domingo, 27 de junio de 2021

OJO CON LAS PROMESAS DE CAMPAÑA

 

OJO CON LAS PROMESAS DE CAMPAÑA

                                              El próximo domingo 4 de julio de 2021, quedará escrito con letras mayúsculas en la historia de Chile. Es el momento en que se dará inicio formalmente a las sesiones de la Convención Constituyente. Una instancia esperada por muchos, durante gran parte de su vida, y que pondrá fin a la carta fundamental originada en 1980, durante la dictadura cívico-militar. En aquella ocasión, el texto fue redactado por un grupo de juristas, y de destacados abogados, afines al régimen. No hubo asomo alguno de discusión, ni participación ciudadana. El texto final, fue sometido a un plebiscito, que no contó con padrones electorales, ni posibilidad de discusión pública. Tampoco hubo franjas de propaganda en lo medios, donde se diera a conocer las opciones que se sometían a votación. Como resulta obvio, la opción favorable a la constitución del régimen, fue aprobada por una amplísima mayoría. “El resultado oficial fue de 4 204 879 votos para la opción «Sí» (67,04 %) y 1 893 420 votos para la opción «No» (30,19 %)” (El Mercurio,11.09.1973). Además de reemplazar a la Constitución de 1925, el resultado del plebiscito permitió al tirano Pinochet asumir como presidente de Chile, cargo en el que se mantuvo hasta el 11 de marzo de 1990.

                                           No pretendo aquí narrar los largos años que tuvieron que pasar hasta llegar a este momento. Sólo reafirmar, que con el esfuerzo y el sacrificio de tantos y tantas, hemos construido este país. Y no ha sido nada fácil, como lo atestiguarán los mayores. Nuestro pueblo ha madurado, y enfrenta el desafío de darse un nuevo ordenamiento, un nuevo contrato social. No serán los mas vociferantes, ni los más iluminados, quienes decidirán nuestro futuro. Lo haremos todos y todas, asegurando la adecuada representación de todas las voces.  Son tiempos de cambio, que sin duda generan temores e incertidumbre, y es deber de quienes ejercen cargos de representación popular, disipar esos temores, aclarar y despejar las dudas. En la construcción del nuevo Chile, no hay espacio ni para la lógica del temor, ni para la lógica del odio. Ya  vivimos esa etapa, y no hay vida posible allí. Necesitamos hoy mas que nunca, recuperar el diálogo y el entendimiento. Será por medio de la conversación, por medio del encuentro, que la Convención constituyente cumplirá con su tarea. No es posible hacerlo de otro modo.

                                     Esto no significa negar las diferencias, negar la contraposición de intereses, la legítima existencia del disenso. Es reconocer su existencia . Reconocer que al pueblo de Chile, no lo representa una única voz, un discurso único, mucho menos, una única ideología política, una doctrina económica, o una sola estructura social. Nuestro país es diverso, y el debate constituyente, debe reflejar esa diversidad de voces. Pero también, debe reflejar nuestras distintas cosmovisiones culturales, nuestra forma de mirar el mundo, de habitar el entorno.  En el tiempo que nos toca vivir, se abren múltiples oportunidades, muchos caminos hacia el futuro, y todos y cada uno de nosotros, todas las personas, tenemos el deber de hacer nuestro mejor esfuerzo. Tenemos una obligación, no sólo con nuestros hijos e hijas a quienes amamos, sino también con esas generaciones del mañana, que van a vivir en el Chile que nosotros daremos forma.

                                                             Aunque parezca increíble, cuando el centro de todo, debiera ser la discusión constituyente. Iniciamos nuevamente un proceso de elecciones. Con un calendario electoral, hecho con la lógica de los incumbentes, y no del que va a votar. Parece que estamos siempre en elecciones, y no terminan de contarse unos votos, y ya se inicia otra campaña. Muchas personas me han comentado, lo agotadas que están, de estar yendo una y otra vez a votar. Parece un contrasentido, lo mucho que no costó recuperar este derecho, para llegar a esta seguidilla de eventos sin fin.  

                                                            Es de esperar, que esta acumulación de votaciones y elecciones, no nos haga caer en la confusión y el error. Debemos tener mas atención que nunca, ante la multiplicación de ofertas, ante el verdadero desenfreno de promesas de campaña.  Algunos, falta que ofrezcan el secreto de la eterna juventud, poco les falta ya. Si hasta promocionan pastillas anti covid, que no las conocen, porque no las han inventado, ni siquiera en China, pero en Recoleta, son grito y plata. Dicen que sirven hasta para la caída del cabello. Así de folclórica se está poniendo la campaña presidencial, y eso que hasta ahora están compitiendo sólo los varones, candidatos de la derecha y los de la izquierda mas extrema.

                                             Falta aun se formalice la candidatura única del progresismo. Pese al tiempo transcurrido, la centro izquierda aun no resuelve quienes concurrirán a una primaria convencional, que decida la candidatura que representará al sector. Ya que la actual presidenta del senado, y virtual candidata de la DC, la senadora Provoste, no ha accedido hasta ahora a la invitación de medirse en primarias. El tiempo se acaba, el plazo para inscribir candidaturas presidenciales, vence el 23 de agosto, por lo que cualquier dilación en este plano, se interpreta como una negativa a ir a primarias. Hasta el momento, la candidata del socialismo democrático, Paula Narváez ha continuado su despliegue por regiones, con el apoyo del PS, el PPD, el Partido Liberal, e independientes reunidos en “Nuevo Trato”. Por su parte el partido Radical, también ha expresado su deseo de competir en una  primaria de la centro izquierda.

                                           Mientras los extremos del espectro político, por la izquierda y la derecha, tienen una definición de candidatura única en ciernes, el sector que por resultados electorales, es mayoría en Chile, sigue esperando por la decisión de uno de los partidos. El camino propio, y las aventuras personales, conducen al fracaso electoral. Esa es una lección aprendida duramente, por lo sucedido el año 2017, una derrota del progresismo, que castigó a Chile, con el pésimo gobierno que tenemos.  El camino propio termina siendo  dañino para salud.  No es sólo un nombre en la papeleta, es una alternativa que haga viables,  las transformaciones que el pueblo exige, y que construya con estabilidad, el progreso que todos anhelamos.

Ernesto Sepúlveda Tornero

domingo, 20 de junio de 2021

¿NARVAEZ VERSUS BORIC?

 

                        Esta semana el diputado Gabriel Boric, el ex líder estudiantil de 2011, y referente del Frente Amplio, lanzó su campaña para llegar a La Moneda. El joven político magallánico se enfrentará en primarias al candidato comunista Daniel Jadue, en lo que será una medición entre el centenario partido de izquierda, y un movimiento político, que aspira a reemplazarlo. Cuando se esperaría un debate de ideas, confrontar proyectos de futuro, lo que mas sale en la prensa, son las declaraciones o frases, que irritan o polarizan. Nuestro coterráneo, ha sido valiente, ha enfrentado el desafío de renovar el discurso, de tratar de refrescar los viejos debates, pero enfrenta a la tradición histórica de la izquierda. Aquella que no sólo no se renovó, sino que sigue anclada en los años de la guerra fría. Aquella que, en una falsa lealtad a sus principios, se niega a condenar las violaciones a los DDHH, cuando se producen en regímenes, con los que simpatizan. En una ironía del destino, la primera vez que la izquierda por sí sola, aspira a la mas alta magistratura, lo hace con su versión más conservadora. En ese contexto, parte de las propuestas de Gabriel Boric, lo distinguen con ventaja de su contrincante. Sin embargo, como pudimos apreciar en la disputa por la gobernación metropolitana, una parte significativa del Frente Amplio, no se diferencia sustantivamente, del partido comunista.

                                    En retrospectiva, el error del PC/FA de excluir de su primaria al centro izquierda, produjo un daño inmediato a la calidad del debate democrático. La contraposición de proyectos políticos, hubiera enriquecido una disputa presidencial, que la izquierda conservadora, intenta llevar una y otra vez, al pasado. Teniendo la oportunidad de aportar las mejores ideas de futuro, el debate instalado, es sobre el período de recuperación democrática. De algún modo, la que fue durante 20 años, la “izquierda extraparlamentaria”, intenta ajustar cuentas con la historia, en un ejercicio estéril e improducente. Lo que Chile espera de sus liderazgos, es que le muestren expectativas de futuro, no que sigan mirando un pasado, que no interpreta a la población común y corriente.

                                        Estamos ad portas del inicio de la convención constituyente, son tiempos de esperanzas, de buscar entre todos, la forma de mejorar nuestras vidas. El Chile que viene va a requerir de un liderazgo, capaz de conducir las transformaciones que debemos hacer, y que debe asegurar que lo haremos en paz y estabilidad. En lo personal, creo que es la centro izquierda, la que asegura que estos avances, puedan concretarse.

                                    No es tiempo de aventuras personales, ni de caminos propios. El progresismo debe zanjar a la brevedad, quien lo representará en las elecciones de noviembre. Pasó el tiempo de las decisiones entre cuatro paredes. El 2017 se abortaron las primarias del sector, y se entronizó sin concurso ni sorteo a un candidato, que en segunda vuelta fue barrido por el candidato de la derecha. Es mucho lo que se juega en noviembre, para estar dependiendo de encuestas truchas, conocidamente usadas como propaganda política.  Nadie ha pagado costo político alguno por el desastre de 2017, y ahora nos acercamos peligrosamente al mismo escenario.

                                                  La candidata del socialismo democrático, Paula Narváez, es la que tiene mejor chance de captar el voto de la izquierda en segunda vuelta.  Los resultados electorales del Partido Socialista en concejales, alcaldes, gobernadores regionales y en convencionales constituyentes, demuestran su adhesión popular. Pero este respaldo debe ratificarse en una primaria, donde sean las personas quienes decidan, quien representará al sector en noviembre. Debe efectuarse una primaria convencional, y no puede dilatarse más la decisión de la falange.

                                               Reitero desde acá mi felicitación a nuestro joven político magallánico Gabriel Boric, desde luego yo no participo de su primaria, pero me gustaría mucho verlo en noviembre, enfrentando a Paula Narváez, la candidata de la centro izquierda. Sería bueno para el proceso político chileno, que se pudiera debatir estos dos proyectos políticos. Con ideas de futuro, mirando el Chile de los próximos 50 años, y no mirando los años 60’, y un pasado que ya nadie puede alterar.

Ernesto Sepúlveda Tornero

 

domingo, 13 de junio de 2021

UN RESULTADO MEMORABLE

 

                                Este domingo, terminó la inédita elección de gobernadores regionales. La autoridad que, por primera vez en nuestra historia republicana, va a dirigir los destinos de cada territorio del país. Una nueva jornada de votaciones, ejemplar, desde el punto de vista del procedimiento, y del control impecable de nuestro Servicio Electoral. Creo que es y debe ser un motivo de orgullo para todo Chile, que da prueba una vez más de su eficiencia y transparencia. Lo que no tiene nada de ejemplar, es la magra participación ciudadana. Concurrieron a votar una cifra cercana a los 2 millones y medio electores. Considerando que se votaba en 13 regiones del país, el  padrón involucraba a unos 13 millones de personas, los votantes no alcanzan al 20% del padrón.  Un dato que debe poner en el tapete, la reposición del voto obligatorio. Es un compromiso que las precandidaturas presidenciales, debieran asumir. Que más personas tomen las decisiones y no menos.

                               Con los resultados de este domingo, se instala un nuevo escenario político. Es la ratificación de que los vecinos y vecinas, los pobladores de cada territorio del país, ha optado por candidatos de la centro izquierda, para dirigir las gobernaciones regionales. De las 16 regiones del país, 13 regiones eligieron a candidatos (as), del pacto Unidad constituyente, y dos del pacto FA/PC. Sólo una región, la región de la Araucanía será dirigida por un gobernador de los partidos de derecha.

                               La elección del gobernador metropolitano, que el centralismo enfermizo, transformó en el foco de todos los medios, finalmente terminó con el triunfo del candidato Orrego de Unidad constituyente, militante DC.   El partido de la falange, dado por muerto, por los sectores extremos, conquistó 4 de las gobernaciones regionales. La campaña metropolitana concentró los esfuerzos de todas las figuras mediáticas de ambos patos, gran despliegue en medios tradicionales y en redes sociales.  Lo que no puede dejar de mencionarse, es la agresividad, las descalificaciones, e incluso las mentiras, usados como elemento de campaña. Un discurso que apelaba a incitar el resentimiento, no se abandonó, ni siquiera en el discurso de despedida de la candidata derrotada. Expresiones que apelan al origen social, a las condiciones económicas, instalan en la discusión pública una dinámica de enfrentamiento.

                              La exacerbación de las diferencias, la apelación a argumentos propios de la dinámica política de los años 60’, es un recurso al cual ha recurrido un sector de la izquierda. Y la ciudadanía lo ha rechazado. El resultado de la elección, fue un rotundo apoyo a quienes encarnan el proyecto de la centro izquierda. La población de las regiones del país, están por realizar las transformaciones sociales, que Chile necesita, pero con estabilidad. La derecha también fue derrotada con claridad.

                               El tiempo que viene, es de mucha responsabilidad. Los tiempos no son para el triunfalismo, el fantasma del populismo anda suelto, y muchas personas han caído fácilmente, en sus discursos altisonantes. La construcción de una alternativa de gobierno, que ofrecer al país, requiere generar unidad de las fuerzas progresistas. Unidad con contenido. Unidad de forma y de fondo. El proyecto que transformó Chile en los 90’ y en los 2000, y que puede volver a transformarlo, es la centro izquierda.  Debemos trabajar denodadamente por aliviar los dolores y el sufrimiento actual de nuestro pueblo. Eso se hace promoviendo y aprobando las iniciativas legales, que establecen beneficios para sectores vulnerables y pymes. Al mismo tiempo, debemos hacernos cargo, del llamado de los electores de Chile. Debemos generar la instancia democrática y participativa, que decida la candidatura presidencial, que va a encabezar, nuestro proyecto político, social y económico. Esa instancia es una primaria convencional, que se vote en cada localidad del país.

                               En este momento de victoria de las fuerzas progresistas, celebrar con tranquilidad, dar el beso a los hijos, y ya mañana, levantarse con renovado brío, a hacer lo que hay que hacer.

Ernesto Sepúlveda Tornero

domingo, 6 de junio de 2021

LOS VOTANTES DEL PLEBISCITO

                                                El próximo domingo 13 de junio, se efectuará en 13 regiones del país, la segunda vuelta de las elecciones de gobernadores regionales. En las votaciones efectuadas el 15 y 16 de mayo, sólo en tres regiones, hubo vencedores en primera vuelta, ya que se requería superar el 40% de los votos. Eso lo consiguió Jorge Flíes en la región de Magallanes, Andrea Macías en Aysén, y Rodrigo Mundaca en Valparaíso. Estas tres primeras gobernaciones fueron para candidatos de la oposición al gobierno. De las regiones en que se votará el próximo domingo, en 12 de ellas competirá un representante del pacto de Centro izquierda “Unidad Constituyente”, con un representante del pacto de gobierno, “Chile vamos”. En tanto en la región metropolitana, competirá el candidato Orrego, por “Unidad constituyente”, y la candidata Oliva, del pacto del FA y PC.

                                               En las elecciones de 15 y 16 de mayo, concurrieron menos electores, que en las del plebiscito de 25 de octubre de 2020. En medio de la parte mas aguda de la pandemia, con gran parte del país confinado, no existe encuesta o estudio de opinión, que pueda predecir medianamente el comportamiento de los electores. En ese sentido, el estudio que ha revelado esta semana, el Servel junto a la PUC, arroja luces sobre lo que ha estado sucediendo con el electorado. Es un análisis de los participantes en el plebiscito de octubre de 2020. A continuación, haremos una síntesis, para que cada quien haga sus pronósticos.

                                               El padrón electoral de Chile, hoy asciende a 14.796.197 electores, de estos, fueron a votar en el plebiscito un poco más de 7 millones y medio de personas, una participación de 50,76%. De estos electores, el 52,4% fueron mujeres, un valor en torno a tres millones novecientos mil votantes. En tanto, la votación de hombres representó un 49% con poco más de 3 millones 500 mil votantes. Las mujeres son más en el padrón electoral, una diferencia de 300 mil inscripciones, pero ahora también, están votando más. Consideremos datos de participación electoral por sexo, comparado con su respectivo padrón. En elecciones municipales de 2012, la participación de mujeres fue de 45,5% y hombres 40,2%, participación que aumenta en un 8% promedio para elecciones presidenciales de 2013. Recordemos que en dichas elecciones participaba por segunda vez, Michelle Bachelet. Se aprecia un aumento de la votación en mujeres a 52,3% y en hombres a 45,8%. Se produce una baja ostensible en la participación para municipales de 2016, con una caída promedio de 15%. Esta caída se revierte en parte para elecciones presidenciales de 2017, donde aumenta un 12%, llegando a 49,6% en mujeres y 43,4% en hombres.  Comparando la presidencial de 2017 con el plebiscito de 2020, en este se produce un incremento de la participación electoral de un 3% en mujeres y 6% en hombres.

                                               Considerando la edad de los electores, del informe del Servel, se aprecia que hubo un incremento en la participación electoral de los más jóvenes, comparando la presidencial de 2017 y el plebiscito de 2020. Los aumentos van desde un 1% de incremento para el tramo de 45 a 49 años, hasta un 21% de aumento para el tramo de 18 a 24 años. El tramo de aumentos más significativos va desde los 18 años hasta los 34 años, con aumentos entre 15 y 20% en la participación electoral. Para el plebiscito de 2020, se produce por primera vez, una reducción en la participación de votantes del padrón mas adulto. Se aprecia disminuciones que van desde el tramo de 50 a 54 años con un 2%, a la disminución mayor que se da para 75 a 79 años con un 18% de disminución.

                                               A nivel regional, sólo 6 regiones aumentan su participación electoral, comparando la presidencial de 2017 y el plebiscito de 2020. Estos aumentos van desde el 3% de aumento de Magallanes y Tarapacá, al 8% de aumento de Antofagasta. Las otras 3 regiones que aumentan en % intermedios, son Atacama, Valparaíso y la Metropolitana.

                                               Otros datos que aporta el estudio Servel. Se verificó que 1.271.143 personas que votaron en el plebiscito, no habían votado en 2013 y 2017. El 55% de ellos tienen entre 26 y 37 años, y residen principalmente en Viña del Mar y Puente Alto. En tanto, se comprueba que 1.333.616 personas que habían votado en 2013 y 2017, no concurrieron a votar en el plebiscito. Tienen edad promedio 63 años, y residen principalmente en Maipú, La Florida y Viña del Mar.

                                               Los datos anteriores, nos dan una luz de esperanza, principalmente por el aumento de la votación de los segmentos más jóvenes de la población. Se comprueba que la instancia del plebiscito se entendió transversalmente, como muy importante.  La reducción de la participación del padrón más adulto, se explica por las medidas de autocuidado, propias de la pandemia. Otro dato esperanzador, es el aumento del % de votación de jóvenes de comunas, con más alto índice de población vulnerable. El estudio solo indica comunas de la región metropolitana, es positivo que La Pintana y Puente Alto, mejoren la votación de jóvenes, en comparación de mismos segmentos etarios, de comunas acomodadas como Vitacura o Huechuraba. Lo anterior, porque en votaciones anteriores, el contraste era chocante, entre altísima participación de comunas del sector alto, versus comunas de estratos populares.

                                            No tenemos aún el mismo análisis sobre la votación de 15 y 16 de mayo, pero desde ya se aprecia una disminución de 9% en la participación, lo que se tradujo en 1.353.332 personas que fueron a votar en el plebiscito, y no lo hicieron en la elección de gobernadores, convencionales y alcaldes. Una señal de alerta para la sociedad toda, y que pone en el tapete, nuevamente la necesidad de reponer el voto obligatorio. En un país inmerso en la discusión más importante de su historia, donde se ha instalado con fuerza la idea, de que el estado debe garantizar derechos sociales universales. Resulta de justicia absoluta, que se exija como mínima retribución y compromiso con la sociedad democrática. El concurrir a votar en las elecciones populares.  

                                               La participación de jóvenes, debe ir de la mano de la apertura de espacios en las directivas de los partidos, y en las listas parlamentarias a militantes y candidatos jóvenes. Un ejemplo a destacar es el Partido socialista, que no solo fue el primero, hace 10 años, en establecer paridad en sus cargos directivos, sino que también tiene una “cuota joven”, que aplica discriminación positiva para promover los cuadros mas jóvenes. De esa camada salió la alcaldesa electa de Quinta Normal, Karina Delfino, y el convencional constituyente electo, Cesar Valenzuela. Ambos líderes de la revolución pingüina de 2006, donde partió todo.

Ernesto Sepúlveda Tornero.