miércoles, 21 de abril de 2010

DÍA DE SOL EN MAGALLANES

Si vinieran hoy a Punta Arenas se encontrarían con un maravilloso día de sol. Un día luminoso y brillante, bastante engañador porque el termómetro marca solo 9 grados celcius, osea está frío. Pero es uno de los días en que la temperatura se siente agradable en Magallanes, y dan ganas de andar al aire libre, caminar rápido, sintiendo el aire en la cara, poniendo roja la nariz, desordenando el pelo. En esta época es bueno andar con un gorrito de lana, y una bufanda, salvan mucho, y no cuesta nada quitárselos al entrar a las tiendas o museos. Para nuestros hermanos del norte de Chile (todo lo que está de Puerto Montt para allá), les recuerdo que en nuestra región todos los ambientes están calefaccionados, gracias a nuestros recursos de gas natural. Iglesias, colegios, museos, y toda clase de establecimientos comerciales, cuentan con el cálido recurso, y por tanto la temperatura al interior de las casas y edificios, es sumamente tibia. Tanto que en muchos casos, obliga a quitarse hasta el chaleco, y quedarse en camisa, mientras afuera nieva. Ese es solamente uno de los muchos contrastes que se encuentran aquí.

Cielos de un celeste profundo, árboles con forma de cono de helado, un mar intensamente azul atrapado entre estrechos canales, pequeñas bahías, fiordos, miles de islas, es sólo un retazo de un paisaje inagotable. La experiencia de recorrer la patagonia te brinda una sensación de libertad y de pureza, que solo la he sentido en el desierto de Atacama. No se divisan letreros publicitarios, postes de alumbrado público, antenas de TV o de celular. Mirando la pradera interminable hasta el horizonte, fácilmente se puede imaginar como sería todo cien años atrás. De hecho es fácil imaginar los mismos sitios poblados de numerosos árboles, frondosos bosques de Lengas y Ñirres, que producto de la llegada de los colonos fueron "despejados" para liberar terreno para la ganadería. !Horror! dirán muchos personajes el día de hoy, pero si algo he aprendido de la historia, es que jamás se debe juzgar con nuestra cosmovisión y valores, a los hombres y mujeres del pasado. Estos parajes en el fin del mundo demuestran que el ser humano puede sobrevivir en cualquier latitud. Impresiona las fotografías de Martín Gusinde, un cura alemán, que se dedicó a estudiar y tratar de salvar a las últimas familias kaweskar que quedaban en nuestro territorio a fines del siglo XIX. Impacta ver que vivían casi desnudos, y  buceaban en las gélidas aguas sin sufrir ningún trastorno. Se puede cuestionar por supuesto, que otros europeos llevados por un supuesto interés científico, llevaron a Francia, y exhibieron en un "museo vivo" de París, a familias de kaweskar, que seguramente fueron vistos con gran deleite por los "avanzados" franceses. La obra de Gusinde es muy importante por haber tratado de algún modo de rescatar lo poco que iba quedando, ya a esa época. Mirar sus rostros en las fotos, estremece, se divisa una tristeza profunda en sus ojos, un miedo, que nos avergüenza y nos compromete.

Es que se puede hacer un lindo y emotivo discurso acerca de este tema, pero sin producir grandes cambios en nuestra posición ante la vida, después de todo son pueblos que desaparecieron en la noche de los tiempos. Sin embargo, de lo que se trata no es de tener una posición romántica acerca de lo que no pudo ser, sino acerca de lo que puede ser hoy día. De lo que hacemos hoy para cuidar nuestro entorno, para no depredar hoy nuestros espacios naturales, para adoptar una posición de respeto hacia nuestros pueblos originarios.

Después de todo, la gracia que tiene este territorio tan distante, es precisamente su riqueza natural, su belleza paisajística, y cómo hemos aprendido a relacionarnos con nuestro entorno, a ratos salvaje y peligroso. No se viaja 20 mil kilómetros sólo para visitar la casa de uno de los pioneros que se enriqueció en Magallanes, se busca atrapar aunque sea por un instante la magia  de un lugar no tocado por la mano de hombre, el sueño de llegar a una pequeña isla donde nunca antes pisó el pié del hombre. 

De vuelta del recorrido diurno, siempre se puede encontrar el calor de un buen fuego, y disfrutar de la mesa magallánica, mirando el Estrecho de Magallanes,  que nos protege del mar abierto tumba de muchos soñadores y navegantes de todas las latitudes.





martes, 20 de abril de 2010

MUCHO RUIDO Y POCAS NUECES



A propósito de la comedia de enredos que protagonizaron dos de las promisorias figuras de la oposición, los comentaristas, opinólogos y periodistas a sueldo de la derecha, han aprovechado de festinar sin tapujos. Es que la oportunidad era demasiado buena para perderla, y los mismos que estaban llamados a suceder a los viejos carcamales de los partidos PS y PPD, se vieron envueltos en una voragine generada por sus propias palabras, y vanidad desmedida . Sobre exposición mediante, los ahora devenidos en "rostros" televisivos, vieron naufragar su intento por alzarse con la conducción partidaria, y de paso dejaron en incómoda posición a sus patrocinantes o padrinos políticos, que aunque parezca increíble eran los mismos viejos tercios que desde la década del 60 han jugado roles de alguna importancia en la política chilena. Sí aunque Usted no lo crea, a estas promisorias y casi lozanas figuras, las sostenía una red de peces gordos, llamados por algunos "varones", y que en jerga política, refiere a quienes detentaron el poder durante los 20 años de la Concertación. Osea, quienes han sido repudiados como responsables de la derrota electoral, por sus añejas prácticas clientelares, son los mismos que promueven a quienes los reemplazarán. Un "gatopardismo" a todo ritmo, y sin ningún escrúpulo.


Pero, como las cosas nunca o casi nunca suceden como se planean, lo que no estaba en los cálculos de los viejos gerontes PS-PPD, era el factor emocional, no por nada perdieron, carecen en absoluto de la llamada inteligencia emocional, y así como no trepidaron en intervenir y de algún modo manipular al matrimonio de líderes políticos, para que fungieran de conductores de la "renovación generacional", tampoco se interesaron mucho cuando la joven pareja, como obvio resultado, terminó abruptamente su relación, bajo la atenta mirada de los medios derechistas.

Déjeme que me ría, al recordar los encendidos discursos destacando la necesidad de renovación, y de cambiar los "rostros", si es así como pretende hacerlo la "gerontocracia" concertacionista, el resultado será obvio, y veremos resucitar a jóvenes como ese ingenuo y tierno Andrés Zaldívar, recientemente asumido como Senador de la República.

Pero la culpa no es del chancho. Las nuevas generaciones de la concertación, han sido demasiado obsecuentes con una cierta forma de hacer las cosas, que ahora todos critican, pero en su minuto permitió a estos mismos "jóvenes rostros" asumir como diputados o senadores, o ministros de estado, sin concursos ni sorteos. Ahora que corresponde asumir las responsabilidades, todos se hacen los lesos, y de pronto por arte de birbiloque se pretende encontrar una nueva conducción, pero manteniendo todo como antes. Porque los gerontes ya nos han notificado que estarán "acompañando" en todo momento el proceso.

En resumen, mucho ruido y pocas nueces en la renovación de liderazgos en la concerta.



UN MUNDO FELIZ

La realidad actual en Chile, nos trae recuerdos de aquél libro que leímos tiempo ha, "Un mundo feliz" del gran Aldous Huxley. Aquí como en el libro se puede apreciar la existencia de "hombres alfa", "hombres beta". Los hombres alfa de Chile serían la huestes de numerarios, supernumerarios y demases, todos con su correspondiente post grado en universidades extranjeras, y egresados de la ponti cato, que hoy habitan las oficinas ministeriales y reparticiones del aparato estatal. En el nuevo Chile, los hombres beta serían el resto de los mortales, que estaríamos encargados de trabajar sin chistar, sin cuestionar, sin preguntar. Los que tenemos que sudarla a morir, ojalá las 24 horas del día y los siete días de la semana, en una jornada de trabajo sin fin, y con alegría, entusiasmo, coraje, empuje y tesón, ojalá sin cobrar horas extras.

En la nueva forma de gobernar, los trabajadores y sus dirigentes están relegados a un segundo o tercer plano, todos trabajamos para un gran supermercadista, para un retailer, ya no somos trabajadores sino "colaboradores", no hay que perder nunca la sonrisa, numerosas cámaras están registrando minuto a minuto lo que pasa en tu trabajo. No hay que perder el ánimo, seguir empujando, hay que levantar Chile, y cualquier sacrificio vale la pena. Aunque en el camino vayan quedando nuestras aspiraciones, nuestros derechos, y nuestra dignidad.

En este nuevo mundo feliz, todos vamos a ser "emprendedores", todos vamos a ser pymes, vamos a ser empresarios, vamos a gestionar nuestro propio negocio, vamos a saber del mercado de valores, de exenciones a utilidades reinvertidas, a beneficios tributarios para las donaciones. En el nuevo Chile, no habrá más Mideplán, será reemplazado por un directorio de ejecutivos de grandes empresas, quienes definirán los cursos de acción, no se requerirá la ley de presupuestos, porque vamos a gastarnos todos los ahorros en hacer todo lo que había antes, mejor, y en más corto tiempo. Chile ya no necesitará velar por los recursos futuros, todo se financiará con una teletón permanente, donde todos seremos solidarios, y entregaremos no sólo un pequeño aporte, sino que seguiremos la orientación de consejeros de la Obra, que nos animarán a entregar todo el sueldo. Así seguro que nos estaremos santificando en nuestro oficio.

Cada día que pasa vemos con agradecimiento como nos ha cambiado la vida, los valores, los gustos, en este nuevo Chile. Ojalá que todo esto no se acabe en cuatro años, porque como dice la Isabel Parra "Pasaron volando Michelle", y queremos seguir todos como protagonistas de nuestro propio "reality", uno que no se acabe nunca.