domingo, 27 de octubre de 2019

EL DERECHO DE VIVIR EN PAZ




Amigos y amigas.

La semana pasada se dio inicio a una movilización social histórica en Chile. Histórica porque constituyen las manifestaciones más masivas desde el triunfo del NO, en octubre de 1988. Así se ha consignado en todos los medios. Que la marcha efectuada el viernes 25 de octubre, fue la más grande de todas las realizadas anteriormente. Ha destacado lo pacifico, festivo y alegre de estas marchas. En el caso de Magallanes, con la concurrencia de familias completas.

Un gobierno atrapado en la trampa de sus propias palabras, paralizado, sin signos de reacción. Dio paso, después de la mega marcha, a un presidente tratando de retomar el control. Haciendo distintos gestos hacia la ciudadanía movilizada: Disculpas por errores pasados; reconocimiento de la legitimidad de las protestas; petición de renuncia a gabinete; disposición a modificar la denominada “agenda social”, que había presentado días antes a algunos partidos políticos.

La legitimidad, el fundamento, y el clamor mayoritario en las calles, es contra la desigualdad, contra el abuso, contra los sueldos y pensiones miserables, contra la postergación. Pero no es excluyente, el catálogo de reivindicaciones sociales, es muy extenso. Incluye el reclamo por el cambio de la constitución; reducción de privilegios a los más ricos; el agua como un derecho; No más AFP; seguro universal de salud; educación pública; transporte público. Y un largo etcétera.

Sin lugar a dudas, lo que ha resonado con más fuerza, ha sido el reclamo por una nueva constitución para Chile. Un tema que se abordó en el segundo gobierno de la presidenta Bachelet. Se efectuaron encuentros locales en todo el país, con participación directa de más de 200 mil personas. Se sistematizó las propuestas de la gente, y se confeccionó un proyecto de ley que reformaría la constitución para la realización de un plebiscito. En esa instancia se resolvería por el voto popular, si sería el congreso nacional, una comisión de expertos o una asamblea constituyente, la que sancionaría la nueva constitución.

Eso ocurrió el 2017, hace escasos dos años. El proceso fue torpedeado sistemáticamente por los políticos conservadores de derecha y centro izquierda. Se decía que poco menos, se iba a alterar la estabilidad democrática. El gran empresariado, y las cadenas de medios de comunicación afines, repetían con insistencia, que esos no eran los problemas que importaban a la gente, que era algo que le interesaba solo a los políticos.

Con la llegada de la actual administración, el proceso se paralizó. Se desechó la idea de continuar con la tramitación legislativa de proyecto de gobierno anterior.

Que el reclamo por una nueva constitución, este presente ahora, en todas las movilizaciones sociales, es prueba fehaciente, de que no son ni los partidos políticos, ni mucho menos el gobierno, quien lo impulsa. Claramente no es del gusto de los políticos tradicionales. Reconocer que es el pueblo el origen y destino, de toda la organización política, implica para muchos de los que han detentado granjerías y privilegios,  la aceptación implícita, a que sea el pueblo como poder constituyente originario, el que determine una nueva forma de organización.

Los políticos de uno y otro lado, no vieron venir esta marea. Ya no sirven los alegatos a la estabilidad política, a la paz social, al ambiente de necesario para los negocios, la amenaza de quiebre de empresas y pérdida de empleos. Lo que millones de personas han dicho, y siguen aún hoy día diciendo, con fuerza y claridad, es que la paz social que teníamos, era una burbuja. Que se apretó demasiado la tuerca para mantener el sistema productivo funcionando, a bajo costo, y el hilo del perno se cortó, y la tuera ya no aprieta y gira en banda.

Somos un pueblo pacífico, gustamos de vivir en paz, junto a nuestras familias. Casi el 90% de quienes vivimos en Chile, decimos que la familia es lo más importante. Que nos preocupa el brindarles protección, el darles bienestar. De ahí que lo que más nos preocupa es el empleo, la salud, la delincuencia, la educación.

Grandes compañías dedicadas a la comunicación estratégica y al marketing electoral, diseñaron la campaña presidencial que triunfó el 2017. Se explotó hasta la saciedad los temores. La pérdida del empleo, el quiebre de empresas, el aumento de la delincuencia, la inseguridad. Se difundió información falsa, para vincular a la alianza de centro izquierda con el Chavismo, y con la dictadura venezolana. Se prometió un paraíso de crecimiento económico, mejores ingresos, mayor seguridad, y un sinnúmero de otras ofertas de campaña, cubriendo todo el espectro de necesidades de la ciudadanía.

El candidato que utilizó esa estrategia electoral, venció holgadamente las elecciones presidenciales. Ganó y por un amplio margen, en todas las regiones del país, menos en Aysén y Magallanes.

Si volvemos a revisar las peticiones, demandas o reivindicaciones, del movimiento social, que se ha desplegado en todo el país, apreciamos con facilidad que cubren todas las áreas, donde el actual presidente hizo propuestas, que no se cumplieron. En muchos casos, ni siquiera han formado parte de los proyectos de ley presentados al congreso.

Si las cosas hubiesen seguido como siempre, como han sido desde el retorno a la democracia. La molestia habría sido el combustible para echar a andar de nuevo a la vieja oposición política. Y de ahí a armarse de paciencia hasta el fin de este gobierno en dos años más. Pero algo cambió. Las personas que se volcaron a las calles en todo el país, protestan en contra del gobierno, pero también en contra todo el sistema político y económico. No persiguen apoyar a un candidato en específico, sino que apuntan a cambios más profundos que una simple elección.

Por lo anterior, es que los sucesivos anuncios presidenciales, no han logrado sofocar la movilización social. Tampoco lo ha hecho, la represión sistemática de protestas pacíficas, golpizas, balaceras, con resultado de muertos y heridos graves.

Las personas que he visto en las marchas por todo el país, son en su mayoría  menores de 30 años. Son una generación que nació en libertad, nació en democracia. No tiene los temores ni los recuerdos macabros, de la generación que tuvo que enfrentar la dictadura. Por lo mismo son personas que nadie va a poder someter por la fuerza, ni con la represión. Esto aún no lo comprenden las autoridades.

Somos un país de paz. Es nuestro orgullo y nuestro privilegio. Para que esta paz, que tanto nos costó conquistar, vaya acompañada de grados crecientes de igualdad, se va a requerir esfuerzos consistentes y concretos, para un dialogo amplio de toda la ciudadanía. Es una tarea de valorización de la vida cívica, se trata de reconstituir los lazos que nos unen en sociedad. Es algo que va más allá del cambio de gobierno.

Debemos entender, que el sistema donde las decisiones las tomaban unos pocos incumbentes, ya no existe más. Que la legitimidad de nuestra democracia se juega en la participación masiva, también en los procesos eleccionarios. Ejercer nuestros derechos políticos, lleva consigo cumplir con nuestros deberes cívicos también.

El voto obligatorio, la presentación por el ejecutivo de proyecto de plebiscito para una asamblea constituyente, retirar proyecto de reforma tributaria, separar incremento del pilar solidario del proyecto de pensiones, patrocinar el proyecto de las 40 horas. Son sólo algunos mínimos imprescindibles. No es lo suficiente, es lo mínimo.

La sanción ejemplar a quienes han violado los DDHH durante el estado de emergencia, es tan importante como condenar la violencia, que un puñado de delincuentes trató de instalar sin éxito en la protesta social.

Desconozco si la protesta social, se va a detener sólo tomando estas decisiones.

El inicio de encuentros ciudadanos, de cabildos, son fundamentales para dar cauce al torrente de peticiones, y demandas sociales. La sociedad civil los puede realizar de inmediato, más allá de los mecanismos institucionales que se establezcan, para discutir una nueva constitución.

Amigos y amigas, de octubre de 1988, a octubre de 2019, hemos avanzado bastante como país. Pero como sociedad, unos han ido más rápido y más lejos que otros que se han quedado retrasados, o se han detenido. Es una deuda grande de la que tenemos que hacernos cargo.

Soy Ernesto Sepúlveda, y espero que nos dejen vivir en paz, que podamos decidir nuestro propio destino, sin armas apuntando, con nuestras legítimas diferencias, pero unidos en el sueño de un mundo mejor.

 Punta Arenas, lunes 28 de octubre 2019.-



domingo, 20 de octubre de 2019

VIENTOS DE FURIA



Amigos y amigas:

Los eventos se iniciaron  en Santiago, con jornadas de protesta de los alumnos del Instituto Nacional por el alza de la tarifa del Metro. Durante un par de días cientos de estudiantes secundarios se coordinaron para ingresar a las estaciones, evadiendo el pago. Con el hashtag #EvasiónTodoElDía inundaron las redes sociales. A poco andar el movimiento se viralizó. Se masificó, y se descontroló. De saltarse el torniquete de acceso, se pasó derechamente a la destrucción de los mismos, y de las puertas de acceso, cuando se encontraban cerradas.

La reacción de las autoridades de gobierno siguió en la misma línea ya conocida. Primero el ministro de hacienda, a propósito del alza de los productos de primera necesidad en el IPC, recomendaba “ponerse románticos y comprar flores, que estaban mas baratas”. Luego fue el turno del ministro de economía, quien a propósito del alza en el pasaje de metro, aconsejaba madrugar, para aprovechar la tarifa en hora “Valle”.

La vocera de gobierno, fiel a su estilo confrontacional, partió tratando a los estudiantes como delincuentes, descartando que fueran los usuarios del transporte público los molestos. La ministra de transporte salió a explicar como se calcula la tarifa del metro, negando que un alza de $30 pesos afectara  significativamente.

Algo salió mal. Las protestas lejos de disminuir, aumentaron. Lo que parecía ser al inicio una humorada de los secundarios. Se tornó violenta. Para variar pequeños grupos de exaltados se dedicaron a destruir, torniquetes, cámaras, boleterías. La gerencia de Metro, dispuso el cierre de estaciones. Las rejas fueron derribadas, y una masa incontrolable e incontable se precipitó hacia los andenes. Cientos de jóvenes se sentaron con sus piernas colgando en el anden, impidiendo la circulación de trenes.

El día viernes 18, la situación estaba afectado ya a millones de personas en Santiago. La autoridad parecía duditativa, la intendenta de Santiago, Karla Rubilar, supuesta candidata a gobernadora regional. Desaparecida durante toda la jornada. Por todo Chile se extendían protestas, caceroleos, y manifestaciones espontáneas, de descontento.

Lo que ningún político previó, estaba sucediendo. Un verdadero estallido social. Nuestro país, hasta hace poco “oasis de paz” en un continente convulsionado, ahora se unía al concierto, con una violencia inusitada.

Aun llegando a ese punto, ni gobierno ni oposición daban crédito a lo que sus ojos veían. Muchos se debatían entre condenar y adherir a la protesta social. El partido que quedó más descolocado fue la falange. Su acuerdo con el gobierno para aprobar la reintegración en la reforma tributaria, envejeció mal. Su intención de interpelar al ministro del interior, fue interpretada como una farsa. Ya que se anunciaba la tarde del día,  en que con votos DC el ministro lograba aprobar el control de identidad, a niños  desde los 16 años.

Se produjeron  protestas ciudadanas en todo el país, por las alzas en el transporte, en la cuenta de la luz, por las bajas pensiones, el desempleo, y un largo etcétera. La sensación de descontrol se acentuaba con las horas. Al término de la jornada,  el anuncio del ministerio de Transportes que la tarifa no se modificaba, parecía ser el punto final del gobierno sobre el asunto.

Llegada la noche, las protestas se intensificaron por toda la región metropolitana. En la mayoría de los casos, caceroleos, bocinazos, protesta pacífica. En otros casos, pequeños grupos de individuos dedicados a destrozar mobiliario público y atacar las vitrinas de tiendas y farmacias. El Presidente Piñera, celebraba el cumpleaños de uno de sus nietos, en una pizzería del barrio alto. Las imágenes volaron en las redes sociales, y la vocera tuvo que salir a explicar que “era algo humano”, y que había trabajado todo el día. El presidente decide volver a palacio, y al cabo de un rato, se anuncia la dictación de decreto declarando “Estado de emergencia” en la región metropolitana. Se designa al general Iturriaga como jefe de zona, el cual dictamina Toque de queda entre las 22,00 y las 7,00 Hrs Am, y dispone el despliegue de tropas en distintas comunas de la capital. Posteriormente el Presidente anuncia la suspensión del alza de tarifa del metro.

De pronto debíamos ajustar relojes a 1973.

Militares con armamento de guerra, tanquetas, y otros vehículos blindados, patrullando Santiago. No lograron impedir, el saqueo a mansalva de almacenes, tiendas, supermercados. Una turba de lumpen a plena luz de las cámaras de TV que transmitían en vivo, arrastraban por la vereda, enormes cajas con TV, refrigeradores, lavadoras, microondas, y toda clase de artículos robados. No hubo en esos lugares por espacio de horas, presencia policial ni militar.

La imagen de los militares hablando desde La Moneda, y luego el toque de queda, y las patrullas militares en Santiago, luego en Coquimbo y Valparaíso, dieron la vuelta al mundo en espacio de minutos.

Chile anfitrión de la APEC  a fines de mes, y de la COP25 a fines de año, alumno ejemplar del Fondo monetario internacional, y de las agencias acreditadoras de riesgo. Se unía al resto del continente, sumido hace tiempo ya en el conflicto social.

Al termino del fin de semana, se contabilizaba al menos 8 personas fallecidas durante las protestas, algunas de ellas fallecidas dentro de locales incendiados por el lúmpen. Otros producto de heridas de bala.
Que nos pasó? De pronto varios empezaron a ver la luz. Que la gente está aburrida de los abusos, de la injusticia social, de los bajos sueldos. La desigualdad, los privilegios para unos pocos. Grandes magnates como Andrónico Luksic, de pronto le encontraban razón a la gente para estar enojada. Hasta la congregación de los Hermanos Franciscanos, advierten del profundo abismo que separa a los mas favorecidos de los que poco y nada tienen. La Fundación para la Superación de la pobreza dijo lo suyo, y también algunos destacados y respetados economistas como don  Ricardo French Davis,  que ya lo venía diciendo desde los años 90.

En resumen, somos un país con pies de barro. Mientras una parte está viviendo con el estándar de Nueva York, la inmensa mayoría sobrevive con un salario escuálido o una pensión miserable.

Pero esto no es nada nuevo en política. Lo nuevo es que hasta en la cuna del capitalismo, se considera superado que el único objetivo de la empresa sea maximizar las utilidades. Una suerte de capitalismo atenuado, es propuesto por los dueños de las mas grandes fortunas del mundo. Quienes están en la cúspide de lucro y de la acumulación de capital, se han dado cuenta que el crecimiento infinito es una fabula. Que el cambio climático, el bienestar de la comunidad, y en especial de sus propios trabajadores, son fundamentales para seguir existiendo como empresas.

Para variar, en Chile esas voces llegan tarde. La clase política, y la élite empresarial, aun están desprestigiadas por los sucesivos casos de financiamiento irregular de campañas, por colusión de precios, evasión tributaria.

Es el momento de apelar a la ciudadanía. Un nuevo pacto social debe ser suscrito. Unos le llamaran nueva constitución, otros dirán que debe ser por asamblea constituyente. Lo claro es que el destino de nuestra patria no puede decidirla una puñado de personas. Debe reponerse en forma urgente la obligatoriedad del voto. Más de 14 millones de personas están habilitadas para votar. Ellos son quienes deben decidir nuestro modelo de desarrollo, el tipo de sociedad en la que queremos vivir. Nadie ya tiene la hegemonía de la verdad, ni de la legitimidad. La única forma de detener el estallido social, es abriendo las válvulas.

Así como por arte de magia, alguien abrió las compuertas y liberó el agua de Río Aconcagua, el que hoy vuelve a ver agua en su caudal. Así mismo debemos abrir las compuertas de la participación, para que fluya el manantial que surte y alimenta nuestra democracia.

Ni los saqueos, ni los robos, ni la destrucción de bienes públicos o propiedad privada, son propios de nuestra convivencia democrática, no se debe titubear en la condena y sanción al lumpen responsable.
Estamos viviendo momentos de convulsión social pocas veces vistos en nuestra historia. Es un instante crucial. Los vientos de furia que soplan, y amenazan no dejar títere con cabeza, se alimentan de la ira, del malestar, del resentimiento.

Y no nos hagamos ilusiones, ninguno de nosotros es inocente, o no tiene responsabilidad. El éxito del modelo económico, requirió una fuerte dosis de individualismo, Lo que se fomentó por la sociedad de consumo, como un valor en sí. El logro de  riqueza, como promesa de una día mejor. Ha sido una de las mayores falacias de nuestra historia. Sueldos miserables y pensiones de hambre, no financian una vida de consumismo.  Repensar una alternativa a este modelo, requiere tanto del empresariado, como de los trabajadores, requiere de los políticos también. Pero será nuestra primera tarea, librarnos de los que sólo han servido de lastre en un congreso, de espaldas a la ciudadanía.

Amigos y amigas, soy Ernesto Sepúlveda, y ruego a Dios que seamos capaces de contener a los exaltados, detener al lúmpen que quiere destruir nuestra bella Magallanes, y construir todos juntos la sociedad integrada y en paz que nos merecemos.

Punta Arenas, Lunes 21 de octubre de 2019

domingo, 13 de octubre de 2019

MAGALLANES 2020


Amigas y amigos.

Se acerca a pasos agigantados la elección de gobernadores regionales. Será en octubre de 2020. Las autoridades de gobierno, central o regional, que quieran ser candidatos deberán renunciar durante este mes a sus cargos. A partir de este momento los partidos y coaliciones políticas, tratarán de instalar a sus mejores nombres, pero será la ciudadanía quien va a decidir.

Se contempla la realización en junio de 2020, de primarias,abiertas, legales, y vinculantes, para que los partidos integrantes de un pacto electoral, resuelvan mediante el voto popular, quien será su representante en las elecciones de gobernador regional.

Mucho se ha dicho respecto a las facultades del gobernador regional. Que no son suficientes. Que entrará en conflicto con  el "Delegado presidencial", funcionario designado por el ejecutivo para representarlo en la región, y quien mantendría la facultad de nombrar a los seremis y jefes de servicio.

No cabe duda, que la dualidad en la "¨primera autoridad regional", será fuente de controversias y disputas. El centralismo se ha defendido, dilatando la discusión de materiales necesarias y trascendentales para el desarrollo regional. Contar con una ley de rentas regionales es fundamental, si de veras creemos que las regiones pueden gobernarse a si mismas. La administración del territorio regional, también es una reivindicación de larga data. No se vislumbran razones, para que en peno siglo XXI el estado central, pretenda administrar desde una oficina en Santiago, extensos y distantes territorios. Una mínima racionalidad en el uso de los recursos públicos, lleva a concluir que es mas eficiente y eficaz la administración desde el propio territorio.

La piedra angular del desarrollo la región, está en su Estrategia de Desarrollo Regional. La actualmente vigente es para el período 2010-2020, por lo que nos encontramos ad portas de la definición de la estrategia que nos daremos para los próximos 10 años.

Todos los actores económicos y sociales, de los sectores productivos de la región, deben iniciar la discusión de los nuevos derroteros hacia los que queremos movernos. En este año que tenemos hasta la elección del gobernador regional, debemos generar las instancias de trabajo, para dotar de contenido a la nueva Estrategia de desarrollo. Desde ya será necesario potenciar el despliegue de la capacidad productiva regional, apoyada por una maciza inversión pública en infraestructura.

Los proyectos de infraestructura para conectividad marítima, aérea, terrestre y digital, financiados por el Plan de zonas extremas, deberán continuarse hasta su total ejecución. Asimismo,  deberá retomarse los proyectos abandonados durante la actual administración,

Los sectores productivos que constituyen el eje del crecimiento regional en las últimas dos décadas, deben potenciarse, promoverse y estimularse, incorporando los criterios de sustentabilidad  ambiental, social, y económica.  Debemos asumir con realismo los compromisos suscritos por Chile, en cuanto a la reducción de la dependencia de combustibles fósiles.

Las enormes distancias que nos separan de los principales mercados del mundo, no constituyen obstáculo, para el desarrollo de ciencia  y tecnología. Magallanes cuenta con vastas  fuentes de energía, un clima frío propicio para el enfriamiento natural de los complejos electrónicos, de servidores y data centers. Y Gracias a la Fibra Óptica Austral, la súper carretera virtual. estaremos en condiciones de desarrollar fuertemente un área del todo nueva para la economía regional.

Tenemos desafíos gigantescos, y como región estamos en condiciones inmejorables para alcanzar el desarrollo en la próxima década. Necesitamos continuar construyendo juntos. La cohesión  y la paz social, la convivencia pacífica, la tolerancia que se vive en Magallanes, son tesoros inapreciables. Es un capital que todos debemos cuidar. Somos tierra de inmigrantes, de trabajadores, de emprendedores. 

Soy Ernesto Sepúlveda y en este  nuevo ciclo de cambios que estamos iniciando,   les invito a retomar nuestros sueños e ilusiones,  a poblar de ideas y proyectos nuestras conversaciones cotidianas, y volcar esta energía, esta materia prima, en los encuentros ciudadanos o instancias de participación que tengamos.

Punta Arenas, lunes 14 de octubre de 2019

domingo, 6 de octubre de 2019

5 DE OCTUBRE DE 1988



Amigas y amigos:

Pasamos otro 5 de octubre. En Chile, esta fecha tan significativa y simbólica, no es resaltada ni celebrada suficientemente. Es el día en que se recuerda el triunfo del NO, en el plebiscito de 1988, y el inicio de la denominada “transición a la democracia”.  Es un día trascendente.

Lamentablemente, con una larguísima transición, debimos esperar décadas para ir desmontando el entramado de poder, diseñado para impedir que las mayorías democráticas se expresaran.

El 5 de octubre de 1988, es una fecha que marcó la restitución de la democracia, de la libertad, del respeto a los derechos humanos. El triunfo de un pueblo hastiado de la barbarie, el triunfo de la cultura de la vida, por sobre la cultura de la muerte.

Desconozco por qué en todos estos años, la clase política no ha establecido como un día de celebración nacional,  el 5 de octubre. Se ha establecido días festivos, por las mas diversas razones, pero establecerlo en honor a la recuperación de la democracia, no parece ser suficiente fundamento.

Ha existido un silenciamiento, un ocultamiento de lo que significó para Chile el fin de la dictadura. Fue el inicio del período de mayor crecimiento económico y reducción de la pobreza de toda nuestra historia. El restablecimiento del pleno respeto de los derechos humanos, nos permitió ser admitidos de nuevo en el concierto internacional. Dejamos de  ser un estado paria, como lo fue la Sudáfrica del Apartheid. Nuestros jefes de estado empezaron a ser respetados y recibidos en todo el mundo.

Nuestro país se abrió al mundo, suscribiendo tratados de libre comercio con los principales mercados, lo que permitió aumentar el volumen y el valor de nuestras exportaciones.

Es indudable que el proceso de reconstrucción democrática fue mas prolongado de lo que muchos deseábamos. Pero el largo tiempo, la espera eterna, no desmerece en nada el país que hemos podido construir entre todos.

Falta avanzar en aspectos trascendentales, que implican llegar a  una democracia madura. Se requiere transformaciones que nos permitan reducir la desigualdad, que nos permitan lograr un desarrollo integral. No sólo medido a través del producto per cápita. Hay aprendizajes que debemos incorporar, para dejar de ser sólo vendedores de materias primas.

Muchas veces he pensado, que tal vez por pudor o vergüenza, no se releva de mejor forma el 5 de octubre. Tal vez el entramado económico, que se consolidó en los últimos años de la dictadura, tenga algo que ver. Tantos años transcurridos, y aun hoy se oculta el rol que jugaron cientos de civiles, en los mas altos cargos del ejecutivo. Los ternos y corbatas que planificaron y diseñaron la privatización de las áreas estratégicas de la economía. Aquellos que pasaron de ser altos ejecutivos de empresas estatales, a accionistas y propietarios de las empresas a las que se traspasaron.

En el programa de gobierno de la Concertación de partidos por la democracia, se establecía, no sólo que no se iba a privatizar las empresas estatales, sino que se iba a revisar las privatizaciones efectuadas durante la dictadura.

Nada de eso ocurrió. Se continuó privatizando incluyendo hasta a las empresas de áreas estratégicas.
Qué tipo de sociedad queremos construir en 2019? Desde luego una mucho mas avanzada que la que iniciamos en 1990. El tiempo transcurrido debe permitirnos dejar de una buena vez, las censuras autoimpuestas. No existe ningún riesgo para la seguridad nacional, si revisamos ahora el sistema de pensiones. Incluso si decidimos revisar el sistema de pensiones de las Fuerzas armadas.

Discutir la pertinencia de que exista o no un Tribunal Constitucional, si queremos una nueva constitución por asamblea constituyente, si queremos iniciativa popular de ley o mandato revocatorio. Todo eso lo podemos plantear, incluso discutir ahora, gracias a que hubo un triunfo popular el 5 de octubre de 1988.

No es poco cosa. De hecho es bastante más trascendente para la vida misma, que varias de las efemérides que cuentan con un día festivo en el calendario.

Pertenezco a la generación universitaria que plantó cara a la dictadura, varios de mis compañeros de generación sacrificaron su vida por la libertad y la democracia. También sufrí la represión y la persecución a causa de mis ideas políticas.

Para muchos jóvenes que vivimos intensamente esa lucha, la salida a través de un plebiscito, representaba una salida que favorecía a dictador. Fue difícil de tragar, que se hiciera tantas concesiones a un criminal sanguinario y asesino como Pinochet y sus secuaces.

Finalmente, nos incorporamos masivamente a la campaña por las elecciones libres, y a trabajar por la opción NO en el plebiscito.

En marzo de 1988, me correspondió iniciar mi práctica profesional como profesor de estado en Historia y Geografía en el Liceo A-19 del Cerro Los Placeres de Valparaíso. Aun en dictadura, tuve la dicha, y la complicidad de un profesor guía consciente, para hacer clases de educación cívica. Enseñé a votar a alumnos de cuarto medio, que iban a votar al igual que yo por primera vez en nuestras vidas.

Tenía 21 años, y el recuerdo de varios amigos que ya no estaban. Fue un momento emotivo, un momento esperado largamente. Conquistar la libertad con un lápiz y un papel. Pero también con millones de personas que se atrevieron a salir a las calles a protestar, a exigir “Pan, trabajo, justicia y libertad”.

Al amparo de un teclado anónimo, y arrellanados en la  seguridad y en los privilegios que la economía capitalista da a unos pocos, muchos dicen “La alegría nunca llegó porque faltó esto o aquello”. Para quienes estuvimos ahí, lo sentimos distinto, fue “The war is over”, “The end”. Un estallido de alegría, una dicha infinita, poder disfrutar de la vida con libertad, no tiene comparación. Nada se le iguala.

Por eso además, quienes vivimos y padecimos la dictadura, somos absolutamente contrarios a cualquier régimen que sojuzgue a sus ciudadanos, a cualquier tiranía. Quienes luchamos por la libertad, no podemos traicionar esos ideales, no podemos mancillar la memoria de los que cayeron, para defender gobiernos autoritarios, sean del signo que sean.

Nos falta mucho aun para construir una sociedad mejor, es cierto. Pero la sociedad perfecta no existe, es un mito y a la vez una justificación. Las peores aberraciones de la historia se cometieron con la excusa de construirla. Nuestra aspiración de vivir en una sociedad libre y democrática, debe considerar la diversidad social, cultural y política. La sociedad del mañana la vamos a construir en conjunto o no será.

Los paradigmas de los ochenta cambiaron. La lucha contra el cambio climático, parece opacar los conflictos militares y políticos, que aun hoy día, diezman poblaciones. Pero no sólo ha cambiado para los pueblos que sufren los efectos de estos conflictos. También ha cambiado para los capitanes de la industria, para los grandes consorcios empresariales, que controlan las economías en el mundo. Paulatinamente se van incorporando dentro de los objetivos empresariales aparte de obtener ganancias, que estas se obtengan con respeto de medio ambiente y de las comunidades.

Este cambio cultural, nos va a tomar todo lo que nos queda de vida, a los de mi generación, y  será el nuevo piso mínimo desde el cual partirán nuestros hijos.

Eso es lo que constituyó el 5 de octubre de 1988, el triunfo de un pueblo organizado, que quiso cambiar la sociedad en la que le tocó vivir. Se arriesgó y lo hizo. Se obtuvo un piso mínimo y esencial, ahora se ve insuficiente, se ve mezquino. Pero constituye la base sobre la cual, hoy se puede aspirar al infinito.

Amigas y amigos, Soy Ernesto Sepúlveda, y el 5 de octubre lo celebraré mientras tenga vida, por quienes ya no están, y también por los que vendrán.


Punta Arenas, lunes 7 de octubre de 2019.-