domingo, 29 de marzo de 2020

BUEN JUICIO PARA SOBREVIVIR



Cuando tuvimos como región la oportunidad de generar acá en nuestra tierra, el Plan de zonas extremas, hubo muchos agoreros, que decían que los proyectos no servían para nada. Que iban a ser puros elefantes blancos. Que los habían impuesto desde la capital. La realidad fue muy distinta, debimos convencer a muchos de que en Magallanes, sí podíamos desarrollar ciencia de primer nivel. Que de verdad se justificaba, contar con una super carretera virtual de fibra óptica. Que la ciencia antártica, iba a instalarnos a nivel global como la verdadera puerta de entrada al continente blanco.

              Pese a la reticencia en los ministerios inversores, e incluso en la propia SUBDERE, respecto a iniciativas como el Centro de Investigación y docente asistencial de la UMAG (CADI UMAG), se logró sacarlas adelante. Es cierto, era difícil de explicar todo lo que se pensaba realizar en este centro científico, con sus áreas de Biomedicina, Biología molecular y centro docente asistencial.  Una visión y conducción preclara, en la intendencia regional, logró concretar la iniciativa que ha hermanado a la UMAG con la Pontificia Universidad Católica de Chile. El centro no sólo se diseñó, sino que también se construyó durante la administración anterior. Siendo inaugurado a mediados del 2018. El año pasado fue anfitrión de una pléyade de científicos, top mundial, del área del clima, y cambio climático.Como parte de las actividades preliminares del foro APEC sobre cambio climático, que se realizaría en Chile, y terminó desarrollándose en España.

              Pero sin lugar a dudas, la mejor noticia sobre el CADI UMAG, la tuvimos esta semana, con el anuncio de que uno de sus modernos  laboratorios, sería redestinado de su función de investigación, a la de realización de los test del covid 19. El laboratorio  es el único equipado en la región para hacer examen a nivel genético del virus (PCR) . Esto permitirá el diagnóstico precoz y reducir los tiempos de espera de pacientes, que se han sometido al test del Coronavirus. Hasta hoy había que esperar que los resultados los enviarán desde Santiago.

              Otra iniciativa, que demuestra lo acertada de las inversiones del Plan de zonas extremas, es el término de la construcción, y la entrega  a uso, de la mayor infraestructura de Fibra Óptica construida en el Cono Sur. La Fibra Óptica Austral, que unió con un cable de Fibra óptica, por trazado submarino, un tramo de 3,500 kms. Desde Puerto Montt a Puerto Williams. Esta super carretera virtual, permite transportar enormes cargas de datos, a la misma velocidad, de navegación de las ciudades del centro del país. Este proyecto terminado y entregado a las operadoras de telecomunicaciones, para que inicien su conexión, se encuentra listo para su uso. Se echa de menos una actuación más enérgica de la autoridad regional, para exigir a las operadoras privadas la conexión, ya que a esta fecha, sólo está conectada Claro, restando las operadoras Movistar y Entel.

              A la luz, de los recientes hechos, derivados de las instrucciones para prevenir el contagio de Covid19, y donde todos los escolares y estudiantes universitarios deben estudiar a distancia, a través de la red. Y también considerando que muchas empresas han optado por el teletrabajo. La carga de datos, que se vuelca simultáneamente a la red de Internet, ha  representado un cambio en los hábitos de consumo de los hogares.      Ahora el consumo se mantiene alto durante todo el día, con incrementos en las horas nocturnas. En Magallanes, necesitamos mejorar nuestra velocidad de navegación y transporte de datos, y para eso el estado invirtió 100 M$ USD para construir la infraestructura de Fibra Óptica Austral. Ahora es una exigencia vital, el que todas las operadoras de telecomunicaciones se conecten, a esta super carretera virtual.

Las circunstancias excepcionales que nos ha tocado vivir, representan lo que será el gran desafío de vida o muerte del presente siglo. La enfermedad ha sido implacable, incluso en los países mas poderosos del planeta. En Chile, también la estamos sufriendo. Estas circunstancias extremas, ponen en tensión no sólo a los gobiernos, a los servicios de salud, o a las empresas. También, y en forma inevitable a las personas y a las relaciones interpersonales. Qué efectos produce el encierro, en pequeños espacios, de grupos familiares completos?, qué cambios experimentaran las relaciones de pareja, las relaciones de amistad, sometidas a esta prueba de aislamiento social?

Hasta el día de hoy, existen muchas personas, que se niegan a asumir que la vida como la conocíamos ha cambiado. Los vemos saliendo con la misma frecuencia de compras, haciendo vida social. Paseando como si fueran vacaciones. Incluso algunos ligados al poder político, iniciando campaña en los medios. Como si no entendieran que sus electores luchan por conservar la vida. Algo tan simple como quedarse en casa, se ha vuelto insoportable para algunos.  Periódicamente sale alguien en redes sociales, amenazando que cuando todo esto termine, saldrá  con mas fuerza a la calle a romperlo todo. La templanza, la moderación en los juicios, está ausente, sigue estando ausente, reina el que chilla, el que  reacciona en contra de las cajeras del supermercado, en contra del que cobra el parquímetro.

Si algún político cree que va a cosechar apoyo electoral, en esta crisis, está profundamente equivocado. No es el momento de las campañas electorales. Es tiempo de generosidad, de altruismo. Ese que tiene el personal de salud, que sabiendo claramente los riesgos de su labor, continúa sirviendo a los demás. El altruismo de los trabajadores de a cadena de abastecimientos, de quienes están en la industria de alimentos, sin los cuales, no podríamos sobrevivir en el austro.

Un muy reputado intelectual, entrevistado en el diario La Tercera este fin de semana, el historiador Yuval Harari, decía respecto a cómo enfrentar la crisis mundial del Coronavirus: “Para hacer frente a la crisis, necesitamos que toda la población coopere, por lo que debemos abandonar la política de división y adoptar la política de solidaridad.”

Ernesto Sepúlveda Tornero


domingo, 22 de marzo de 2020

LA ORDEN DEL DIA: RESPONSABILIDAD



              El tiempo que nos toca vivir, no tiene parangón. La inmediatez en las comunicaciones, que nos permiten saber lo que pasa en todas partes, en tiempo real. La facilidad y costo asequible del transporte, aún a los lugares mas recónditos, nos ha convertido en verdaderos vecinos de la aldea global. Esta misma cercanía y facilidad de desplazamiento, ha permitido que el Coronavirus, llegara a Puerto Williams, muy distante de su origen en  Wuhan, China. Escenas de dolor indescriptible, por los miles de fallecidos se vivieron en China, y se han vivido en España e Italia, quizás los lugares mas golpeados. Un familiar me contaba que en algunos pueblos de Lombardía, los féretros hacen fila varias cuadras, esperando ser enterrados en el cementerio que no da abasto.

              En Chile, hasta hace un par de semanas atrás, nadie se preocupaba del Covid19, el Coronavirus. Nos ha costado asumir la realidad, la crudeza de esta verdadera amenaza a nuestra existencia. Estimaciones del ministerio de salud, en un escenario más negativo, cifran en varios miles de víctimas fatales en Chile. Algo que muchos aún se niegan a aceptar. Se ha dicho en todos los tonos, que para cuidar nuestra vida y la de nuestros seres queridos, debemos cumplir las siguientes Indicaciones: Quedarse en casa; no dar la mano ni saludos de beso; guardar distancia mínima de un metro; lavarse las manos con agua y jabón con frecuencia; estornudar tapándose la boca con el antebrazo. Aún así, hasta hace unos días atrás, se veía en distintas ciudades gente saliendo a divertirse, como si estuviera de vacaciones. Esto mismo pasó hace un par de meses atrás en Italia, y hoy los jóvenes entierran a sus padres y abuelos. El actuar inconsciente se da en todas partes. En Chile, personas diagnosticadas con Coronavirus, abordaron aviones, y buses, atravesando el país, y reuniéndose con decenas de personas. Esto ha obligado a adoptar crecientemente, medidas mas restrictivas. La declaración del estado de excepción constitucional, de Catástrofe, obliga a todos, incluso a los mas remolones, a tomarse en serio esta crisis.

Hoy sabemos como ha afectado a la economía de otros países, el Coronavirus, el primer sector en caer fue el sector turismo. Balnearios tradicionales de la Riviera Maya, se encuentran desiertos, y varias cadenas de hoteles declarándose en quiebra. Las líneas aéreas, incluso las más importantes, están pidiendo ayuda a sus países, para evitar la bancarrota y el despido de cientos de miles de trabajadores.

No es momento de discursos de campaña, ni de fotos de candidatos. No es tiempo de sacar ventajas infames de los errores del gobierno. Sin duda, que esta administración ha cometido errores en todas las áreas, pero en el momento que vivimos, tenemos la obligación de acatar y respaldar las medidas sanitarias y de orden público que se han adoptado. De pronto nos llenamos de expertos en temas pulmonares,  todos difunden en la TV sus recetas infalibles. Ha habido quienes enseñan a preparar alcohol gel casero, con el riesgo grave para la salud de las personas, y el riesgo enorme de incendio. No es momento de ponerse originales, hay que acatar las instrucciones, y salvar la vida.

No seremos inmunes al impacto económico de la crisis. Tal vez tengamos suerte y no seamos infectados por el Coronavirus, pero el riesgo de la pérdida del empleo es alto. Que escasee el dinero, en tiempos de crisis, agrava mas aun la propia crisis. El país requiere que se mantengan los ingresos, un nivel mínimo de consumo de las personas, para que la actividad comercial, la industria, el transporte.

Las medidas anunciadas extraordinariamente por el ministro de Hacienda, van en el sentido correcto. Sin embargo es urgente que se incluya, un plan de rescate que permita mantener las fuentes de trabajo. Que las personas puedan guardar cuarentena en sus casas, y conservar sus empleos, y el pago de sus remuneraciones. No sólo para la micro y pequeña empresa. Los trabajadores chilenos, no pueden pagar la crisis económica, no puede ser responsables de lo imprevisto e imprevisible. Ningún empleador puede mantener los pagos de sus trabajadores, sin percibir ingresos. Debe generarse un plan integral que permita mantener, al menos por 90  días a la planilla completa de trabajadores.

Nos vamos a gastar casi 4 puntos del PIB en las medidas anunciadas por el gobierno, podemos hacer más para defender a los trabajadores y sus fuentes de trabajo. En la crisis bancaria del 82’, el estado  desembolsó el equivalente a un 35% del PIB. No sólo se puede, sino que se debe hacer un esfuerzo mayor para salvar a  mas de 9 millones de trabajadores.

La banca privada también debe hacer un aporte a la recuperación de la economía de los hogares. Con los recursos de todos fueron rescatados de la debacle de los años ochenta, y luego se han desarrollado y crecido, gracias a las acciones compradas con los fondos de pensiones. Es de toda justicia, que lancen un plan de rescate de hogares y empresas, hace falta mayor proactividad.

Sin duda que hay mucho trabajo por delante. Por de pronto, todos quienes puedan trabajar a distancia, deben hacerlo, existen las plataformas informáticas que lo permiten. Otros serán los trabajos indispensables para asegurar el abastecimiento de alimentos, medicamentos, combustible, y otros servicios de primera necesidad, que deberán seguir funcionando con turnos extraordinarios. Para que el grueso de la población se mantenga en cuarentena total en sus casas, existen servicios de primera necesidad que deberán seguir funcionando, así como los que aseguran la conectividad y el transporte de suministros y alimentos.

Los trabajadores necesitan conservar sus empleos para poder cuidar y proteger a sus familias. Mas allá de consignas y panfletos, son los trabajadores y trabajadoras los creadores de toda riqueza, y debe valorarse su aporte al desarrollo de la región y del país. Este esfuerzo colectivo para salir adelante, exige a todas las autoridades el compromiso y la voluntad, de resolver los problemas, de ser flexibles y proactivos para evitar escollos y burocracias.

La orden del día, es actuar con responsabilidad, quedarnos en casa, y trabajar de todas las formas posibles, para que podamos cantar victoria, para que podamos seguir viviendo.


domingo, 15 de marzo de 2020

POR LA VIDA




La situación que vive nuestro país, a propósito de la pandemia del Coronavirus, nos sorprende en medio de un clima de crispación social, pocas veces visto.  El riesgo de contagio es real, los casos se multiplican con rapidez, en países con mejor infraestructura sanitaria que Chile. Al comienzo, algunos sugirieron que era un invento del gobierno para sacar a la gente de las calles. A ese extremo se ha llegado en el descrédito y la desconfianza. Nos ha llegado esta prueba de coraje, de responsabilidad, de disciplina, a todos nosotros, sin excepción. La enfermedad, así como la muerte, no distingue colores políticos, ni los centavos acumulados. En tiempos en que algunos, que no vivieron el horror, dicen que “la alegría nunca llegó”, y que esto no es democracia, viene el COVID19, y nos pone a todos en el mismo saco.

Qué mejor aprendizaje de vida, que estar obligados a enfrentar todos juntos, un peligro que amenaza a quienes más amamos. De pronto resultan fútiles hasta las consignas más encendidas. No es que todo lo avanzado desde octubre, haya que desecharlo. Por el contrario, creo que Chile necesitaba  recuperar un sentido de unidad, que ninguna corriente política, representa. Un sentido de pertenencia a una comunidad, que se alcanza, no desde el odio, desde el resentimiento, sino desde el amor.

En estos días partió a los cielos, luego de una larga y pacífica despedida, el  Padre Mariano Puga, llamado “El cura obrero”, por una vida de entrega a los más humildes y desposeídos. Escuchar sus últimas entrevistas, es un obsequio en estos días. “Chile despertó de la somnolencia en la que estaba. Ahora podemos ser verdaderamente un pueblo, donde los hermanos de norte abracen a sus hermanos del sur, donde se abrace al hermano mapuche, al de las minorías sexuales. Donde el hermano desvalido abrace a su hermano poderoso”. Una vida pletórica en enseñanzas, en ejemplos, haciendo carne las enseñanzas de Jesús.

Si la aldea completa está amenazada por el fuego, seguiremos disputando quien de la tribu, está mas preparado para dirigir? O nos pondremos  juntos a defender lo que nos pertenece a todos? . Chile no va a volver a ser el mismo, no volveremos atrás en el tiempo. Si tenemos esperanza de un futuro mejor, tenemos que ponernos manos a la obra, sin distinciones de ningún tipo.

Vamos a cuidarnos y a cuidar del otro. No existe otra salida. La vida nos enseña eso, una vez más, somos una gran familia. Disfuncional a veces, pero seguimos perteneciendo a la misma especie, habitando un mismo territorio, compartiendo sueños, ricos, diversos. No existen atajos para que la vida sea mas fácil, tampoco para alcanzar los grandes objetivos, las grandes metas como sociedad. Quien diga lo contrario, está mintiendo. No es una asonada callejera, ni mucho menos un cuartelazo, lo que solucionará nuestros problemas. Necesitamos con urgencia, volver a mirarnos, así como nos vio el Padre Mariano, no como ángeles, ni como santos, ni siquiera como miembros de una misma iglesia. Vernos como hermanos, que compartimos y compartiremos un mismo destino.

Tenemos un gran desafío por delante, es inmediato, urgente. Adoptar todas las medidas necesarias para prevenir el contagio del Coronavirus. No es momento de sacar pequeñas ventajas políticas. Ni de Sacar réditos del enésimo error ministerial, o del millonésimo chascarro presidencial. Es el momento del verdadero patriotismo, amor por el pueblo, conciencia de clase, o espíritu cristiano, como quieran llamarle.
Debemos concentrar todas nuestras fuerzas en controlar la pandemia. Es el momento de la verdadera unidad social y política de Chile, para defender la vida. No es el momento de enfrentar posiciones, es momento de tomar decisiones con seriedad  y responsabilidad. Postergar el plebiscito constitucional desde el 26 de abril, a octubre de 2020, es una decisión que debemos tomar en conjunto como sociedad, para enfrentar todos juntos el Coronavirus.

Si logramos librar con éxito esta batalla, estaremos preparados para construir un mejor Chile. Sólo con un baño de amor por los otros, de solidaridad y de confianza, podremos sentar las bases de una nueva convivencia.

La felicidad, finalmente es el verdadero objetivo de nuestras vidas. No hay dinero que la compre, ni candidato que la garantice.  Estoy convencido, que velando ahora por el bienestar de nuestros seres queridos, protegiendo a nuestros compañeros de trabajo, a nuestros trabajadores,  a nuestros jefes, estaremos aportando esa cuota de generosidad, de altruismo, que Chile necesita, para re encontrarse con lo mejor de sí mismo.

Ernesto Sepúlveda Tornero


domingo, 8 de marzo de 2020

VAMOS AL PLEBISCITO



Nos acercamos con rapidez a lo que sin lugar a dudas, va a ser uno de los hitos mas importante del presente siglo en Chile. El plebiscito donde resolveremos si queremos una nueva constitución, nacida en democracia. Es, como lo hemos venido diciendo semana a semana, probablemente el acto de mayor importancia en el que nos tocará participar como ciudadanos.

Sin embargo, da la impresión de que algunas personas se niegan a reconocer la magnitud de este paso. Se puede apreciar en redes sociales, y también en algunos medios de prensa, quienes tienen el foco puesto por un lado en los desmanes y actos vandálicos. Que constituyen un residuo no deseado de las manifestaciones sociales, pacíficas, y transversales que han ocurrido en todo Chile. Y por otro lado, quienes tienen el foco puesto en los excesos cometidos por una policía militarizada, que ha cometido violaciones sistemáticas a los derechos humanos.

El estallido social de octubre de 2019, para algunos constituye una verdadera rebelión popular, una especie de asalto al poder, de las fuerzas populares no representadas por ningún partido. Para quienes creen esto, la violencia, la destrucción y el vandalismo, se explicaría por las condiciones de desigualdad existentes.  

Parte de la oposición política aparece capturada por un discurso ochentero, que pretende justificar el uso de todos las formas de lucha, como fue en el combate a la dictadura. Desde luego, existe un grupo, afortunadamente reducido, que justifica hasta los ataques a iglesias, a cementerios y a monumentos.

Esta dinámica, enfrenta a los extremos. Un incipiente movimiento de corte fascista, incluso aparece en desfiles de la campaña del rechazo. Sujetos premunidos de cascos, garrotes y manoplas. Portando banderas tan lejanas al ideal patrio, como las viejas banderas confederadas. Nos referimos a las que representaban al Sur de Estados Unidos en su guerra civil. Hoy es símbolo de los supremacistas blancos, y del racismo.

Numerosas personalidades políticas, han intentado llamar a la calma, a la moderación, a la paz. Como requisito para efectuar un plebiscito, y un eventual proceso constituyente ejemplar. Al menos dos cartas se han publicitado ampliamente. Una de ellas suscrita por figuras, de la extinta concertación de partidos por la democracia. Luego otra suscrita por figuras también de oposición, en que tratan de marcar distancia con la anterior, a la que tildan de “elitista”.

Es así, como quienes han dedicado su vida a la política, que hoy  tienen su credibilidad por los suelos, han desperdiciado la oportunidad, de recuperar algo de la confianza pública. El momento de la unidad, de hacer gestos concretos por el bien de todo Chile, se desperdicia, en pequeñas rencillas, de quien de ellos verdaderamente representa al pueblo.

Y esa es la gran interrogante que debemos responder. El Servicio eletoral,  ha informado que se encuentran habilitados para votar, 14 millones 753 mil personas. Es imprescindible incrementar la participación electoral. Es muy posible que la impopularidad del gobierno y de todo el sistema político, provenga también de la baja participación. Hace  dos años efectuamos elecciones presidenciales y parlamentarias, en noviembre de 2017 en que votaron sólo  6 millones de personas, menos del 50% del electorado.

El desinterés en la democracia, el poco aprecio por las instituciones, no sólo es por falta de educación cívica, es por falta de formación valórica, es una falta también de las familias. Dejar a terceros que se encarguen de la cosa pública, la privatización de las decisiones que afectan a la sociedad toda, está entre otros muchos factores, en la génesis del descontento social.

A quien podemos culpar, si el reconocimiento de derechos sociales, requiere participación electoral, y esta no se produce? Estamos en un escenario favorable al nacimiento de liderazgos populistas, de derecha y de izquierda. El populismo induce a pensar a las personas de que existen atajos para resolver los problemas. Es una trampa de la que son presa fácil los mas necesitados, los mas desesperados, y las personas con menor capital cultural. Osea, los más pobres.

Por lo anterior, grupos radicalizados de derecha e izquierda defienden el uso de la fuerza, el recurso a la violencia. Sea, como una supuesta expresión de descontento social. Donde se justifica  los saqueos, la destrucción de mobiliario urbano, el ataque a iglesias y cementerios, culpando a la rabia por la desigualdad. O sea, como fuerza y violencia ejercida sobre individuos, justificando incluso las violaciones a los derechos humanos, cuando esta fuerza proviene de la fuerza pública. Y también recientemente, de grupos de choque fascistas.

El único modo que tenemos los ciudadanos comunes y silvestres, es ejercer nuestro derecho a voto. Nuestro derecho a dar nuestra opinión. La defensa de lo que hemos construido, entre todos, como sociedad, nos corresponde también a todos. No a un grupo de iluminados, ni tampoco a las figuras de siempre en la política.  Los ciudadanos podemos y debemos rechazar a los grupos extremos, que pretenden sacar provecho, de la destrucción y el caos. Aislar a esos individuos es imprescindible para que podamos efectuar un plebiscito masivo y pacífico.

Con compromiso y trabajo, podemos tener  justicia social,  paz y crecimiento económico, que nos lleve al desarrollo.

domingo, 1 de marzo de 2020

UN CORAZÓN QUE ESCUCHA




En el mundo antiguo, el paradigma del rey sabio,  es el rey Salomón, aquel hijo del rey David, cuyo reinado fue conocido por su riqueza y magnificencia. Hasta la reina de Saba, admiró las maravillas exhibidas en las calles de Jerusalén, obra de Salomón. En el texto bíblico, libro de Reyes, capítulo 3, versículos del 1 al 15, se relata que el joven Salomón, que tendría unos 22 años, tuvo en sueños, un encuentro con Dios.  Aquella noche el Señor se apareció en sueños a Salomón, y le dijo: pídeme lo que deseas que te dé”. Ante esta oportunidad única y maravillosa, Salomón responde: “Concede pues a tu siervo un lev shomea ( un corazón atento, un corazón que escucha) para juzgar a tu pueblo y discernir entre el bien y el mal".

 Ante esta petición, el texto bíblico consigna que la respuesta del Señor fue: “Te concedo pues, un corazón sabio e inteligente, como no ha habido antes de ti ni surgirá otro igual después de ti..."

Y qué relación tiene el rey Salomón con nosotros en Chile. Conversando con una hermana mía, que es religiosa, me hizo el comentario de esta frase “Dame un Lev Shomea”, dame un corazón que escucha. La relación con nuestra situación en Chile, resulta evidente Cuantos de nosotros desde el denominado “Estallido social”, no hemos hecho sino reafirmar nuestros juicios, nuestras convicciones, aunque se basen en evidencias erróneas o inexistentes. Cuantos hemos preferido repetir las consignas de nuestro círculo social, de nuestro entorno, que darnos tiempo de escuchar con el corazón.

Un corazón atento para juzgar a tu pueblo y discernir entre el bien y el mal. Cuanto de esto le ha faltado a nuestros gobernantes. Al presidente, a los parlamentarios de lado y lado, y a todos los que ejercen el poder económico y social.

Cuanto de esta escucha debemos activar en nuestro circulo inmediato con nuestra familia y amigos. Encerrados en ghetos, entre cuatro paredes, con toda clase de medidas de seguridad. Más preocupados de cuidar los objetos materiales que nuestra propia felicidad.

La insatisfacción, la rabia y la impotencia, que sienten millones de compatriotas a lo largo y ancho de Chile, no se aplaca dando rienda suelta a los instintos primarios, a la violencia, a la destrucción. Mientras más se destroza el mobiliario urbano, la infraestructura básica de la ciudad, destinada a servir a todos por igual. Más se destroza ese frágil tejido que nos une a moros y cristianos, a frailes y a jueces, a soldados y a obreros, a estudiantes y oficinistas, a pescadores y arrieros.

Dame un LEV SHOMEA, un corazón que escucha. No sólo el clamor de los que salen a la calle todos los viernes a manifestar su descontento. Sino también, y en forma especial el murmullo, la voz callada, de los ocho millones de trabajadores que siguen cumpliendo con sus labores, para que el resto pueda hacer su vida normal. Tener un corazón que escucha, también significa escuchar a todos. No sólo a los que me aplauden, sino que con el mayor interés a los que piensan distinto.

De seguro que no ha surgido otro corazón sabio e inteligente como el del rey Salomón. Tal vez lo nuestro sea sólo el escuchar. Vivimos en los confines del planeta, tratando de remontar una cuesta demasiado larga y demasiado empinada para hacerla solos. Qué oportunidad más propicia tenemos ahora, ni más ni menos, que poder decidir todos juntos nuestro rumbo futuro. Es el momento de escuchar, el momento de comprender.

Si escuchas a alguien pidiendo paz, no le juzgues en demasía. Pedir paz no es transigir frente a la injusticia, o renunciar ante el malvado. Pedir paz, es buscar el espacio para que podamos escucharnos.

De ningún edificio en llamas, estación de metro destruida, ni comercio vandalizado, va a surgir la solución de nuestros problemas. El enfrentamiento callejero  no altera en lo más mínimo el funcionamiento del complejo financiero que controla el planeta. Lo de verdad revolucionario, lo que de verdad va a conmover las entrañas de la sociedad, es la determinación, la decisión de las grandes mayorías, que en forma pacífica se va a pronunciar en el plebiscito del 26 de abril.

Dame un corazón que escucha, dame un LEV SHOMEA.


Ernesto Sepúlveda Tornero

Lunes, 2 de marzo de 2020.-