas, han sido los eventos más repudiados por la población. Existe consenso, en que esta destrucción, es totalmente contraria a los objetivos de la movilización social.

El actuar desmedido, con uso de fuerza desproporcionada por parte de la fuerza pública, ha sido denunciado en medios chilenos y extranjeros. A la fecha existe una docena de funcionarios de Carabineros formalizados por tortura y apremios ilegítimos. Los heridos por perdigones se cuentan por miles, y los que han sufrido la pérdida de ojos por estos proyectiles, son mas de 200. En contexto internacional, se aprecia que en las movilizaciones sociales en Hong Kong, que llevan mas de dos meses, el número de personas fallecidas, heridas o detenidas, es sustancialmente menor. El Colegio médico ha advertido que las lesiones oculares, constituyen una verdadera epidemia, no existiendo en el mundo un caso siquiera similar. Donde agentes del estado infieren este tipo de heridas a la población civil.

El gobierno ha intentado retomar el control. Realizó un cambio de gabinete, y el primo ministro del interior, Salió antes de ser acusado constitucionalmente. Pero la tesis del enemigo interno,  de la existencia de una guerra, sigue dominando en el ministerio del interior. Se ha solicitado reiteradamente, por parte de parlamentarios, de dirigentes sociales y políticos, que Carabineros de Chile, no use balines ni perdigones contra la población civil. Sin embargo el nuevo ministro Gonzalo Blumel, se ha negado y ha respaldado totalmente el accionar de esa institución.

Lo que se ha avanzado, con  apertura del ministro de hacienda Ignacio Briones a modificar la reforma tributaria y de pensiones. Se retrocede en el manejo de crisis, que desde interior y Presidencia, se sigue enfrentando como un problema de orden público.

La convocatoria al Consejo de seguridad nacional (COSENA), por el presidente Piñera, denota patentemente la intención de desviar la atención. Se ha pretendido de manera bochornosa, deslindar la responsabilidad directa del mandatario. No se encuentra en riesgo de la seguridad nacional, ni estamos ante una escenario de eventual conflicto con potencias extranjeras. Así lo manifestó con claridad en la sesión del COSENA, el contralor general de la república. El que incluso, señaló que sería contrario a la constitución y al ordenamiento jurídico, hacer una convocatoria, no cumpliéndose los supuestos allí establecidos.

El reclamo por una nueva constitución para Chile, es cada vez más transversal y masivo. Pese a que algunos tildaron de aprovechamiento de la izquierda, y que no estaba entre las peticiones de la ciudadanía movilizada. El presidente de la Corte Suprema, los presidentes del Senado y Cámara de diputados, la denominada “Mesa social”, que reúne a las principales organizaciones de trabajadores, y hasta la Iglesia Católica, están pidiendo que se escuche a la ciudadanía.

A los partidos de oposición, se han unido personalidades de los partidos de gobierno, pidiendo nueva constitución. Destaca por su claridad y apertura en esta área el presidente de RN don Mario Desbordes, y la ex senadora, y figura reconocida en la centro derecha, doña Lily Pérez. El senador José Manuel Ossadon y su hermana diputada, también han dicho lo suyo.

El presidente, últimamente muy solo en su tesis del conflicto con un poderoso enemigo interno, luego de negarlo más de tres veces, ahora se ve dispuesto al tema constituyente. Pero bajo sus términos, que sea una reforma constitucional y que lo resuelva el congreso.

Con más realismo, y también con mayor conocimiento de las fibras que mueven a los ciudadanos, más de 300 alcaldes de todo Chile, están organizando un plebiscito comunal, a efectuarse en diciembre de este año. Allí se consultará si los vecinos quieren una nueva constitución, y sobre el mecanismo. En Magallanes, esperamos que nuestros alcaldes se unan a esta iniciativa.

En el congreso en tanto, esta semana se ve uno de los proyectos de reforma constitucional, presentados en años anteriores, y que permitirían modificar la constitución para efectuar un plebiscito a nivel nacional. La sola idea de que sea el congreso, que entre cuatro paredes, sancione una nueva constitución para Chile, resulta no sólo inoportuna, sino también descabellada. Es sencillamente, negarse a escuchar lo que la gente está diciendo en las calles.

Nuestro país, necesita con urgencia, la paz, necesita con urgencia que se abran caminos de entendimiento. Pero no puede ser como los consensos de los años 90, con políticos del sistema binominal, abrazándose alborozados, por las escuálidas reformas pactadas. No se trata de abjurar de lo que hicimos como sociedad, bueno, malo, regular, fue lo que hicimos entre todos. Lo que muchos creímos insuficiente, ahora es insultante. Las nuevas generaciones que están en las calles, no quieren esos consensos, quieren que se alcance un nuevo nivel de justicia. Una nueva dignidad, que aunque cueste más, nos satisfaga el alma.

Estamos ante nuevos paradigmas. El capitalismo chilensis, va a tener que adaptarse a nuevas reglas, las mismas que rigen en el primer mundo. Esquilmar a la gente no saldrá gratis. Colusiones de precios, intereses usureros, carreras universitarias ficticias, se van a terminar.

Necesitamos salir en paz de este estallido social, necesitamos recuperar el tejido social, que carcomió y pudrió el consumismo, el individualismo, el egoísmo. Vernos en nuestras diferencias, tal como somos, diversos, multicolores, aceptarnos y valorarnos recíprocamente.

El Chile del mañana, se está construyendo hoy. Cada uno de nosotros tiene que poner lo suyo. Estudiantes, profesores, obreros, empleados de oficina, emprendedores, también los políticos de gobierno y oposición.

Sin mas titubeos, sin miedo, sin violencia, vamos a una nueva constitución, y hagamoslo todos juntos.

Soy Ernesto Sepúlveda, y esto fue CRÓNICAS DE LA PATAGONIA

Punta Arenas, Lunes 11 de noviembre de 2019.-

domingo, 3 de noviembre de 2019

UNANSE AL BAILE



En los años 80 del siglo pasado, y durante la negra noche de la dictadura, un grupo de jóvenes de San Miguel formó “Los Prisioneros”. Una banda de rock latino, que si bien no superó la ola de grupos argentinos encabezada por “Soda Stereo”, fue la verdadera banda sonora de los jóvenes chilenos que se rebelaban contra la tiranía.

El líder de “Los prisioneros”, el magistral Jorge González, supo plasmar con sus letras el sentimiento de frustración, el resentimiento, el desencanto, en un país donde en 1990 la pobreza superaba el  30%, millones de cesantes malvivían en las poblaciones y barrios populares de todo Chile. Falta de oportunidades de  todo orden, para una juventud anhelante de disfrutar la libertad, que la dictadura nos quitaba.

La canción icónica de ese tiempo fue “El baile de los que sobran”, parte de su letra, retumba mas allá de las décadas que han pasado. Cuando “la revolución de octubre” se inició en Chile, el tema fue coreado por millones de voces en todas las manifestaciones pacíficas, desde Arica a Magallanes. Un medio fue a preguntar a Jorge González su opinión sobre este fenómeno, y respondió “Me da pena que hayan pasado 30 años y se tenga que seguir cantando”.

De pronto toda la estantería de trofeos que nuestro país exhibía jactancioso, a los vecinos del barrio, se vino abajo estrepitosamente. De pronto todos los expertos, analistas, los políticos favoritos de los matinales, estaban equivocados. Y pese a que la gente no ha salido de las calles protestando y manifestándose en todo el país, los mismos analistas, expertos, y políticos favoritos de los medios de prensa, se han seguido equivocando.

Para el anecdotario histórico, quedará la entrevista que en horario prime daba don Clemente Pérez, ex presidente del Metro, advirtiendo a los estudiantes que realizaron la evasión masiva del ticket. Su frase “Cabros esto no prendió”, quedará como una muestra bochornosa de lo escasamente conectada con la población que ha estado la élite.

El gobierno se ha visto sobrepasado en todas sus líneas. Cambio de gabinete incluido, las medidas anunciadas, se han comprobado insuficientes, a medida que las manifestaciones de descontento se prolongan, y se va ampliando cada vez el petitorio original.

Sería muy largo de referir el sinnúmero de reivindicaciones ciudadanas, la sociedad toda se ha volcado a expresar sus puntos de vista, a hacer sus exigencias, o a pedir el reconocimiento de su derechos.

El grueso de las manifestaciones, marchas, y protestas se ha realizado en forma pacífica, en medio de cánticos, de danza, de expresiones de arte. Sólo un número minoritario y marginal de personas se ha dedicado al pillaje y a la destrucción. Lamentablemente, los canales de TV y los grandes medios de prensa, se han dedicado a relevar esa violencia marginal, por sobre lo que han sido jornadas ejemplares de movilización.

Ningún político puede cantar victoria con estas masivas movilizaciones. El sistema político, económico y social completo, se encuentra en tela de juicio. Y la única forma de salir de este estado de movilización permanente, es con propuestas concretas, financiadas, con plazos definidos y acotados.

En un sistema presidencialista como el nuestro, es de iniciativa exclusiva del Presidente de la República, todo proyecto que irrogue gasto fiscal. Por esta razón, y porque ha sido cuestionado directamente por la población movilizada, el Presidente Piñera debe recoger el guante. Debe asumir que su mandato quedará marcado por el estallido social, y que la forma en que se encauce la revolución ciudadana, depende en gran medida de un cambio de actitud.

No estamos en tiempos, donde un ministro recién nombrado, en un gabinete para resolver la crisis, pueda afirmar de que por culpa de la destrucción callejera, no habrá recursos para responder la demanda ciudadana. Eso definitivamente, debe corregirse. Asumir con humildad que no se ha interpretado las verdaderas necesidades de las personas. Que no se ha sabido escuchar. Abrir espacios para que las personas puedan expresar sus ideas, su opinión, su descontento. Recoger esos planteamientos, sistematizarlos y darles una respuesta.

Eso, ni mas ni menos, es lo que se espera de un gobernante. No que tenga todas las respuestas, sino que sepa escuchar, y corregirse, sepa someterse a lo que la ciudadanía está exigiendo.

Por supuesto, que antes de todo, está el respeto por las personas. La inviolabilidad de los derechos reconocidos a toda persona. En particular el derecho a la vida y a la integridad física y psíquica. El derecho a la libre expresión de las ideas, el derecho a reunión, al libre desplazamiento. El derecho a un debido proceso ante la imputación de faltas o simples delitos.

Es la quinta esencia de la democracia, el respetar los Derechos Humanos. También en esto dábamos lecciones a los demás, de cómo habíamos perseguido a los criminales de lesa humanidad de la dictadura. Pensábamos que nunca más veríamos a los militares en las calles. Y sin embargo, en este octubre de 2019, en Chile, tomamos la máquina del tiempo y aparecimos en el mismo año 1986 cuando salió el disco “Pateando piedras” de Los Prisioneros, con estado de emergencia y toque de queda.

Existe otra forma mas terrible de caracterizar a un gobierno, que relacionarlo con la represión política? Desconozco quien recomendó al presidente, sacar los militares a las calles y establecer el Estado de excepción constitucional. No fue una buena decisión. A la fecha existen 23 personas fallecidas, miles de personas heridas por perdigones, cientos de ellas con pérdida ocular. Denuncias de vejámenes sexuales. Abusos. Uso desproporcionado de la fuerza.

Esta calamidad que afecta al país completo, debe terminar. Miles piden que se convoque a un plebiscito para cambiar la Constitución, y que esto sea a través de una Asamblea constituyente. Lamentablemente, el sector mas duro de la derecha, se aferra a la Constitución de 1980, como el legado de sus fundadores, es la última frontera ideológica que llaman a defender. Desempolvaron a José Piñera para que llamara a defender la constitución y el “Modelo”. Es tan rancio como pedir la vuelta de los senadores designados y del sistema binominal.

Chile tiene condiciones para llevar a cabo un proceso ejemplar de cambio constituyente. Varios de los que desde la derecha e incluso de parte de la ex concertación, critican el llamado a Asamblea Constituyente, olvidan que la salida de la dictadura, requirió un amplio acuerdo político, sin el cual nunca hubiéramos llegado a votar en el plebiscito de 1988.

Chile es un país de paz. Los trabajadores y trabajadoras, las dueñas de casa y los padres que cuidan a sus hijos y trabajan, necesitan ser escuchados. Eso no puede postergarse de acuerdo a los tiempos electorales. El estallido social, que transcurridos 20 días no amaina, requiere respuestas sinceras, y sobre todo escuchas sinceras.

Como tan sabiamente expresó una dirigenta social, al intendente regional,  en un cabildo efectuado recientemente en Magallanes, “Lo que la gente en la calle esta exigiendo es dignidad”.

Amigos y amigas, soy Ernesto Sepúlveda, y les invito a unirnos más que nunca, en Magallanes, sin distinciones políticas, sociales o religiosas, para construir una sociedad mas justa y solidaria, donde todos podamos progresar.

Punta Arenas, Lunes 4 de noviembre de 2019.-