lunes, 21 de noviembre de 2016

LA ORDEN DEL DIA

Dentro de las imágenes más desafortunadas del primer año de la instalación del gobierno de la Nueva Mayoría, está esa que nos brindó un senador de la república, a la sazón presidente de uno de los partidos de ese conglomerado. En la ocasión, e intentando graficar un pretendido ánimo refundacional, señaló que nuevo gobierno usaría una “retroexcavadora” para desmontar todo lo que se había hecho hasta ahora, para levantar “nuevos cimientos”.
Esa imagen, sumada a los bochornosos episodios de irregularidades en el financiamiento de campañas políticas, casos PENTA- SQM, y luego el denominado “Caso Caval”, terminaron por dinamitar no sólo la credibilidad del debutante gobierno, sino terminar con el menguado prestigio del sistema político por entero.
Llevar a cabo un programa de gobierno, que contiene variadas y profundas reformas, en este escenario, ha sido una tarea en la cual se volcaron todas las energías de los sucesivos gabinetes ministeriales. Con la mirada puesta en el cumplimiento del programa de gobierno, se perdió de vista un elemento consustancial al ejercicio del poder en un régimen democrático, la búsqueda de entendimientos con las otras fuerzas políticas, y procurarse el apoyo de las fuerzas sociales.
El sólo carácter transformador del gobierno de la Nueva Mayoría, debió ser el aliciente necesario para que el norte estuviese situado, no en el mero cumplimiento programático, sino en la consolidación de los cambios en las capas más profundas de la sociedad. No obstante, esa tarea los partidos de la coalición gobernante la dejaron a la responsabilidad de sus cuadros en el gobierno. Craso error, el ejecutivo debió concentrar toda su energía en llevar adelante una tarea ingente de formulación, diseño, y ejecución de políticas públicas, que tensionaron a la administración y exigieron del parlamento una disciplina y un orden para el que no estaban las condiciones. La esencial coordinación política, de los partidos políticos gobernantes con la base social, no se dio, y al cabo de un año y medio de gobierno, todas las mediciones de opinión ya arrojaban cifras de evaluación negativas, para las reformas.
El espectáculo que han dado en los últimos meses los liderazgos partidarios enrostrándose responsabilidades, por distintos tropiezos, desde la fallida inscripción de las primarias legales en el SERVEL, pasando por el resultado municipal, no ha hecho sino aumentar más el desapego de la ciudadanía, de la vida política del país.
Con el año 2017 en frente de nuestras narices, y la llegada de las premuras de desafíos electorales que se precipitan, la necesidad de conducción política en la Nueva Mayoría resulta evidente. Dejar los discursos altisonantes, y las recriminaciones a través de los medios de comunicación o a través de redes sociales, parece de Perogrullo, pero hasta el momento no es algo que se haya superado. Es una “cuestión de actitud”, el “animus societatis” requiere mucho más que una nueva carta suscrita por 7 personeros. Requiere de la instalación de un dialogo con la ciudadanía, no en las cuatro paredes de una sede partidaria. Un dialogo que interpele al ciudadano de carne y hueso, que se haga cargo de las pellejerías del día a día, y sea capaz de empatizar con sus deseos y aspiraciones.
Los problemas de la política se resuelven con política, y los de la democracia con más democracia. El Chile al que arribaremos en una nueva contienda presidencial, va a requerir más certidumbres que interrogantes, el liderazgo que mejor encarne la imagen de solvencia política y de autoridad supra partidaria, será el que se alce con el triunfo.

La orden del día para los partidos de la Nueva Mayoría, es recuperar la conexión con el cuerpo social, volver a las calles, hacer el trabajo territorial que se tiene abandonado, y asumir con humildad que el resultado seguirá siendo incierto con miras a las futuras elecciones, pero al menos se tendrá la certeza de haber hecho el mejor esfuerzo por recuperar con dignidad el respeto de la ciudadanía.

2016 EL AÑO QUE VIVIMOS EN PELIGRO

Los eventos que hemos vivido durante este año 2016, ratifican en forma indesmentible  nuestra condición de ciudadanos de un mundo globalizado.  Eventos sociales, económicos o políticos que ocurren a miles de kilómetros de distancia, impactan en nuestra vida cotidiana de manera alarmante. La elección de Donald Trump como el presidente número 45 en los Estados Unidos, nos muestra como la economía de un pequeño país del extremo sur puede verse afectada por decisiones tomadas muy lejos de nuestros hogares. La votación mayoritaria de los trabajadores norteamericanos de raza blanca, que le dio la victoria a Trump, impacta en millones  de trabajadores chilenos que cotizan en las AFP, que ven hundirse sus ahorros, con pérdidas millonarias.
No somos inmunes a los errores cometidos por otros.
Existe incertidumbre mundial respecto a un cierto sesgo proteccionista en lo económico y xenofóbico en lo migratorio, que tendría el electo presidente Trump. Sólo el tiempo nos dirá cuanto de su discurso estridente, se transforma en políticas concretas en la gran nación del norte.
Nuestra política interna no es ajena a estos avatares. Decisiones de inversión de una empresa criolla, pero que tiene domicilio legal en las Islas Vírgenes británicas, ponen en jaque al sempiterno candidato de la derecha a las elecciones presidenciales del 2017. Nuevamente la faceta de inversor bursátil del ex Presidente Piñera, le pasa cuenta en su carrera política. Fue cubierto en detalle esta situación por los medios Radio Bío-Bío y el diario electrónico El Mostrador. De inmediato fue trending topic, en la red social Twitter, y de ahí saltó a los medios escritos y a la TV.
En un medio como el nuestro donde las empresas propietarias de los medios de comunicación y de las empresas encuestadoras, marcan la pauta noticiosa, vimos con humor los esfuerzos de los medios vinculados a la derecha económica, para tirar “cortina de humo”, sobre estos aspectos de la vida del inversor-candidato. Primero literalmente, al dar cobertura exagerada a los incendios que afectaban a distintas localidades de la zona central. Y luego entrando de lleno en la farándula, con una cobertura inusitada de la detención de un personajillo de la TV local que estafó a medio mundo, y luego se fugó a Rumania.
Aun así, el candidato Piñera inició una baja en su adhesión, en la primera encuesta CADEM donde se midió el impacto. Pese a que no se consultó por las inversiones en paraísos fiscales, que es hoy por hoy, el tema más candente de ese caso.
Son tiempos muy difíciles para tratar de re encantar a los electores, la ciudadanía está más preocupada de llegar a fin de mes, y de cómo enfrentar los gastos de navidad y de fin de año, que de decidir quién conducirá a Chile desde el 2018.
El gobierno de la presidenta Bachelet, ha tenido que lidiar con sucesivos chascarros, y errores no forzados, asimismo, la coalición gobernante. La Nueva Mayoría prácticamente desde la fallida inscripción de las primarias municipales en el SERVEL, no ha dejado de estar en las portadas de los diarios, por diferencias intestinas, ventiladas públicamente. Todo lo anterior agravado por el magro resultado en la elección municipal, donde debió conformarse con derrotar a la derecha en elección de concejales, con 7% de diferencia a favor.
Entrando el fin de año, la designación de los nuevos integrantes del gabinete, debiera ser la oportunidad de cerrar filas, y apretar el paso, para concluir la agenda de gobierno. Está claro que las transformaciones iniciadas con la gratuidad educacional, el fin del binominal, la reforma tributaria. Y lo que será la propuesta de nueva constitución para Chile, constituyen hitos, que junto a la despenalización del aborto en tres causales, y el fin del reemplazo en huelga, ponen al gobierno de la Presidenta Bachelet entre los gobiernos que mayores cambios ha impulsado en la sociedad chilena.
Cuanto de esta transformación se traducirá en apoyo electoral para consolidar esta senda?, está por verse, ya la historia reciente demostró que incluso concluyendo una administración con altas tasas de aprobación (Bachelet uno y gobierno de Piñera), no se garantiza el éxito electoral de la coalición del mismo signo.
El clima político está tensionado por las denuncias que impactan al candidato de la derecha, y el fin de año sorprenderá a los actores políticos en medio de las definiciones de candidaturas para las presidenciales del cada vez más cercano 2017.
Qué podemos hacer nosotros? Salir de la apatía, romper el círculo vicioso de la desafección, el desinterés y la abstención, tomar partido, jugársela por una opción, y luego acompañarla en las urnas. Lo peor que podemos hacer por nosotros mismos y por nuestros seres queridos es dejar que otros decidan.
Recuerden a nuestros amigos gringos, lamentándose y marchando por las calles, en contra del electo presidente billonario Donald Trump, y recuérdense a Ustedes mismos, votando el 2009 por otro  candidato millonario, y todos  lamentándonos después.